Philippe Sands: “Los británicos no saben que su gobierno deportó a miles de chagosianos”

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En La última colonia (Anagrama, 2023), el abogado internacional Philippe Sands, autor de Calle Este-Oeste Ruta de escape entre otros libros, cuenta su implicación en un caso de descolonización que todavía enfrenta hoy a Mauricio y Reino Unido en los tribunales internacionales. En 1965, cuando Mauricio todavía pertenecía a Reino Unido, los británicos cedieron a Estados Unidos un pequeño archipiélago para crear una base militar, la actual Diego García. Los estadounidenses exigieron que se vaciaran también las islas aledañas. En 1968, Mauricio obtuvo su independencia, pero sin ese archipiélago. Hoy Mauricio todavía no ha podido recuperar esas islas, y miles de sus habitantes autóctonos no han podido volver.

¿Cómo empezó a trabajar para el gobierno de Mauricio? En La última colonia dice que el primer ministro del país había leído su libro sobre Irak y quería que lo representara en un caso contra Reino Unido.

Quería a alguien que no tuviera miedo de denunciar a su propio país. Tengo dos nacionalidades, británica y francesa. En Reino Unido da igual si actúas contra tu propio país; en Francia es algo inaceptable. Actué contra Francia en los años noventa, contra sus tests nucleares, y todavía no me han perdonado. Los británicos son mucho más relajados al respecto. Y tengo la impresión de que España sería más como Francia.

El primer ministro de Mauricio había leído mi libro Lawless world. Making and breaking global rules. A mí me preocupaba que ese libro tan crítico me impidiera trabajar, y ocurrió lo opuesto. Generalmente solicitaron mis servicios países más desfavorecidos. Es muy interesante, al menos en mi experiencia, cómo uno escribe un libro y ese libro tiene efectos inesperados. Lawless world me llevó a La última coloniaCalle Este-Oeste tuvo como consecuencia que el Financial Times me pidiera un artículo sobre Ucrania y el derecho internacional [también publicado en Letras Libres, el 24 de febrero de 2022: “No puede haber impunidad para el crimen de agresión contra Ucrania”] que condujo al debate sobre crear un tribunal especial para juzgar esos crímenes. Es un ejemplo de que las ideas importan.

Sus libros y escritos también sirven como “prueba” en esos casos.

La última colonia se publicó en septiembre de 2022 y el gobierno británico cambió su posición sobre el tema en noviembre de 2022. Al final del libro digo que se estaban produciendo negociaciones. Y están todavía produciéndose y formo parte de ellas. No se me permite hablar de lo que estamos negociando pero no soy pesimista.

Es sorprendente la obstinación del gobierno británico. ¿Por qué se ha negado durante décadas a devolver esos territorios a Mauricio? La isla Diego García, donde se encuentra la base militar estadounidense, tiene un interés geoestratégico. Pero el archipiélago de Chagos no, y está a cientos de kilómetros de Diego García.

Existe el concepto hibris. Es un tipo de arrogancia que abunda en la clase política británica desde el Brexit. Quieren agarrarse a lo que les pertenece. Y particularmente Diego García es importante porque es un favor a Estados Unidos. En esas circunstancias temen que si pierden ese archipiélago, no tendrán nada que ofrecer a los estadounidenses. Lo curioso, como digo en el libro, es que Mauricio no tiene ningún problema con que Diego García sea una base militar estadounidense. La base no está disputada. El problema con Chagos es que si Reino Unido cede esas islas desaparece de la ecuación. Su posición se explica por su historial de agarrarse a sus posesiones. No es racional para nada.

Una de las claves de las negociaciones tiene que ver con el estatus del problema. Hay debates sobre si se trata de un conflicto bilateral, entre dos países (y por lo tanto se puede resolver mediante arbitraje), o si se trata de un problema multilateral, un proceso de descolonización (donde no solo están implicados dos actores).

También está la cuestión de la soberanía. Hubo una disputa sobre este tema que fue bilateral, entre Reino Unido y Mauricio. La Asamblea General de las Naciones Unidas no tiene competencia sobre conflictos bilaterales entre dos países por asuntos de soberanía. Pero la Asamblea General sí tenía competencias sobre la descolonización. La misma cuestión se podía caracterizar como un conflicto bilateral sobre soberanía o multilateral sobre descolonización. Y en una votación en la asamblea en 2017, la mayoría determinó que se trataba de una cuestión de descolonización. Reino Unido rechazó esta idea. Y los tribunales ratificaron que era una cuestión de descolonización.

Hay una tensión constante entre las promesas del llamado “orden internacional” y la realidad.

Van a tener que pasar décadas, siglos, para que el orden internacional de 1945 alcance su estado definitivo. Si el diplomático Ralph Bunche no hubiera escrito lo que escribió en la casa de la ópera de San Francisco en el verano de 1945

{{ Bunche fue asesor de la delegación estadounidense enviada para negociar la Carta de las Naciones Unidas y uno de los principales impulsores del proceso de descolonización en la posguerra.}}

, no habría habido un texto y no existiría la idea de autodeterminación. Y si vamos más adelante, en 1960 se aprobó una resolución para amplificar esas ideas y aparece sobre el papel la cuestión de la integridad territorial. Y cincuenta años después hay jueces que tienen en cuenta eso. Para mí lo más fascinante es cómo unas palabras en un papel cobran vida y tienen sentido jurídico décadas después.

También influyen mucho los cambios políticos, que dan lugar a diferentes interpretaciones de lo escrito. Sin embargo, los británicos, tanto laboristas como conservadores, han pensado siempre lo mismo sobre Chagos: ni hablar de devolverlo a Mauricio.

El conflicto empezó con Harold Wilson, que era laborista. Y el gobierno laborista de Gordon Brown probó la estrategia de convertir el conflicto en una cuestión medioambiental, al defender que esa zona debía permanecer vacía para proteger sus corales. El gran cambio se produjo en noviembre de 2022 con el gobierno conservador de Liz Truss. Es un problema que va más allá de la ideología.

¿Qué papel jugó el Brexit? Los partidarios de la salida de Reino Unido de la Unión Europea hablaban mucho de soberanía, había un discurso nostálgico del Imperio británico…

Creo que este caso no habría llegado a los tribunales internacionales sin el Brexit. En 2017, Mauricio fue a la Asamblea General con la Unión Africana y pidió que se consultara al Tribunal de La Haya si su problema podía ser considerado un caso de descolonización. Como Reino Unido estaba colapsando, su autoridad fue puesta en entredicho. Y los veintisiete países de la Unión Europea le retiraron el apoyo en esa cuestión. El apoyo a Reino Unido al respecto ha desaparecido por completo. Si no se hubiera producido el Brexit este caso habría sido aún más complicado. Es indudable que el Brexit ha debilitado a Reino Unido.

Es sorprendente cómo describen los políticos británicos a la población de Chagos.

Cuando descubrí este caso revisé mis libros escolares, que hablaban de la grandeza de Reino Unido frente a la bajeza de Gandhi, por ejemplo. Es lo que nos enseñaban. Es lo que explica por qué los británicos no saben que su gobierno deportó forzosamente a miles de nativos chagosianos que todavía no han podido volver a sus hogares.

Ha mencionado antes la cuestión medioambiental. El gobierno británico buscó cualquier excusa, incluso la protección de los corales del archipiélago, para no devolver a los habitantes de Chagos sus tierras.

El ministro de exteriores de entonces, David Miliband, dijo a la Cámara de los Comunes que la base de Diego García no se había usado para “rendiciones extraordinarias”

{{2 El concepto “rendición extraordinaria” se refiere es el desplazamiento de presos acusados de terrorismo a territorios fuera de Estados Unidos o Reino Unido para su tortura o encarcelamiento.}}

durante la guerra de Irak. Pero luego se descubrió que sí se usó para eso en dos ocasiones. Entonces el gobierno de Reino Unido buscó una manera de recuperar la reputación perdida de Diego García. Y se les ocurrió la idea de crear un área de protección marítima, en un acto obvio de greenwashing. Es un buen proyecto, pero poco después salieron los papeles de Wikileaks. Y entre los millones de documentos que se filtraron hay varios sobre Diego García. En uno de ellos un diplomático británico confiesa a los estadounidenses que la idea del área de protección marítima es para que los habitantes de Chagos no puedan volver a sus islas.

¿Qué opina la población británica de esto?

Les da igual. Escribes un libro sobre nazis y todos los periódicos del país quieren entrevistarte, escribir sobre ti. Escribes sobre la historia colonial del país y el nivel de interés se reduce radicalmente. La moraleja de la historia es: los británicos no quieren conocer los aspectos negativos de su pasado. Por otro lado, el interés que tiene este tema en otros países (en Francia, en España, en Italia) es enorme, porque les interesan los horrores que cometieron otros, no los que cometieron ellos. He comprendido por qué a los británicos les gustan tanto las historias de nazis, y es porque les hace sentir mejores personas, porque les confirma que hubo quienes hicieron cosas mucho más terribles que ellos.

¿Teme el gobierno británico un “efecto dominó”, que si cede en la descolonización de un territorio, otros querrán seguir el ejemplo? Gibraltar, por ejemplo, sigue siendo una colonia según la ONU.

Hay informes de think tanks de derechas que defienden que Reino Unido no debería abandonar la ocupación de sus territorios en Mauricio porque eso afectaría al caso, por ejemplo, de las Islas Malvinas. Es un argumento pésimo, porque es una situación completamente diferente.

Los defensores del Brexit estaban obsesionados con el rol del Reino Unido en el mundo. Son posiciones muy inseguras y narcisistas, están obsesionados con proyectar una imagen de grandeza. Y grandeza implica tener territorios de ultramar, como Gibraltar. Y sin embargo el caso de Chagos no tendría ningún efecto sobre Gibraltar.

En la última votación en la Asamblea General de la ONU sobre la descolonización de Chagos, los únicos países que votaron en contra, aparte de Reino Unido, fueron Hungría, Israel, las Islas Maldivas y Australia.

El caso de Australia es porque son aliados militares. Hungría es porque básicamente tiene un gobierno semifascista y no quiere que el Tribunal de La Haya gestione ese tipo de cuestiones. Israel porque teme las consecuencias de una decisión así, el derecho al retorno, la ocupación colonial. El caso de Maldivas es básicamente político. Hace unos años el expresidente de Maldivas organizó una reunión de su gabinete de ministros bajo el agua para protestar contra el cambio climático. Después de esto fue derrocado en un golpe de Estado y encarcelado; y dice que su liberación posterior fue gracias a los británicos.

¿Cuál es la situación de las negociaciones hoy?

Hay negociaciones desde enero de 2023. No soy pesimista, creo que se va a resolver, que Mauricio va a poder ejercer su soberanía, va a otorgar el derecho al retorno de los deportados y se creará un área marítima protegida con verdadero estatus legal. Y también la base de Diego García permanecerá. Ese sería un resultado en el que todos saldrían ganando.

A algunos conservadores británicos les preocupa el efecto dominó de la descolonización de otros territorios británicos. Pero también si gana el caso de Chagos puede haber consecuencias sobre la cuestión de la autodeterminación.

El otro día hice una entrevista en la televisión catalana y me preguntaron sobre la autodeterminación de Cataluña, y cómo funcionan los casos de autodeterminación y cómo se decide quién puede ejercer ese derecho. En el caso de Mauricio, la Corte Internacional dice que es todo Mauricio el que decide sobre el derecho a la autodeterminación de Chagos, no solo los habitantes de Chagos. Y esa es la postura de la ley internacional. Sobre Quebec en Canadá, el Tribunal Supremo dijo que es toda Canadá la que tiene que decidir si Quebec puede expresar su opinión sobre su autodeterminación, y algo parecido ocurre en Escocia: es Reino Unido el que tiene que decidir si Escocia puede votar sobre su autodeterminación. Y lógicamente la ley internacional sobre el caso catalán es que solo cuando España decida que Cataluña puede decidir sobre su autodeterminación podrá haber una votación. Hasta que todo el territorio no permita que ese voto sea posible, la región no puede ejercer ese voto. Es lo que pasó en Escocia: Westminster permitió que se votara en Escocia, pero yo desde Londres no podía votar.

Al final del libro hablo de cómo los habitantes de Chagos están divididos. Hay algunos que viven en Mauricio y les parece bien esta solución; otros en Reino Unido quieren seguir formando parte de Reino Unido. Y luego hay otros que incluso dicen que Chagos debería ser un país independiente. Pero la Corte Internacional es muy clara: Mauricio era una colonia británica en 1965, una parte de la colonia fue desgajada y por lo tanto es la totalidad de Mauricio la que tiene que decidir el destino de Chagos, no solo los habitantes de Chagos. ~

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).


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