Poemas coras

Los coras se sometieron a la corona española hasta 1721, dos siglos después que los aztecas. Aceptaron la llegada de los misioneros jesuitas, cuyas creencias integraron a sus propias tradiciones. Los cantos y las celebraciones coras son testimonio de ese sincretismo.
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Hay 33,226 hablantes de cora en México, según la lista de “Lenguas indígenas y hablantes de 3 años y más, 2020” del Inegi. Se concentran en El Nayar, municipio de Nayarit, aunque hay en otros municipios y en Durango, Zacatecas, Jalisco y Estados Unidos. Se llaman a sí mismos nayeri. Son vecinos geográficos, lingüísticos y culturales de los huicholes.

Seguramente llegaron del norte, como toda la población indígena, pero no se sabe cuándo ni cómo. Recibieron pacíficamente a los españoles en 1531; pero, unos años después, se unieron a otras tribus contra el conquistador Nuño de Guzmán, que en Nayarit “dio en herrar a los habitantes de pueblos enteros, que repartía a razón de un peso por cabeza”, según su biógrafo José Fernando Ramírez, citado por la Enciclopedia de México.

Los coras mantuvieron su independencia hasta que se sometieron a la corona española en 1721, dos siglos después que los aztecas.

Aceptaron la llegada de los misioneros jesuitas; y, con los años, integraron las nuevas creencias a las que ya tenían. Son famosas sus celebraciones (sincréticas) de la Semana Santa. Pero también celebran otras de origen cristiano, así como mitotes (danzas circulares) para pedir la lluvia y la salud. Veneran al sol, las estrellas, la tierra, el agua, el maíz, el pinole, el peyote y el venado.

El jesuita José de Ortega publicó en forma anónima Apostólicos afanes de la Compañía de Jesús en la América Septentrional. Historia del Nayarit, Sonora, Sinaloa y ambas Californias (Barcelona, 1754). Hay facsímil de venta en Amazon.

A fines del siglo xix y principios del XX, fueron visitados por dos etnólogos europeos: el noruego Carl S. Lumholtz, que lo cuenta con mapas, dibujos y fotos en su libro Unknown Mexico. Explorations in the Sierra Madre and other regions, 1890-1898 (Nueva York, 1902; dos tomos de venta en Amazon), y el alemán Konrad Theodor Preuss, que estuvo en Nayarit de 1905 a 1907 y recogió poemas coras que tradujo al alemán en Die Nayarit-Expedition (Leipzig, 1912).

Concha Michel recogió un canto cora en un rancho cercano a Acaponeta, y lo transcribe incluso con pauta musical, pero sin traducción, en Cantos indígenas de México, Instituto Nacional Indigenista, 1951, pp. 50-51.

Vicente T. Mendoza publicó otro, tomado de Preuss, en su Panorama de la música tradicional de México (Instituto de Investigaciones Estéticas de la unam, 1956, pp. 133-134), en cora y traducción del alemán de Brunhilda von Kitlitz:

El camino del sol

Nuestro Padre desaparece por el poniente,
entre ligeras brumas.

Nuestro Padre desaparece por el poniente,
entre las penumbras del crepúsculo.

Nuestro Padre desaparece por el poniente
y sobreviene la noche.

Nuestro Padre ha descendido
a su reino inferior.

Nuestro Padre brilla entonces
en sus dominios luminosos.

Han brotado las estrellas
como frescos botones.

Tal parece que Nuestro Padre,
al irse, ha florecido.

Tal parece que Nuestro Padre,
al irse, ha fructificado.

Tal parece que Nuestro Padre,
al irse, ha cumplido su sino,
llegando a su fin.

Cuando Fernando Benítez fue a Nayarit para entender a los coras, parecía excéntrico, y lo era. En México, la atención estaba centrada en las culturas del centro del país.

Vivió con ellos, hizo amistad con informantes que le traducían y le explicaron sus fiestas y ceremonias. También se había documentado, y escribió un ensayo multifacético que es reportaje etnográfico, testimonio personal y análisis de prácticas, mitos y canciones. Está en Los indios de México, tomo 3, Ediciones Era, 1970. La misma editorial preparó en 2017 un libro póstumo, a partir de la obra mayor: Historia de un chamán cora.

Benítez, generosamente, me prestó el libro de Preuss y los papeles de trabajo que usó, con traducciones de Mariana Frenk. Y ella, más generosa aún, aceptó revisar los poemas que me interesaron para el Ómnibus de poesía mexicana (Siglo XXI Editores, 1971). Verso a verso, le fui proponiendo cambios literarios que aceptaba o no, frente a la versión alemana de Preuss. Algunos resultados:

Orígenes del venado

Allá nació, en el monte.
Allá nació, bajo el encino.
Allá nació, entre la hierba.
Allá nació, en el mundo entero.

Allá nació, abajo, en el oriente.
Allá nació, en el poniente.
Allá nació, en el norte.
Allá nació, en el sur.
Allá nació, en el mundo inferior.
Allá nació, en el mundo entero.

El pensamiento humano contra el divino

Están pensando los pensadores
que moran aquí en el mundo.
En torno al fuego, hablan.
“¿Qué haremos con nuestros pensamientos?
¿Cómo hablaremos con nuestras palabras?”
Estaban pensando y de pronto llega el águila.
Le piden: “Piensa un poco con nosotros […]
Esto es lo que pensamos: ¿Cómo vamos a tapar
lo que se introduce en el aire y daña?”
Empieza a hablar el águila.
Habla toda la noche.
Mientras, duermen los pensadores.
Así el águila los venció con sus pensamientos.
Sin duda, tiene muchas palabras.
Los venció y los adormeció.
Sube allá lejos por el camino del cielo.
No lo saben los pensadores: dormían.
Sube al aire, allá, muy lejos,
vuela hacia el cielo.
Allá quedará.
Allá termina nuestro Padre el Águila.
Allá quedará: firme sostiene el mundo.
Allá está y lo tiene todo.
Allá descansa, lejos, encima de nosotros.
Aquí el Lucero del Alba se acuerda de los pensadores. […]
“Mis pensadores, ¿qué les ha pasado?”
Se despiertan los pensadores.
Se levantan y dicen uno al otro:
“Hemos perdido, nos ha vencido el águila.
Ella nunca duerme.”
Ahora los pensadores
se acuerdan de su tabaco.
Lo meten en sus pipas.
Prueban sus nubes de humo. […]
Ahora piensan en el lugar de arriba.
Tapan los pensamientos [negativos]
de los dioses con sus propias nubes,
con el humo del tabaco. […]
Las mujeres vinieron

Las mujeres vinieron

Las mujeres vinieron del poniente
Las mujeres blancas vinieron de Wáwata.
Vinieron coronadas de flores blancas.
Sus caras eran blancas, sus plumas blancas, sus huaraches
[blancos.

Vienen del mar, de la piedra de la lluvia.
Son hijas del mar, de la diosa Chevimú.
Traían collares de perlas,
brazaletes de frío, sonajas de frío.
Venían de la oscuridad, de la noche.

Y los hombres vinieron del oriente,
vinieron de Villantá.
Sus aljabas y sus flechas eran rojas.
Sus vestidos rojos brillaban.
Traían rayos en las manos y tormentas.
Sus voces eran terribles.

Las mujeres y los hombres se encontraron.
Las mujeres venidas de Wáwata.
Los hombres venidos de Villantá.
Y cayó la lluvia sobre la Reina.
Y se desataron las tormentas
sobre la tierra seca de “Jesús María”.
Los rayos rajaban los palos.
Y el aire parecía que tronaba.
Tronaba el aire: bum, bum, bum.

Y las mujeres de Chevimú tronaban más fuerte.
Se oían las voces de los hombres rojos: bum, bum.
Y se oía el canto de las ranas: kue, kue.

El mundo entero se mojó. Bramaban los ríos.
Y nosotros arriba, mojados, bailábamos.
El canto de las sonajas atraía la lluvia.
Las mujeres y los hombres bailaban en el cielo.

El Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos del gobierno francés, en coedición con otras instituciones, publica la colección de libros El Gran Nayar. Entre otros: Fiesta, literatura y magia en el Nayarit. Ensayos sobre coras, huicholes y mexicaneros de Konrad Theodor Preuss, 452 pp., 1998, edición de Jesús Jáuregui y Johannes Neurath, disponible en la web.

El Ibero-Amerikanisches Institut de Berlín, la unam y Siglo XXI Editores publicaron Konrad Theodor Preuss, La expedición al Nayarit. Registro de textos y observaciones entre los indígenas de México. La religión de los coras a través de sus textos, 2020, en tres volúmenes de gran formato; edición crítica de Margarita Valdovinos. Del volumen ii, Textos coras, pp. 186-189, 240-241, provienen los siguientes poemas.

El armadillo

Aquí el armadillo quiere salir en el norte.
Aquí va a salir de su casa en el norte.
Sale y mira su mundo.
Allí hablando camina al lugar abajo en el oriente.
Se acuerda y llega atrás del lugar abajo en el oriente […]
Se prepara con sus pensamientos.
Tiene ojos lindos y chiquitos.
Tiene orejas hermosas como los murciélagos.
Lleva un hermoso vestido largo,
una falda hermosa.
Aquí se prepara en su mundo.
Se acuerda de sus parientes.
Escucha su canto y baila bellamente.
Aquí baila en su mundo.
Bien se escucha la danza del armadillo.
Aquí le da la vuelta a la orilla de su mundo con su danza.
Da la pauta para la danza en su mundo.
Deja que bailen sus parientes
y termina con ellos allá lejos.
Ahora el armadillo quiere irse a su casa en el norte.
Hablando se acerca a su casa.
Llega al norte, se cubre en su mundo.
Se encierra y desaparece.

La lagartija

Las palabras de la lagartija suenan hermosas.
El canto de la lagartija suena hermoso.
El arco de la lagartija suena hermoso.
La cuerda de la lagartija suena hermosa.
Los huaraches de la lagartija se ven hermosos.
La sonaja de la lagartija se ve hermosa.
El collar de la lagartija se ve hermoso.
La cinta frontal de la lagartija se ve hermosa.
El morral de la lagartija se ve hermoso.
El bastón de la lagartija se ve hermoso.
La corona de la lagartija se ve hermosa.
Las plumas de la lagartija se ven hermosas.
El color de la lagartija se ve hermoso.
Las ropas de la lagartija se ven hermosas. ~

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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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