Bajo la ducha amar
Bajo la ducha amar, jabón y besos,
o en la bañera amar, de agua vestidos,
amor resbaladizo, huye, se enciende,
vuelve a huir, agua en los ojos, bocas,
danza, navegación, buceo, lluvia,
esa espuma en los vientres, la blancura
triangular del sexo –¿es agua, esperma,
es amor desvaneciéndose, o nos tornamos fuente?
En lejano motel
con manta de damasco
En lejano motel con manta de damasco
viste en mí a tu padre muerto, y saltamos de incesto.
La muerte, entre nosotros, tenía parte en el coito.
El salto era violento, mezcla de gozo y asco,
y nunca más, después, nos miramos el rostro.
Sin que lo pidiera
me hiciste la gracia
Sin que lo pidiera me hiciste la gracia
de magnificar mi miembro.
Sin que lo esperara, caíste de rodillas
en posición devota.
Lo que pasó no es pasado muerto.
Para siempre y un día
el pene recoge la piedad osculadora de tu boca.
Hoy no estás ni sé donde estarás,
en la total imposibilidad de gesto o comunicación.
No te veo no te escucho no te estrecho
pero tu boca está presente, adorando.
Adorando.
Nunca pensé tener entre los muslos un dios.
Son flores o son nalgas
¿Son flores o son nalgas
estas flores
de lascivo arabesco?
¿Son nalgas o son flores
estas nalgas
de vegetal dulzura y suavidad?
En tu crespo jardín,
anémonas castañas
En tu crespo jardín, anémonas castañas
demoran la mano ansiosa: despacio.
Cada pétalo o sépalo sea lentamente
acariciado, cielo; y la vista fija,
beso abstracto, antes del beso ritual,
en la flora pubescente, amor; y todo es sagrado.
La lengua lame
La lengua lame los pétalos rojos
de la rosa pluriabierta; la lengua labra
cierto oculto botón, y va tejiendo
vivaces variaciones de leves ritmos.
Y lame, lamelarga, lamelenta,
la jugosa gruta cabelluda,
y, cuanto más lamedora, más activa,
alcanza el cielo del cielo, entre gemidos,
entre gritos, balidos y rugidos
de leones en el bosque, enfurecidos.
La cola, qué graciosa
La cola, qué graciosa.
Está siempre sonriendo, nunca es trágica.
No le importa lo que va
delante del cuerpo. La cola se basta.
¿Existe algo más? Tal vez lo senos.
Ahora –murmura la cola– a esos muchachos
todavía les falta mucho que estudiar.
La cola son dos lunas gemelas
en rotundo meneo. Se deja ir
en la cadencia mimosa, en el milagro
de ser dos en una, plenamente.
La cola se divierte
por cuenta propia. Y ama.
En la cama se agita. Montañas
que crecen y descienden. Olas golpeando
en una playa infinita.
Allá va sonriendo la cola. Va feliz
en la caricia de ser y balancear.
Esferas armoniosas sobre el caos.
La cola es la cola,
redonda.
Muslos nalgas muslos
Muslos nalgas muslos
nalgas muslos nalgas
labios lenguas uñas
aromas vulvas cielos
terrestres
infernales
en el espacio ardiente de una hora
alternada en muchos meses
de abstinencia y depresión. ~
– Selección y traducción de Víctor Sosa
© Vuelta, 198, mayo de 1993