El Centro de la Imagen presenta dos muestras sobre la historia moderna de España y las atrocidades cometidas durante la dictadura de Francisco Franco, a la manera de un antídoto contra el olvido que oculta hechos aún no esclarecidos y que siguen a la espera de la justicia. La llegada de la democracia y la apertura a las nuevas ideologías de la época, refrendan cada una a su manera las fotógrafas Ana Teresa Ortega (Alicante, 1952) y Espe Pons (Barcelona, 1973), no han sido suficientes. Al contrario, tal pareciese que han contribuido a que no se ahonde en los sucesos y a que la memoria permanezca inconclusa.
Ana Teresa Ortega se ocupa de las omisiones deliberadas, de la amnesia que no se reconoce y de la historia que no se cuenta y así se borra. La muestra Escenarios de memoria y vacíos de la historia es una selección de su fotografía incluida en cuatro de sus series. Una de ellas es Cartografías silenciadas, obras de gran formato y calidad sobre varios inmuebles que fueron utilizados durante la Guerra Civil y la posguerra: iglesias, conventos, seminarios, plazas de toros, escuelas. [Nota al margen: tal parece que se utilizaron las cédulas de sala utilizadas en España y no pasaron la necesaria corrección de estilo, pues verbos como “concienciar” no son de uso común en México].
Mientras, De trabajos forzados registra la función que tuvo, concluida la guerra, el Patronato para la Redención de Penas por Trabajo, como parte del sistema penitenciario franquista, que se apropiaba hasta del 75% del salario de los condenados, y que benefició al Estado, Iglesia y empresas. Más de 250 mil hombres, en distintas regiones de España, trabajaron en la construcción de las propias cárceles donde purgaban sus condenas, y de presas, líneas de ferrocarril y carreteras.
Por su parte, Lugares del saber y exilios científicos es una investigación que rastrea testimonios fotográficos acerca del exilio español, basada en distintos archivos, a la vez especializada y pedagógica, orientada tanto a los versados como a los poco familiarizados con el tema, e interesados en la historia cultural y científica de México. Las tarjetas de identificación emitidas por el Servicio de Migración para Luis Buñuel, Adolfo Sánchez Vázquez, José Gaos o Wenceslao Roces, entre otros, más solicitudes de entrada, fichas de ingreso a México y correspondencia donde consta el apoyo de escritores, son de alto valor documental. Esta sección se refiere a un antecedente: en 1907, España creó la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, cuyos resultados dieron origen a la llamada Edad de Plata de la ciencia española, y que canceló el franquismo. Una parte importante de sus miembros se exiliaría en México.
En la cuarta sección, Con adivinaciones del amor construía tu rostro. Arquitecturas cómplices 1939-1999, consta la ubicación geográfica donde una cifra cuantiosa y aún imprecisa de niños fue separada de sus padres, por razones políticas, ideológicas, sociales, económicas, religiosas, eugenésicas o de género, entre otros factores. [Una nota más: la cédula de sala dice “madres”, errata propia de la época que, por razones políticas, ideológicas, sociales y de género, excluye al progenitor.] Según testimonios de las víctimas y averiguaciones de la Fiscalía General, las desapariciones ocurrieron en aproximadamente 175 lugares, entre cárceles, hospitales, centros de maternidad o de beneficencia.
El 80% de los eventos ocurrieron en cinco comunidades autónomas: País Vasco, Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana, y nutría a una red de tráfico de menores hacia España y América Latina –Chile y México, en primer orden–. Instituciones de Estado y funcionarios y leyes y decretos avalaron la infamia. Por la magnitud de los eventos, las investigaciones sobre los infantes aún son escasas y para colmo los casos han sido arrumbados, pues han prescrito. No obstante, el Derecho Internacional de Derechos Humanos no avala la impunidad y Ana Teresa Ortega abona a esta causa que es de justicia y de memoria individual y colectiva.
María Santoyo y Ana Teresa Ortega estuvieron a cargo de la investigación y concepto curatorial.
Espe Ons, por su parte, ha dedicado tres de sus proyectos fotográficos a dos muertes causadas por el fascismo. En Bajo la luz del mar (2019) se ocupa de su tío abuelo Tomás Pons Albesa, fusilado en 1944 en el Camp de la Bota de Barcelona, a los 31 años, durante el franquismo. En Tierra (2020-2023) documenta las fosas en campo abierto, camposantos, playas, acantilados, cunetas, fosas y simas naturales donde fueron sepultados víctimas de la dictadura, muchas de ellas no identificadas hasta la fecha. En Flucht (2023) registra, entre otros aspectos, el paisaje de Portbou, entre Francia y España, que recorrió Walter Benjamin en su intento de fuga para exiliarse en Estados Unidos, que al verla malograda lo orilló al suicidio. Bajo el título de Para no olvidar, el Centro de la Imagen deja constancia de esta trilogía.
La crítica especializada señala que la fotografía de Espe Pons necesita de un contexto que releve su contenido. No obstante, varias de sus fotografías son elocuentes, inclusive explícitas, y está claro que lo que aconteció fue una tragedia, al margen de que no se conozca al detalle lo que aconteció. En Bajo la luz del mar, donde predomina obra a color y en sepia, las pilas de expedientes policíacos, el patio vacío de una cárcel, la jefatura de policía, los muros de la celda 447, la fotografía del propio Tomás Pons Albesa, son la encarnación de la desgracia. Es efecto, la historia permanece registrada en rastros que no alcanzan a borrarse todavía, pero pronto sabemos el “contexto”, el impacto se acrecienta. Vistas pues a sabiendas o no del contexto, las fotografías cumplen su función.
Flucht, obra en blanco y negro dedicada a Benjamin, tiene dos piezas que tampoco requieren explicación: la portadilla desgarrada de un libro, y un grafiti en un muro, “Muerte al fascismo”. Los paisajes que registran los lugares que pudo haber recorrido en su intento de fuga son más herméticos, aunque expresan soledad y desolación. Una fotografía documenta una vereda empedrada que lleva a la cúspide de un cerro desamparado e inhóspito, que tampoco es la llegada a ninguna parte. Una más registra a dos árboles fuera de foco, con las ramas en desorden, dentro de un fondo de cielo gris, al desamparo. Un barquito de papel es la metáfora de la fallida escapatoria. En ambas secciones, es la poética visual de Espe Pons acerca de lo que no debe olvidarse.
La tercera sección es el espacio inmersivo, concebido y diseñado por Cecil Bolaños, que ocupa Tierra, el proyecto sobre los sitios donde fueron abandonados los cuerpos de los ejecutados por la dictadura. Dentro de una oscuridad total se proyectan las imágenes a color de los sitios que registró Pons. Es procedente la mención al Centro de Experimentación y Producción de Música Contemporánea, Cepromusic, por el concepto sonoro, y a Juan Cáceres, beneficiario del Programa de Residencias Artísticas en Grupos Estables del INBAL, por la música original. La voz en off es de Julieta Jiménez Cacho, sobre la adaptación de los textos publicados en el catálogo original. Para no olvidar es fruto de la investigación y el concepto curatorial de Johan Trujillo Argüelles y la fotógrafa.
Espe Pons define su obra con elocuente claridad:
El núcleo fundamental de mi trabajo es la memoria y el paisaje. A menudo la construcción de los proyectos parte de una cierta poética visual llena de silencios. Otros sitúan la fotografía justo en el límite del propio medio, evidenciando sus convenciones. Si bien al principio de mi trayectoria la obra se construía más desde una vertiente de paisaje interior y de memoria personal, con el tiempo la obra ha sido más compleja, incorporando elementos claros de reflexión histórica y social. Es en los últimos trabajos, Portraits, Bajo la luz del mar y Tierra donde se evidencia una mirada más crítica y comprometida.
Dos exposiciones relevantes para España y México. ~
Es autor del libro digital 80 años: las batallas culturales del Fondo (México, Nieve de Chamoy, 2014), de Política cultural, ¿qué hacer? (México, Raya en el Agua, 2001, y de La palabra dicha. Entrevistas con escritores mexicanos (Conaculta, 2000), entre otros. Ha sido agregado cultural en las embajadas de México en la República Checa y Perú y en el Consulado General de México en Toronto.