X-Men: Days of Future Past

Days of Future Past es un notorio salto de calidad, uno que introduce a la franquicia X-Men a la competencia de las películas de superhéroes.
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1. (Continuidad)

 

En 1985, DC Comics se encontró ante tal desmadre en sus publicaciones que decidió arrancar de tajo todo lo que sobraba y comenzar de cero, respetando algunos elementos inamovibles de su mitología. La intención era eliminar personajes repetidos o con pasados confusos, continuidades difusas, universos paralelos. Así nació Crisis en las tierras infinitas —hay que reconocer que el nombre es pegajoso—, el primer gran crossoversuperheroico en la historia de los comics: un evento de presuntas magnas consecuencias en el que todos, o una gran parte de los héroes de las compañías, se ven involucrados —y afectados. La necesidad de continuidad es una de las exigencias más absurdas pero insistentes del fanático del cómic, para quien el universo de sus personajes de ficción favorito debe tener sentido, coherencia, congruencia, como si fuera real y no el producto de más de cincuenta años de manoseo por los más disímiles autores. Dentro de la saga cinematográfica de X-Men, este es el claro objetivo de Days of Future Past: limpiar la trama, fijar a los personajes jóvenes de First Class dentro de la nueva continuidady dar esplendor a todo el concepto X-Men, eliminando así a ese fracaso cinematográfico llamado The Last Stand.

 

2. (Condiciones)

 

Las películas de superhéroes mainstream tienen varios elementos que restringen a sus creadores. El más claro es el hecho de que están basadas en personajes muy populares, lo que implica luchar contra una imagen preconcebida que de ellos existe en el gran público. El segundo es la necesidad de superar el presupuesto con el que se filmó. El cine de ciencia ficción/superheroico suele ser caro, porque para hacer ciencia ficción creíble se requiere un buen gasto en efectos especiales. Estas restricciones se suman a las tradicionales de las películas de alto presupuesto —y, vaya, a las restricciones usuales de cualquier película inserta en el sistema hollywoodense—, dando como resultado que la mayoría de las cintas de superhéroes se hundan en una medianía que garantiza la taquilla y el agrado de, al menos, una parte del fandom y otra parte de lo políticamente correcto, la opinión pública, cierto sector de la crítica, etcétera. Si a esto sumamos el hecho de que, comoen Days of Future Past son parte de una saga y, por tanto, tienen que cumplir con ciertas exigencias argumentales establecidas con anterioridad, la cosa se complica. El más grande obstáculo para realizar una buena película de superhéroes es el sistema de producción de películas de superhéroes.

 

3. (Días del futuro pasado)

 

Days of Future Past, la última entrega de la saga X-Men, tenía todos esas condiciones frente a sí. Su existencia se justifica porque, para seguir haciendo películas en continuidad —ya que películas como X-Men o X2 recibieron amplias críticas positivas y fueron producidas hace no tanto tiempo—, era necesario introducir al elenco joven de First Class, donde hay estrellas del tamaño de Michael Fassbender, Jennifer Lawrence o James McAvoy, en la secuencia de hechos del elenco viejo de la saga original, donde hay estrellas como Ian McKellen, Patrick Stewart, Hugh Jackman o Ellen Page. La solución resultó elegante: adaptar Days of Future Past, una línea argumental de viajes en el tiempo que duró tan solo dos números (The Uncanny X-Men 141 y 142, de 1981, recientemente compilados en una edición de Marvel México).

Así, pese a ser una película-herramienta, un artificio que permita seguir haciendo más películas, Days of Future Past es una cinta muy lograda. Una razón estriba en la inteligencia de su guion, que aprovecha esas condiciones y les da la vuelta a su favor: las situaciones que hemos visto en otras cintas de la saga tienen aquí repercusión, un peso específico para el enterado de la serie, pero no son los únicos motores. Un ejemplo clarísimo: mientras que en First Class el profesor Xavier perdió la movilidad de las piernas, en Days of Future Past lo vemos caminar; desde el lanzamiento del tráiler, una cantidad ingente de fans se quejó de cómo Singer había “destruido” la continuidad. En la cinta, la solución es sencilla: un suero hace que Xavier pueda caminar —lo que le permitirá, a nivel argumental, sumarse a la búsqueda de Mystique— pero le quita sus poderes —lo que abona el terreno para una vistosa recuperación de poderes y su correspondiente nudo dramático—. Ese tipo de detalles son cuidadosamente solucionados con líneas de diálogo o acciones que “modifican” la línea temporal, permitiendo que la cinta se inserte en la continuidad sin que nadie rechiste y, además, añadiendo profundidad dramática a los personajes.

La otra razón es que no es un filme realizado con la notoria flojera del encargo. Sus actores están, casi todos, en un nivel más que aceptable, con James McAvoy y Michael Fassbender ofreciendo otra memorable actuación en mancuerna. Además, hay aquí un interés especial en la elaboración de la secuencia de acción, y el hecho de que haya mutantes con poderes que modifican el tiempo y el espacio es tan solo un aliciente más para la imaginación de los creadores. Prueba de esto es la participación de Blink —¡un personaje creado trece años después de laDays of Future Past original!—, capaz de crear portales de teletransportación: así, en la cinta podemos verla generar un portal, arrojar a un compañero por él y verlo salir por el otro lado, todo en el mismo encuadre y sin que la cámara corte. Más aún: durante la secuencia de los acuerdos de paz en París de 1973, la cinta se ambienta en los setenta no solo a través del vestuario o la música, sino con fragmentos filmados con  cámaras caseras desde diferentes puntos de vista por el público allí presente. Otra secuencia vistosa: Quicksilver, mutante capaz de correr a velocidades que superan la barrera del sonido, detiene a los guardias que los atacan mientras suena Time in a Bottle, de Jim Croce, y el mundo alrededor del mutante parece ir en cámara híper lenta. (Esta secuencia es una emocionante pieza de técnica cinematográfica: para su creación fue necesariofilmar a 3600 cuadros por segundo —la velocidad estándar es 24, para darse una idea—, en una habitación iluminada con focos de potencia cegadora.) Estos momentos de oficio cinematográfico logran que Days of Future Past se desmarque de su rival directo en el campo de las franquicias superheroicas: el proyecto The Avengers de Disney/Marvel Studio.

 

4. (Competencia)

 

“¿Hay demasiadas películas de superhéroes?”, preguntaron hace poco en Criticwire Survey, una sección de Indiewire dedicada a plantear cuestionamientos a un grupo relevante de críticos cinematográficos. Los más simplonescontestaron que sí, basados en el cansancio que sienten de ver tantas cintas con seres superheroicos. Los más inteligentes, sin embargo —los más disciplinados, intuye uno también—, fueron más allá: Richard Brody, de The New Yorker, afirmó: “A bad superhero movie is no worse than a bad adaptation of an acclaimed novel or than a bad political drama”; Michael Pattinson, de Sight & Sound, afirmó que “There's too much junk as a whole — why single out the superheroes?” Days of Future Past es un notorio salto de calidad, uno que introduce a la franquicia X-Men a la competencia de las películas de superhéroes.Avengers: Age of Ultron, de Joss Whedon, está ahora obligada a ser mejor película: súbitamente, el  verano de 2015 parece estar cubierto de un inesperado interés. ~

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Luis Reséndiz (Coatzacoalcos, 1988) es crítico de cine y ensayista.


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