Pocos prejuicios tan absurdos en la cultura deportiva hispanoamericana como el establecido contra las etapas llanas en ciclismo. En tierras de escaladores y de aspirantes a grandes vueltas, estas etapas para velocistas y rodadores se ven siempre con sospecha, como si no sirvieran para nada, un trรกmite que puede incluso complicarse con caรญdas y despistes. A diferencia de lo que sucede en los Juegos Olรญmpicos, donde los cien metros son la prueba estelar, la que festeja lo efรญmero por todo lo alto, un chute de adrenalina de menos de diez segundos que enamora al espectador, el sprint final en ciclismo se suele ver como un mal necesario, una moneda al aire en el que pocos conocen los secretos del ganador ni de los perdedores.
El prejuicio no queda ahรญ, por supuesto, sino que se extiende a las llamadas โclรกsicasโ o carreras de un dรญa, aunque en los รบltimos aรฑos esta concepciรณn parece estar cambiando, especialmente despuรฉs de la desilusiรณn provocada por el โcaso Armstrongโ y otros escรกndalos similares. Sin poder descartar desgraciadamente la presencia de sustancias dopantes en estas competencias de un dรญa, es cierto que al menos aquรญ la ingesta masiva de EPO o las transfusiones de sangre para aumentar la resistencia no son necesarias o al menos no resultan imprescindibles. Estarรญamos ante un ciclismo, en principio, mรกs limpio.
Tambiรฉn ha ayudado a este fenรณmeno la apariciรณn de campeones como รscar Freire, Alejandro Valverde o Fernando Gaviria, que de alguna manera recogen el testigo del gran corredor mexicano Raรบl Alcalรก, ganador de la Clรกsica de San Sebastiรกn y con varios puestos de honor en el Giro de Lombardรญa.
Con todo, se les ha seguido mirando con cierta desconfianza. ยฟPor quรฉ dedicar todos los esfuerzos a una prueba de un dรญa en vez de hacerlo a una de tres semanas? Parece que la explosividad estuviera al alcance de cualquiera y solo contara la regularidad. Si hay alguien llamado a acabar de una vez por todas con esa perplejidad es el eslovaco Peter Sagan, doble campeรณn del mundo y probablemente el ciclista mรกs interesante del que se puede disfrutar hoy en dรญa.
Con 27 aรฑos, de Sagan impresiona no solo todo lo que ha ganado -92 victorias como profesional- sino todo lo que ha perdido en la recta final, por medio tubular o por una tรกctica errรณnea. Por ejemplo, de los llamados โcinco monumentosโ del ciclismo โMilan-San Remo, Tour de Flandes, Parรญs-Roubaix, Lieja-Bastogne-Lieja y Lombardรญa-, solo ha ganado uno, el aรฑo pasado en Flandes, pese a sumar hasta siete resultados mรกs entre los cinco primeros de las distintas pruebas.
El encanto de Sagan reside en su carรกcter excesivo. Es el mejor, lo asume sin estridencias y no le importa demostrarlo en la carretera. No elude responsabilidades, no se anda con medias tintas, no le gusta calcular e incluso hay en su aspecto cuidadosamente desaliรฑado aires de estrella del rock. Pese a su condiciรณn de todoterreno โno es malo contra el crono, es un rodador sublime, de los mejores del mundo al sprint y se defiende en la media montaรฑa- siempre ha rechazado los cantos de sirena del ciclismo de fondo. Lo suyo es la fantasรญa, el instante mรกgico, el ataque inopinado, la lucha hasta el รบltimo metro y la necesidad de empezar de cero al dรญa siguiente.
Pocos ganadores han aceptado el fatalismo como รฉl. Un fatalismo casi heroico, consciente de que lo que queda es la estรฉtica mรกs que el palmarรฉs. Nadie hablarรก en el futuro de Gerald Ciolek, el alemรกn que le batiรณ al sprint en San Remo en 2013, probablemente la gran decepciรณn de su carrera. La aceptaciรณn de ese sino, de ese constante โdar espectรกculoโ, de esa necesidad de luchar solo, como un francotirador, se pudo ver de nuevo en la pasada Milรกn-San Remo, la llamada โclassicissimaโ por su enorme prestigio y su larguรญsimo recorrido: casi trescientos kilรณmetros.
La San Remo es la carrera por excelencia de los sprinters, pero no de cualquier sprinter, sino del que sabe disputar tรกcticamente los sinuosos รบltimos cincuenta kilรณmetros de recorrido, con sus constantes cuestas y sus dos altos decisivos cerca de la meta, sobre todo el famoso Poggio, situado a menos de diez kilรณmetros y que separa el trigo de la paja. Allรญ fue donde Sagan lanzรณ este aรฑo su ataque y donde paradรณjicamente acabรณ perdiendo la carrera. Fue un ataque memorable, una aceleraciรณn que parecรญa no acabarse nunca mientras los velocistas de pura raza como Bouhanni y Ewan, incluso los vencedores de otros aรฑos como Degenkolb, Kristoff y Demare, perdรญan unos metros decisivos.
ยฟLe hacรญa falta a Sagan un ataque asรญ? Es discutible. Incluso en la llegada en grupo, el eslovaco habrรญa sido el favorito. Al sprint ha logrado buena parte de sus victorias, incluido el Mundial de Doha del aรฑo pasado. Nadie tiene su punta de velocidad con las piernas castigadas. Aun asรญ, Sagan prefiriรณ el ataque y la posibilidad de la victoria en solitario o, como mal menor, reducir un grupo de diez o quince favoritos a solo dos rivales, ninguno de ellos especialmente rรกpido: Michal Kwiatkowski y el prometedor Julian Alaphillipe.
Destacados los tres del resto del grupo y con una ventaja que rรกpidamente llegรณ a los veinte segundos, un autรฉntico mundo en una carrera de un dรญa, Sagan no regateรณ ningรบn esfuerzo. Aquello no era en absoluto sensato: no solo habรญa provocado el corte sino que tiraba como un poseso del mismo, pese a las experiencias pasadas โeste mismo aรฑo perdiรณ la Omloop Het Nieuwsblad ante Greg Van Avermaet en similares circunstancias. A su estela se pegaron sus dos compaรฑeros afilando el cuchillo.
Sagan podrรญa haber ganado la Milan-San Remo de mil maneras distintas, pero decidiรณ perderla a lo grande, Despuรฉs de tanto derroche, cuando quiso lanzar el sprint resultรณ que no tenรญa fuerzas. Lรณgico. Kwiatkowski le superรณ con cierta comodidad y ni siquiera el รบltimo golpe de riรฑones, desequilibrado y con la cadena fuera del cuadro, le sirviรณ al eslovaco para remontar lo inevitable, aunque dejรณ, una vez mรกs, una imagen para la historia.
Cualquier otro estarรญa desolado. Sus fans lo estรกbamos, desde luego, pero la desilusiรณn en Sagan no va mรกs allรก de una mueca que suple inmediatamente con una sonrisa. Habrรก mรกs dรญas, habrรก mรกs aรฑos. De entrada, tiene aรบn toda una primavera por delante: esta misma semana la E3 Harelbeke; a principios de abril, el Tour de Flandes, e inmediatamente despuรฉs la Parรญs-Roubaix con sus temidos tramos de pavรฉ.
Hay en torno al eslovaco un halo de grandeza que va mรกs allรก del resultado concreto. La aceptaciรณn sin reservas de algo parecido a lo que los griegos llamaban hรผbris. Llegarรก de nuevo el Poggio y llegarรก de nuevo su ataque. ยฟPor terquedad? No, por convicciรณn. Es el mejor y el mejor, al final, siempre gana, por mucho que ese final se empeรฑe en retrasarse.
(Madrid, 1977) es escritor y licenciado en filosofรญa. Autor de varios libros sobre deporte, lleva aรฑos colaborando en diversos medios culturales intentando darle al juego una dimensiรณn narrativa que vaya mรกs allรก del exabrupto apasionado.