Suplicio, penaltis y a semifinales

España solo ha ganado uno de los cinco partidos que ha jugado en la Eurocopa. Italia es el último rival antes de llegar a la final.
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Suiza y España se enfrentaron, el 2 de julio de 1994, en los octavos de final del Mundial de Estados Unidos, y la selección dirigida por Javier Clemente aplastó a la helvética por 3-0. El fútbol, caprichoso, ha vuelto a unir los caminos de ambos combinados 27 años después, pero la resolución ha estado más reñida: España ha ganado en los penaltis tras no poder pasar del empate en un partido que aburrió hasta los más entusiastas. El premio para los de Luis Enrique es el billete para semifinales. El rival será Italia.

ABC envió a José Luis Garci a cubrir la primera gran cita de soccer celebrada en territorio norteamericano de la historia, y el director de la extraordinaria El crack reunió sus escritos y publicó, veinte años después, el libro Football-Days. Se trata de un compendio interesante, nostálgico y lleno de anécdotas muy divertidas. En este relata cómo se topó con diversos jugadores de la selección nigeriana en una librería de Boston y empezó a charlar con ellos de literatura, sobre la obra de escritores como J.D. Salinger, Norman Mailer o Marcel Camus, entre otros. No es lo más habitual encontrar amantes de la lectura de postín entre los jugadores de fútbol y, de hecho, algunos como Sergio Ramos o Antonio Cassano poseen el admirable récord de haber escrito más libros de los que han leído, pero Garci narra con sorpresa en su libro el gran conocimiento de los jugadores africanos, como Oliseh, Okocha o Amunike –presunto familiar del entrenador español, según el consabido cántico– por la buena literatura.

Desconocemos, por el contrario, si Camacho ha leído El guardián entre el centeno o El extranjero, pero a él hay que agradecerle que la siesta no triunfase en este inicio del encuentro. Fue un partido infinitamente aburrido y, si comparamos la primera parte con cualquier película de Ingmar Bergman o Michelangelo Antonioni, podríamos considerar al sueco y al italiano como creadores de blockbusters. ¿Conocerán los jugadores intelectuales de la selección nigeriana que ambos directores fallecieron el mismo día, un 30 de julio de 2007?, ¿sabrán que Bergman decía que el cine de Antonioni era aburrido?

Nada ocurría en estos primeros cuarenta y cinco minutos y hasta el gol de España fue en propia puerta, tras un disparo desde fuera del área de Jordi Alba, que volvió a ser titular tras su suplencia ante Croacia. Resultaba imposible conectar con el partido y uno deseaba que la realización de Telecinco se equivocase y conectara con el plató de Sálvame, y que apareciesen María Patiño, Kiko el de Gran Hermano, María Teresa Campos y hasta Bigote Arrocet debatiendo sobre José Luis Moreno y la presunta estafa de la que se le acusa, de la que, hasta el momento, se han librado Macario o el cuervo Rockefeller.

En tal contexto, con un partido que hubiese hecho bostezar a Lacan, figuras como la de José Antonio Camacho resultan imprescindibles. El de Cieza es, como ha definido la escritora Aloma Rodríguez con excepcional tino, “ese tío un poco zaforas que te avergüenza cuando llegas a casa de tus abuelos pero en el fondo gracias a eso sabes que es Navidad”. Un ser indudablemente espontáneo y sus comentarios fueron lo más destacado de la primera contienda. Aseguró que una posible causa del juego pesado de la selección española es que el partido se iniciase a las 18 horas –como si los anteriores encuentros hubiesen empezado a otra hora distinta– y recalcó que hay que jugar los partidos bonitos y los que están duros, y uno no sabe si se refería a un evento deportivo, a un kiwi o a las patatas de Agnès Varda.

La segunda contienda se inició con una selección suiza mucho más entonada y España empezó a naufragar. Se fraguaba el gol de los centroeuropeos, y este fue obra de Xherdan Shaqiri, un futbolista que, cada año, incrementa el volumen de sus músculos y no es descartable que se plantee convertirse en gobernador de California. Shaqiri aprovechó un enorme fallo de la defensa española, con un Pau Torres que está haciendo un torneo muy discreto. Los comentaristas de Mediaset calificaron el error de la defensa como una acción desafortunada, demostrando que el nivel de autocrítica que introducen se asemeja al del fundador del propio imperio televisivo, Silvio Berlusconi.

A falta de diez minutos para el final cambió el partido. El árbitro expulsó al suizo Freuler por una dura entrada y España se hizo con el dominio total. No obstante, la selección de Luis Enrique no consiguió anotar aunque tenía un jugador más sobre el terreno de juego. Tampoco lo hicieron en la prórroga, pese a los intentos de Oyarzábal, Dani Olmo o Gerard Moreno –al que se le puso, por momentos, cara de Morata–. El guardameta suizo Sommer cuajó un partido extraordinario. El árbitro pitó el final de los 120 minutos y mandó la suerte al punto de penalti, y Unai Simón se convirtió en héroe. Ya fue decisivo –pese a su increíble error en el inicio– ante Croacia, y en la calurosa tarde de San Petersburgo paró dos penaltis de los suizos que, además, tiraron otro por encima del larguero. Oyarzábal anotó el último para España y eso convirtió a la selección mediterránea en semifinalista.

A Simón le quedaban aún tres años para nacer cuando España eliminó a los helvéticos en suelo norteamericano. Curiosamente, el siguiente rival de la selección de Clemente fue Italia. Y ya sabemos cómo acabó todo: con el tabique de Luis Enrique expulsando sangre y con España eliminado. 27 años después, el rival es el mismo: la temible selección azzurra de Mancini. Está por ver si el final es más alegre que en 1994.

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Elios Mendieta es periodista. Es autor de 'Memoria y guerra civil en la obra de Jorge Semprún' (Escolar y Mayo).


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