Nada es verdad (fragmento)

Un fragmento de la novela "Nada es verdad", de la escritora italiana Veronica Raimo, que publicamos por cortesรญa de Libros del Asteroide.
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Aprendรญ a leer a los cuatro aรฑos. En cualquier otra familia me habrรญa ganado un ยซmuy bienยป por lo menos; en la mรญa fue un dato completamente irrelevante dado que mi hermano habรญa aprendido a los tres y a los cuatro ya se sabรญa de memoria las capitales del mundo, los nombres de los presidentes americanos en orden cronolรณgico con la fecha de su toma de posesiรณn y los de los jugadores de la Juventus desde 1975, aรฑo de su nacimiento.

De hecho, en el reparto de papeles, que รฉl hubiera acaparado el del genio en casa me habรญa permitido vivir mucho mรกs tranquila. Mi madre sostiene que ante la posibilidad de entrar un aรฑo antes a primaria, como mi hermano, yo contestรฉ: ยซNo, mamรก, gracias. Quiero ser como todos los demรกsยป.

Dudo de que a los cinco aรฑos tuviera suficiente conciencia como para pronunciar una frase semejante, pero es verdad que en cierto modo me encontraba en la situaciรณn de no tener que demostrar nada a nadie. Para mi hermano las cosas no eran tan sencillas. No le envidiaba.

Hay una anรฉcdota que siempre cuenta mi madre. Una vez, en un restaurante, รฉl โ€“que aรบn no habรญa cumplido los tres aรฑosโ€“ agarrรณ el menรบ y empezรณ a declamarlo desde lo alto de su trona. Marcaba los puntos y aparte, adivinaba los hiatos y duplicaba las consonantes adecuadas. El camarero que habรญa venido a tomar el pedido se limitรณ a esperar con gesto aburrido a que el mocoso terminara su actuaciรณn. Cuando mi hermano llegรณ al final de la lista de postres, el camarero seguรญa allรญ de pie con el bolรญgrafo en la mano sin demostrar el menor signo de admiraciรณn.

โ€”Entonces ยฟtomo nota o vuelvo dentro de un rato?

En ese momento, el pequeรฑo genio, presa de la frustraciรณn, cogiรณ un vaso de la mesa y empezรณ a morderlo.

Mi madre se muestra siempre muy orgullosa cuando cuenta esta anรฉcdota y, al igual que a su hijo de tres aรฑos, le sienta muy mal que a alguno de los presentes el relato no parezca hacerle excesiva gracia, hasta el punto de que vuelve a empezar la historia para explicar los pasajes bรกsicos.

Cuando mi madre nos presentaba a gente nueva, decรญa: ยซMirad, estas son mis joyasยป. Como lo mรกs habitual era que no se entendiera la referencia, entonces, con aire profesoral, propinaba toda la historia de los Gracos y volvรญa feliz a su apostilla: ยซยกMirad, estas son mis joyas!ยป.

Sin embargo, no todas las joyas son iguales. Despuรฉs de enumerar las cosas increรญbles que mi hermano era capaz de hacer โ€“poemas en octosรญlabos sobre las hazaรฑas de Garibaldi, ecuaciones con dos incรณgnitas, crucigramas de dos caras sin esquema, partidas de Master Mind resueltas en tres movimientosโ€“, llegaba mi turno. ยซY a Verika le gusta dibujarยป, decรญa. Y ya estรก.

Lo que ni siquiera era cierto, pero en cualquier caso, a falta de alguna genialidad desbordante, se habรญa decidido que no se me daba mal el dibujo. El abuelo Peppino, el padre de mi padre, tambiรฉn habรญa tenido su papel en la construcciรณn del personaje. De pequeรฑa el รบnico juego que me gustaba de la revista de pasatiempos era ยซยกEsto lo he hecho yo!ยป. Consistรญa en realizar un dibujo a partir de un par de lรญneas ya impresas dentro de una viรฑeta. Una vez dibujรฉ una especie de extraterrestre, que mi abuelo tomรณ por un gato y rebautizรณ como El gato curiosรณn. Un mes mรกs tarde me regalรณ un volumen ilustrado de las fรกbulas de La Fontaine diciรฉndome que era el premio de la revista de pasatiempos por mi gato curiosรณn. Ya entonces sabรญa yo que me estaba mintiendo descaradamente, porque habรญa comprobado los dibujos premiados y no habรญa ni rastro de mi extraterrestre que se hacรญa pasar por gato.

En todo caso me alegrรฉ por el regalo y, sobre todo, me convencรญ de que si mi abuelo podรญa mentir, con mรกs razรณn entonces podรญa hacerlo yo. Fue asรญ como un dรญa, mientras esperaba a que mi madre terminara una reuniรณn de profesores, me colรฉ en un aula donde habรญa dibujos al รณleo secรกndose bajo los pupitres. Yo estaba en tercero de primaria, aquellos eran dibujos de tercero de escuela media.* Pasรฉ revista a todos, uno a uno, dejando mis pequeรฑas huellas en los bordes, y luego decidรญ robar un mar tormentoso y un refugio nevado. Abaniquรฉ bien las hojas durante unos diez minutos, las soplรฉ y las metรญ en mi carpeta.

Mi padre me habรญa regalado un miniestuche de tรฉmperas en miniatura, y un domingo por la tarde decidรญ poner en escena mi representaciรณn. Despuรฉs de comer me encerrรฉ en mi cuarto fingiendo estar sumida en un frenesรญ creativo. Volvรญ a aparecer horas despuรฉs con mis dos obras maestras. Nadie prestรณ atenciรณn al hecho de que ya estuvieran secas, ni a que estuvieran pintadas al รณleo y no al temple, ni a que en el reverso hubiera un nombre borrado con bolรญgrafo azul.

Mis padres estaban tan entusiasmados con esos dos cuadros โ€“serรญan los รบnicos de toda mi carreraโ€“ que decidieron enmarcarlos y colgarlos en el pasillo.

Cuando llegaban invitados a casa siempre habรญa un momento para una visita guiada por la pinacoteca del vestรญbulo, y ante el aluviรณn de cumplidos sobre la espectral oscuridad de aquel mar tumultuoso y la romรกntica soledad de la cabaรฑa montaรฑosa, acabรฉ convenciรฉndome de que parte del mรฉrito de verdad me correspondรญa. Era yo quien habรญa decidido quรฉ cuadros robar, no me habรญa dejado seducir por trazos nรญtidos o pinceladas pueriles, ni mucho menos por vulgares retratos de familias felices, arbolillos o paisajes bucรณlicos. Ya habรญa adivinado dรณnde anidaba mi acendrada vocaciรณn por el Sturm und Drang.

Los dos cuadros siguen colgados en el pasillo de casa de mi madre. Cuando voy a verla y paso enfrente de ellos me asalta la tentaciรณn de decirle la verdad, pero mucho me temo que no me creerรญa. Mis raros intentos de ser sincera con ella no se los toma nunca en serio, sino que los mira mรกs bien con una mezcla de recelo y lรกstima. Si se percata de mi turbaciรณn ante los cuadros se me acerca y me acaricia la cabeza, como si hubiera vuelto a ser la niรฑa que los hizo, aunque esa niรฑa no sea yo.

โ€”ยฟQuieres que mamรก te compre un lienzo? โ€”me pregunta. A veces imagino que la firma oculta por mi mano criminal de ocho aรฑos sale a la superficie como en un cuento de terror, que la nieve inmaculada del refugio de montaรฑa se tiรฑe de tinta azul. Otras veces me digo que deberรญa llevarme los cuadros, sacar las hojas del marco e intentar descifrar el nombre, buscarlo en Facebook, pedir disculpas treinta aรฑos despuรฉs, escribir una larga carta en forma de novela:

Queridos artistas, perdonadme. Quiรฉn sabe quรฉ rumbo habrรก tomado vuestra vida. Y quiรฉn sabe lo que pensarรญais aquella maรฑana al entrar en clase, cuando, con los ojos aรบn hรบmedos por el sueรฑo, deslizasteis vuestra mano talentosa bajo el pupitre sin encontrar vuestros dibujos. ยกEl impacto con el vacรญo! ยกLa desconfianza cรณsmica! Ah, cรณmo me atormenta ahora el que mi mentira pueda haber engendrado otras. ยฟQuรฉ le dijisteis al responsable de Educaciรณn Plรกstica? ยซยฟTendrรก que disculparnos, profesora, alguien nos ha robado los dibujos?ยป ยฟOs creyeron o se rieron de vosotros? Tengo que imaginar la mofa de toda una clase, la crueldad infantil que humilla a los mejores de su estirpe. Quรฉ tormento mรกs desgarradorโ€ฆ

Y en efecto, desecho la idea al instante. ~

* El sistema educativo en Italia consta de tres niveles: la escuela primaria (cinco cursos, desde los seis a los once aรฑos), la escuela media (tres cursos, desde los once a los catorce) y la escuela superior o liceo (cinco cursos, desde los catorce a los diecinueve). (N. del T.)

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(Roma, 1978) es escritora, guionista y traductora. Ha publicado las novelas Il dolore secondo Matteo (2007), Tutte le feste di domani
(2013), Miden (2018) y Nada es verdad (2022; Libros del Asteroide, 2023), ganadora del Premio Strega Giovani y el Premio Literario Viareggio-Rรจpaci.


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