Vigencia de Flores Magón

Así pensaba Ricardo Flores Magón sobre las diversas perversidades del poder absoluto.
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SERVIDUMBRE Y ADULACIÓN

“El gobernante que tiene aduladores revela un carácter débil que gusta solamente de satisfacciones egoístas”.

“El pueblo tolerante y miedoso”, Regeneración, 30 de noviembre de 1900.

“Cuando un gobernante, por incuria, por ineptitud o por cálculo, ignora lo que pasa, no es un buen gobernante, es un individuo que no distingue a dos metros, por el humo de incienso que sus aduladores le queman”.

“El pueblo tolerante y miedoso”, Regeneración, 30 de noviembre de 1900.

“El general Díaz, para gobernar solo y ser el único amo, como ha sido, se ha rodeado de un grupo de autómatas, de hombres que no tienen más voluntad que la del jefe, de hombres sin iniciativa y perdidos completamente para todo lo que signifique energías particulares y activas”.

“Propongamos nuestro candidato”, Regeneración, 23 de febrero de 1901.

“Un gobierno malo como el nuestro, tiene que nombrar malos funcionarios. Lo admirable sería que los nombrase buenos. […] Nuestro gobierno necesita hombres de sesos anémicos que no sepan otra cosa que obedecer”.

“Los representantes de la dictadura”, El colmillo público, 14 de enero de 1906.

“Todos los políticos son buenos conocedores del alma popular: el que quiere vivir sobre el pueblo, no tiene más trabajo que adularlo, aplaudir sus pasiones, festejar sus vicios, fomentar sus preocupaciones”.

“No queremos limosnas”, Regeneración, 11 de abril de 1911.

“El déspota no lo sabe. Ebrio de poder, siempre incurre en el error de que el pueblo lo ama… No escucha la voz que le aconseja moderación; conserva en muy alto su propia estimación, y comúnmente nunca cede, cuando le sería fácil calmar el peligro para evitar sufrimientos innecesarios, prestando oído a la voz de la verdad”.

Carta de Ricardo Flores Magón a Gus Teltsch, 27 de septiembre de 1921.

EL DESPOTISMO Y SU PERPETUACIÓN

“Todo despotismo comienza por manifestaciones de hostilidad sorda, embozada, alfileretazos que amohínan, pero que no dejan huella palpable; pero va ensoberbeciéndose en la impunidad de que disfruta hasta llegar a ser tiranía manifiesta”.

“El tinterillo y el juzgado menor”, Regeneración, 7 de agosto de 1900.

“El general Díaz, que cuanto ha querido ha hecho, y que, no conformándose con hacer sentir su personalismo durante su vida de gobernante, por un orgullo incalificable ha deseado que su influencia se perpetúe”.

“Unámonos”, Regeneración, 7 de marzo de 1901.

“Los más ciegos y los más aferrados a la idea de que en México se respetan los preceptos legales, se convencerán de que no existe más ley que la voluntad, y que los preceptos que hay que obedecer los dicta el capricho”.

“La Constitución violada”, Regeneración, 15 de marzo de 1901.

LA DEFENSA DE LAS INSTITUCIONES

“Es necesario trabajar, no solo para obtener el diario sustento, sino trabajar para llegar a fines más elevados, a resultados más altos, como son la salvación de nuestras instituciones, que con pasmosa indiferencia presenciamos su hundimiento”.

Club liberal Ponciano Arriaga. Manifiesto, Regeneración, 31 de marzo de 1901.

LA INSEGURIDAD

“No esperéis que ningún gobierno haga la felicidad del pueblo mexicano, porque la felicidad no se obtiene por medio de decretos gubernamentales”.

“¡Viva tierra y libertad!”, Regeneración, 13 de mayo de 1911.

“El bandidaje pasea su cinismo por toda la República; y amargo es confesarlo, en muchos casos no faltan autoridades sin escrúpulos que protegen el bandolerismo y otras que no se preocupan de perseguirlo”.

“Decididamente progresamos”, Regeneración, 15 de junio de 1901.

“Cada vez es menos sólida la posición del gobierno mexicano. El principio de Autoridad es ya objeto de risa de uno a otro confín de la República. Se juega con el gendarme, se apedrea y escupe al soldado”.

“La situación”, Regeneración, 7 de septiembre de 1911.

EL PODER CORROMPE

“Los políticos hacen creer al trabajador que todos sus males terminarán, como por arte de encantamiento, cuando un hombre bueno tome las riendas del gobierno”.

“A los carrancistas”, Regeneración, 7 de febrero de 1914.

“El hombre más honrado, más justo y más bueno, pierde sus cualidades tan pronto como se ve investido de autoridad. Como tiene mando, se cree el mejor de todos los hombres, que si no fuera así no le habrían escogido sus conciudadanos para gobernarlos”.

“Carranza traiciona la Revolución”, Regeneración, bajo el seudónimo de Celso Marquina, 1916.


Publicado en Reforma el 27/XI/22.

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clío.


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