PasiĆ³n por el periodismo

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Marƭa Isabel Cintas GuillƩn

Chaves Nogales. El oficio de contar

Sevilla, FundaciĆ³n JosĆ© Manuel Lara, 2011, 368 pp.

 

“Yo era eso que los sociĆ³logos llaman un ‘pequeƱoburguĆ©s liberal’, ciudadano de una repĆŗblica democrĆ”tica y parlamentaria”: de esta manera empieza el prĆ³logo de un libro esplĆ©ndido, A sangre y fuego. HĆ©roes, bestias y mĆ”rtires de EspaƱa, escrito por Manuel Chaves Nogales y publicado en Chile en 1937. Asegura el autor, mĆ”s adelante, que “ganaba mi pan y mi libertad con una relativa holgura confeccionando periĆ³dicos y escribiendo artĆ­culos, reportajes, biografĆ­as, cuentos y novelas, con los que me hacĆ­a la ilusiĆ³n de avivar el espĆ­ritu de mis compatriotas y suscitar en ellos el interĆ©s por los grandes temas de nuestro tiempo”. Esta Ć©poca, que no es otra que la de la Segunda RepĆŗblica, terminĆ³ en julio de 1936 con el estallido de la Guerra Civil y, a finales de aƱo, con la salida del escritor y periodista de Madrid y su marcha a Francia, primero, y, luego, a Gran BretaƱa. Sobre su exilio, escribe:

Me fui cuando tuve la Ć­ntima convicciĆ³n de que todo estaba perdido y ya no habĆ­a nada que salvar, cuando el terror no me dejaba vivir y la sangre me ahogaba. ¡Cuidado! En mi deserciĆ³n pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercĆ­an el terror rojo en Madrid como la que vertĆ­an los aviones de Franco, asesinando mujeres y niƱos inocentes. Y tanto o mĆ”s miedo tenĆ­a a la barbarie de los moros, los bandidos del Tercio y los asesinos de Falange, que a la de los analfabetos anarquistas o comunistas.

DifĆ­cil situaciĆ³n, en 1936, la de este intelectual liberal, como gustaba autodefinirse, y la de tantos otros como Ć©l, mĆ”s olvidados, en general, que aquellos que se sumaron a los extremos y participaron decisivamente, en palabras del propio Chaves Nogales, en el espectĆ”culo de la estupidez y la crueldad que “se enseƱoreaban de EspaƱa”.

MarĆ­a Isabel Cintas GuillĆ©n ha dedicado una interesante biografĆ­a a Manuel Chaves Nogales, con el tĆ­tulo Chaves Nogales. El oficio de contar. La obra ha sido galardonada con el Premio Antonio DomĆ­nguez Ortiz de BiografĆ­as 2011, convocado por la FundaciĆ³n JosĆ© Manuel Lara, con la colaboraciĆ³n de Ibercaja. Nacido en la ciudad de Sevilla en 1897, Manuel Chaves Nogales viviĆ³ desde la infancia en un ambiente marcado por el periodismo: el padre, Chaves Rey, que falleciĆ³ en 1914, era redactor de El Liberal, aficionado a las tertulias, masĆ³n, cronista oficial de la ciudad y escritor; JosĆ© Nogales, el tĆ­o, habĆ­a sido redactor jefe del mismo diario. ColaborĆ³, desde muy joven, en la prensa sevillana y no tardĆ³ en hacer del periodismo su profesiĆ³n. MarĆ­a Isabel Cintas GuillĆ©n resume de la manera siguiente los rasgos bĆ”sicos del trabajo de Chaves Nogales: claridad, brevedad, amenidad y apoyo en la fotografĆ­a. EncajĆ³ a la perfecciĆ³n en la emergente prensa industrial. En 1920 dejĆ³ Sevilla para trasladarse a CĆ³rdoba, en donde asumiĆ³ las funciones de redactor jefe del moderno diario La Voz. Se desplazaba frecuentemente, por aquel entonces, a Madrid y colaboraba en El Sol, sin olvidar su ciudad natal, como la publicaciĆ³n del ensayo La ciudad  y de artĆ­culos en El Liberal ponen de manifiesto.

A mediados de la dĆ©cada de los veinte se instalĆ³ en la capital de EspaƱa, incorporĆ”ndose al Heraldo de Madrid. En 1927 se convirtiĆ³ en redactor jefe del diario. De esta etapa destaca su voluntad de salir de la redacciĆ³n en busca de la noticia –“El periodista ha de trabajar en la redacciĆ³n y en la calle”, escribiĆ³–, ejercer un periodismo informativo de Ć”mbito internacional y atraer a grandes firmas, como Valle-InclĆ”n, al periĆ³dico. El modelo periodĆ­stico anglosajĆ³n le fascinaba. No puede olvidarse, asimismo, el ingreso en la logia masĆ³nica “DantĆ³n”, de Madrid, con el nombre simbĆ³lico –simbolismo francmasĆ³nico, estĆ” claro, amĆ©n de profesional e ideal– de Larra, y el inicio de su fascinaciĆ³n por los aviones. Un reportaje dedicado a la aviadora Ruth Elder, que habĆ­a cruzado el AtlĆ”ntico, le supuso la concesiĆ³n, en 1928, del premio Mariano de Cavia de periodismo. En aquel aƱo realizĆ³ un largo periplo por Europa y la URSS, que dio lugar a veintisĆ©is crĆ³nicas para el Heraldo de Madrid, ademĆ”s de otros artĆ­culos para La NaciĆ³n  de Buenos Aires y para la revista Estampa, con la que iba a colaborar abundantemente en el futuro. Algunos de los textos fueron recogidos, mĆ”s adelante, en el libro La vuelta a Europa en aviĆ³n. Un pequeƱo burguĆ©s en la Rusia roja (1929). En 1930 publicĆ³ la novela La bolchevique enamorada (El amor en la Rusia roja). Otro libro de reportajes, Lo que ha quedado del imperio de los zares, vio la luz en 1931 con materiales del ya citado periplo europeo mĆ”s otros recolectados en ParĆ­s, en donde ejercĆ­a como corresponsal del diario desde el aƱo anterior. Como en el anterior volumen y en los que iban a seguir en el futuro, los textos habĆ­an aparecido previamente en la prensa. Algunos lo hicieron en Ahora, un diario creado a fines de 1930, en el que Chaves Nogales ocupĆ³ el puesto de redactor jefe.

La aventura de Ahora  fue muy importante en la vida del periodista sevillano. El diario, de ideologĆ­a liberal-conservadora, aunque posibilista a la hora de ampliar su pĆŗblico lector, era dirigido por el empresario Luis Montiel y contaba inicialmente con la protecciĆ³n de Juan de la Cierva. MarĆ­a Isabel Cintas GuillĆ©n lo define como de centro, defensor del orden establecido –la monarquĆ­a en un primer momento y la Segunda RepĆŗblica despuĆ©s– y liberal en lo econĆ³mico. Entre 1930 y 1936 escribiĆ³ numerosos artĆ­culos y reportajes sobre infinidad de temas: el campo andaluz, la sublevaciĆ³n de Sanjurjo, el comunismo libertario, el territorio de Ifni, el fascismo italiano y el nazismo, la Semana Santa de Sevilla, la romerĆ­a del RocĆ­o, la revoluciĆ³n de Asturias o el triunfo del Frente Popular. Y, asimismo, entrevistas a importantes polĆ­ticos; entre ellos, el periodista sevillano mantuvo una relaciĆ³n estrecha con AzaƱa. De manera paralela, colaborĆ³ en otros medios, como la ya citada Estampa, cuyas pĆ”ginas acogieron reportajes que acabaron convirtiĆ©ndose en dos de sus libros mĆ”s famosos: El maestro Juan MartĆ­nez que estaba allĆ­ (1934) y Juan Belmonte, matador de toros (1935). Sus crĆ­ticas a los revolucionarios, tanto espaƱoles como europeos, y a los fascistas de dentro y de fuera le granjearon amplias antipatĆ­as. La Gestapo, por ejemplo, siguiĆ³ sus pasos. Era, por encima de todo, un demĆ³crata, partidario del diĆ”logo, enemigo de los extremismos y defensor de una repĆŗblica no revolucionaria. Tras la sublevaciĆ³n militar de julio de 1936 y el estallido de la revoluciĆ³n, Ahora y Estampa  cayeron en manos de los anarquistas. Se mantuvo en su puesto, a pesar de todo, cuatro meses. EscribiĆ³ entonces algunos artĆ­culos de notable interĆ©s sobre la defensa de Madrid.

Manuel Chaves Nogales se marchĆ³ de EspaƱa a finales de noviembre de 1936. Y nunca mĆ”s volviĆ³. Ya no era posible continuar resistiendo en medio de dos barbaries, como contĆ³ en el prefacio citado en el primer pĆ”rrafo de esta reseƱa. Instalado en ParĆ­s, trabajĆ³ para la agencia Cooperation Press Service y colaborĆ³ abundantemente en la prensa de lengua francesa e inglesa. En 1937 se publicĆ³ A sangre y fuego. HĆ©roes, bestias y mĆ”rtires de EspaƱa. Algunos de los relatos de este libro aparecieron publicados en Europa, AmĆ©rica Latina e, incluso, en Nueva Zelanda. En Francia hizo algunos trabajos para el gobierno Reynaud. La caĆ­da de ParĆ­s y el avance de las tropas alemanas lo obligaron, a mediados de 1940, a trasladarse a Inglaterra. NarrĆ³ su salida y la derrota gala en La agonĆ­a de Francia (1941). Mantuvo relaciones estrechas con los otros refugiados. Desde Londres, como antes desde el otro lado del canal de la Mancha, colaborĆ³ con el gobierno britĆ”nico y coordinĆ³ la informaciĆ³n a las embajadas de paĆ­ses sudamericanos, ademĆ”s de trabajar para el servicio latinoamericano de la BBC y dirigir la agencia Atlantic Pacific Press, que, a partir de 1943, adoptĆ³ el nombre del periodista espaƱol. FalleciĆ³, de manera inesperada, alejado de su familia, en mayo de 1944.

Entre su obra, me parece, se ha prestado muy poca atenciĆ³n a La agonĆ­a de Francia. Constituye, sin embargo, un anĆ”lisis interesantĆ­simo de la sociedad francesa en la derrota de 1940. Tres obras extraordinarias fueron escritas en 1940 sobre los hechos que acababan de vivirse en Francia y, en especial, sobre sus causas: L’Ć©trange dĆ©faite [La extraƱa derrota], del historiador francĆ©s Marc Bloch; TragĆ©die  en France[Tragedia en Francia], del novelista y ensayista francĆ©s AndrĆ© Maurois, y la ya citada La agonĆ­a de Francia. Los tres autores se opusieron, en la medida de sus posibilidades, a la invasiĆ³n nazi de Francia y al gobierno de Vichy: Bloch y Maurois combatieron en el ejĆ©rcito francĆ©s y en la Resistencia, mientras que Chaves  Nogales, exiliado en el paĆ­s vecino desde finales de 1936, colaborĆ³ con el gobierno galo de la Tercera RepĆŗblica terminal. Ninguno de ellos pudo, en aquel entonces, publicar su libro en territorio francĆ©s: L’Ć©trange dĆ©faite apareciĆ³ de manera pĆ³stuma, puesto que Bloch fue fusilado en 1944; TragĆ©die  en France vio la luz en 1940 en Nueva York, en tanto que primer tĆ­tulo de la colecciĆ³n “Voix de France”, que salĆ­a a la calle en francĆ©s en Estados Unidos gracias a las ediciones de la Maison FranƧaise; y, por Ćŗltimo, La agonĆ­a de Francia  fue editada en Montevideo en 1941. La primera ha sido, sin duda, la obra mĆ”s leĆ­da y estudiada de las tres; se trata de una gran lecciĆ³n de historia del presente. AndrĆ© Maurois, una vez desembarcado en los Estados Unidos, en junio de 1940, pretendĆ­a, como aseguraba Ć©l mismo, aportar su testimonio, intentando que fuera lo mĆ”s objetivo e imparcial posible. Manuel Chaves Nogales contĆ³ en sus artĆ­culos y, mĆ”s adelante, en un libro la tragedia francesa; tambiĆ©n empleaba, como Maurois, esta expresiĆ³n: “Toda la tragedia de Francia radica en esto. No tenĆ­a fe en sĆ­ misma, ni en su rĆ©gimen, ni en sus hombres.”

El periodismo, en definitiva, como nos cuenta MarĆ­a Isabel Cintas GuillĆ©n, fue la gran pasiĆ³n de Manuel Chaves Nogales. Chaves Nogales. El oficio de contar  es una obra excelente. Hace mucho tiempo que Cintas sigue la pista del personaje. De Ć©l ha recopilado la obra narrativa completa y la periodĆ­stica –editadas por la DiputaciĆ³n de Sevilla, en 1993 y 2001, respectivamente, y mĆ”s adelante reeditadas–, una tarea ingente y meritoria, ademĆ”s de preparar distintas ediciones de sus obras. Las conversaciones con la familia del periodista, en especial sus hijos Pilar y Pablo, como se puede ver en muchos pasajes del libro objeto de esta reseƱa, han sido preciosas para ella. En 1998 dedicĆ³ su tesis a Chaves Nogales: Manuel Chaves Nogales. Cuatro reportajes entre la literatura y el periodismo. El libro que acaba de publicarse constituye, sin lugar a dudas, una conclusiĆ³n afortunada de toda la labor anterior. ConclusiĆ³n que no cierra un trabajo, sino que mĆ”s bien sirve para detenerse, recapitular y exponer, antes de seguir investigando y profundizando en la vida y la obra de un escritor y periodista tan fascinante como recomendable. ~

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Jordi Canal (Olot, Girona, 1964) es historiador. Es catedrĆ”tico de la Ɖcole des Hautes Ɖtudes en Sciences Sociales, de ParĆ­s. Su libro mĆ”s reciente es '25 de julio de 1992. La vuelta al mundo de EspaƱa' (Taurus, 2021).


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