รlvaro Morcillo Laiz y Eduardo Weisz (compiladores)
Max Weber en Iberoamรฉrica. Nuevas interpretaciones, estudios empรญricos y recepciรณn
Ciudad de Mรฉxico, fce/cide, 2016, 704 pp.
“La historia de las ideas –decรญa Siegfried Kracauer– es la historia de los malentendidos.” Sobre todo si se trata de historia de ideas que viajan, que atraviesan el Atlรกntico y se trasplantan en las Amรฉricas. ¿Hay malentendido mayor que el de ese marxismo latinoamericano que durante mรกs de un siglo desconociรณ, como demostrara el argentino Josรฉ Aricรณ, todo lo que Marx pensรณ y escribiรณ sobre Amรฉrica Latina? ¿Sus ensayos sobre Simรณn Bolรญvar, sobre la guerra entre Estados Unidos y Mรฉxico o sus exageraciones sobre los sacarรณcratas esclavistas del Caribe como “prรญncipes de los trรณpicos”, copiadas del liberal John Elliott Cairnes?
Algo similar vienen a decirnos รlvaro Morcillo Laiz y Eduardo Weisz en el arduo estudio que han coordinado sobre la recepciรณn de Max Weber en Iberoamรฉrica en el siglo XX. La naturalizaciรณn de Weber en las ciencias sociales latinoamericanas hacia 1950 y 1960 ya era evidente y para comprobarla basta glosar algunos de los conceptos que mรกs circulaban en las universidades de la regiรณn en aquellas dรฉcadas: “acciรณn social, modernizaciรณn, dominaciรณn racional, dominaciรณn carismรกtica, burocracia, patrimonialismo, racionalidad, desencantamiento”. Weber, como Marx y como Freud, llegรณ a niveles de recepciรณn muy amplios en la esfera pรบblica iberoamericana del siglo xx. Pero esa recepciรณn, segรบn Morcillo y Weisz, descansaba sobre algunos equรญvocos.
Las obras de Weber mรกs leรญdas en la regiรณn fueron Economรญa y sociedad (1944), en traducciรณn del sociรณlogo espaรฑol, exiliado en Mรฉxico, Josรฉ Medina Echavarrรญa para el Fondo de Cultura Econรณmica, y La รฉtica protestante y el espรญritu del capitalismo (1905), un ensayo que, como ha comentado Francisco Gil Villegas en su ediciรณn crรญtica, comenzรณ a circular en diversas versiones al castellano tras su apariciรณn en inglรฉs, al cuidado del estructural-funcionalista y catedrรกtico de la Universidad de Harvard Talcott Parsons. Fue Parsons, en buena medida, el responsable de que La รฉtica protestante se viera desprendida de otros ensayos de Weber sobre sociologรญa y รฉtica econรณmica de las religiones y de que Economรญa y sociedad fuera leรญda, en Estados Unidos y Amรฉrica Latina, como sรญntesis de un sistema comprensivo sobre la acciรณn social en el mundo moderno.
El resultado de ese equรญvoco fue, segรบn Morcillo y Weisz, que en Iberoamรฉrica se leyรณ a Weber de manera sesgada y fragmentaria. En un estudio reciente sobre las traducciones alemanas de los refugiados espaรฑoles, Javier Garciadiego ha recordado que en 1942 el fce editรณ la Historia econรณmica general, en traducciรณn de Manuel Sรกnchez Sarto. Sin embargo, al concentrar su lectura en La รฉtica protestante y Economรญa y sociedad, las ciencias sociales iberoamericanas no conocieron toda la obra histรณrica, econรณmica, jurรญdica y polรญtica de Weber, a quien se vio, desde la perspectiva de Parsons, que compartรญan Medina Echavarrรญa en Mรฉxico o Gino Germani en Argentina, fundamentalmente como sociรณlogo.
Max Weber en Iberoamรฉrica es, a la vez, una historia y una crรญtica de esa recepciรณn latinoamericana del gran pensador alemรกn. De ahรญ que sus coordinadores comiencen con un bloque en el que algunos de los mayores conocedores de la multifacรฉtica obra de Weber (Friedrich H. Tenbruck, Wolfgang Schluchter, Josรฉ M. Gonzรกlez Garcรญa, Guenther Roth y Wilhelm Hennis) reconstruyen los รกngulos menos conocidos del pensamiento weberiano: su idea de la historia, su posiciรณn ante el “politeรญsmo de los valores”, el enorme peso de la literatura alemana –especialmente, Goethe, Schiller, Herder y Heine– en su vasta tratadรญstica, su papel como educador y su filosofรญa pedagรณgica.
Luego el volumen se mueve hacia aspectos del repertorio conceptual weberiano mรกs conocidos en las ciencias sociales latinoamericanas como la sociologรญa econรณmica, la dominaciรณn legรญtima, el patrimonialismo, su vaivรฉn entre parlamentarismo y presidencialismo en los primeros aรฑos de la Repรบblica de Weimar –adelantado en el estudio clรกsico de Wolfgang Mommsen–, la “desustancializaciรณn de la comunidad” y, finalmente, la sociologรญa de la religiรณn y la teorรญa jurรญdica de la sociedad. Los capรญtulos que, en esta secciรณn del volumen, proponen Keith Tribe, Stefan Breuer, Joaquรญn Abellรกn, Pablo de Marinis, Eduardo Weisz, Josรฉ Luis Monereo Pรฉrez y Hans Henrik Bruun, deshacen mรกs de un lugar comรบn.
No fue Weber, como pensaron Parsons y otros, un profeta de la sociedad industrial, ya que su idea trรกgica de la historia le impedรญa ver la “jaula de hierro” del capitalismo como un final feliz del “desencantamiento del mundo”. Tampoco fue un defensor de la neutralidad de las ciencias sociales, ya que dio una importancia enorme al pluralismo de valores. Los funcionalistas norteamericanos y los liberales latinoamericanos se aferraron a Weber –y a Keynes y a Schumpeter y a Laski– para contrarrestar la influencia, no de Marx sino del marxismo-leninismo y, en esa operaciรณn, distorsionaron algunas ideas del pensador alemรกn y lo presentaron como mรกs idealista o neokantiano de lo que era. En todo caso, con su comprensiรณn del Estado y la sociedad desde la dinรกmica propia de la acciรณn social, Weber ofreciรณ un marco interpretativo que interpelaba o matizaba la teorรญa marxista.
En la รบltima secciรณn del libro, Miguel รngel Centeno, Francisco Colom Gonzรกlez, Gina Zabludovsky, Carlos de la Torre, รlvaro Morcillo, Jessรฉ Souza, Michael Lรถwy, Juan Jesรบs Morales Martรญn, Glaucia Villas Bรดas y Edith Hanke, explican por quรฉ, a pesar del relanzamiento del marxismo latinoamericano que siguiรณ al triunfo de la Revoluciรณn cubana en los sesenta, Weber llegรณ a consolidarse como referente de las ciencias sociales latinoamericanas. En sociedades en desarrollo, que se urbanizaban y modernizaban, que vivรญan notables dilataciones del Estado y, a la vez, nuevas articulaciones de la sociedad civil, Weber era una fuente insustituible.
En su contribuciรณn al volumen, รlvaro Morcillo destaca la importancia que tuvo, para esa instalaciรณn de Weber en el campo acadรฉmico latinoamericano, la “dominaciรณn filantrรณpica” que, durante la Guerra Frรญa, ejercieron fundaciones como la Rockefeller, que respaldaron a instituciones como El Colegio de Mรฉxico, en la difusiรณn de una idea de las ciencias sociales que reproducรญa nociones bรกsicas del funcionalismo parsoniano y el realismo de Hans Morgenthau. Pero, como reconoce Morcillo, el viaje de Weber a Amรฉrica Latina tenรญa que ver tambiรฉn con la demanda de analizar fenรณmenos regionales como el populismo o de interpretar el conflicto social sin determinismos econรณmicos o clasistas.
Muchos cientรญficos sociales de las generaciones fundadoras de la cepal y la Teorรญa de la Dependencia siguieron una ruta de diรกlogo entre Marx y Weber, parecida a la recomendada por C. Wright Mills en Estados Unidos. En Brasil, Maria Sylvia de Carvalho, Florestan Fernandes y Fernando Henrique Cardoso aprovecharon los tipos ideales weberianos para pensar la sociedad colonial y dependiente brasileรฑa. En el Cono Sur, hasta el triunfo de Salvador Allende en Chile, los dependentistas y cepalinos, discรญpulos de Medina Echavarrรญa y Germani, como Enzo Faletto, utilizaron a Weber y a Marx para analizar el proceso de los capitalismos perifรฉricos. La lectura de Weber no fue, รบnicamente, un recurso del liberalismo latinoamericano en la Guerra Frรญa sino una necesidad de la institucionalizaciรณn de las ciencias sociales en Amรฉrica Latina. ~
(Santa Clara, Cuba, 1965) es historiador y crรญtico literario.