Cómo el sonido amazónico de Los Mirlos escapó de la periferia

De la mano de otras bandas peruanas, Los Mirlos originaron la llamada cumbia amazónica: un género antes discriminado, que hoy goza de aceptación y reconocimiento en lugares antes impensables.
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Después de una introducción estilo indie, “May they call us home”, sencillo de 2020 de XIXA, banda originaria de Tucson, arranca un sabroso ritmo cumbianchero junto a una línea melódica psicodélica con tintes andinos. ¿Cómo rayos llegó ese sonido tropical al desierto de Arizona? Una parte de la explicación está en la capacidad del ritmo de la cumbia para adaptarse a distintos entornos sonoros, y en la revaloración de distintas manifestaciones de este género por toda Latinoamérica, y más allá.

Otra parte de la explicación tiene que ver con la labor de gente como Olivier Conan, músico francés radicado en Estados Unidos que compiló el álbum Roots of chicha (2007) y posteriormente fundó la banda Chicha Libre, que dio sus primeros pasos haciendo cóvers de esa música.

Y sin duda, otra parte de la explicación radica en el grupo peruano Los Mirlos, que se presenta este fin de semana en la Ciudad de México.

La banda creada en 1973 en Moyobamba, Perú, fue una de las creadoras de la “cumbia amazónica”, junto con Juaneco y su Combo, ensamble de Pucallpa. Ambas bandas están ligadas, con Los Destellos, a una generación de músicos que renovaron la tradición musical peruana a partir del contacto, por un lado, con el rock psicodélico de la época, y por otro lado, con géneros locales como el huayno, tendiéndolos sobre la base rítmica de la cumbia.

“Nosotros mantenemos nuestra identidad cultural amazónica”, dice José Luis Rodríguez, fundador de Los Mirlos. “Todos tratamos de hacer lo mejor con nuestras raíces culturales. En el Perú tenemos tres regiones bien definidas: la costa, la región andina y la Amazonía. La cumbia costeña es más tropical, con pura guitarra; nosotros iniciamos con otro estilo selvático, más alegre, con otro matiz; y luego apareció la cumbia andina o chicha, que es más sentimental, más llorona”.

A partir de la década de 1970, estos subgéneros fueron evolucionando de la mano de la migración masiva –principalmente andina– a Lima, y para la década de 1980 la vertiente de la cordillera se había impuesto como la más popular, cimentada en la figura del grupo Los Shapis.

La chicha, que abrevaba del huayno, de la cumbia amazónica y costeña, así como del rock, era omnipresente y representaba, como han descrito expertos como Margaret Bullen (1993) y Joshua Tucker (2013), a los jóvenes de las clases obreras migrantes de la capital peruana. En su investigación, la antropóloga Bullen describe que la “migración rural-urbana masiva en Perú puso prácticas culturales andinas en contacto con los ritmos tropicales y la música de rock prevalentes en la costa urbana, dando lugar a una mezcla creativa de cumbia colombiana, huayno andino y rock, para crear la chicha”. El nombre del género deriva de la denominación de una bebida de maíz fermentado tradicional en los Andes, y fue a partir de una pieza de 1965 de Los Demonios del Mantaro que se le comenzó a llamar así.

Aunque para los años 80 prácticamente toda la cumbia peruana psicodélica era denominada chicha, Rodríguez recuerda las diferencias entre los géneros y aclara cuáles son los elementos distintivos de la variante amazónica que creó con Los Mirlos, que sustituyó los instrumentos de viento por guitarras eléctricas y teclados: “Hay efectos especiales que utilizamos, así como el [pedal] wah wah y sonidos que usaban los maestros de rock. Pero también están esos efectos particulares que dan personalidad e identidad a ese sonido de guitarras, junto con gritos amazónicos, selváticos [emulando aves de la zona]”.

Buena parte de las letras de la chicha versan sobre el amor, y alguna que otra pieza describe las condiciones paupérrimas de los migrantes andinos. Aunque ese género fue celebrado en su momento como el emblema de la modernidad peruana y hoy se adscribe al entorno musical alternativo, no escapó de la discriminación y el racismo. De manera similar a como ocurrió en México, en la década de los 80 la cumbia y sus derivaciones estaban estigmatizados como géneros de mal gusto, ligados a la población pobre, vista como carente de cultura.

Con el inicio del siglo XXI se dio una revaloración de la cumbia en todo el continente americano, así como una conexión entre esta y el rock. Nuevas bandas que emergieron de entornos rockeros adoptaron la cumbia, así como las bandas de entornos cumbiancheros y tropicales adoptaron el rock desde la década de 1960. El género terminó por conectarse al mercado global de la world music. El desbordamiento de la cumbia de sus márgenes sociales en México se dio a partir del álbum Barrio Bravo (2001) de Celso Piña y de la cumbia rebajada, en Argentina con la disquera y productora ZZK, en Colombia con la labor de Meridian Brothers y el Frente Cumbiero, y en Perú a partir de la publicación del emblemático Roots of chicha, al que siguieron reediciones de álbumes clásicos de los años 70.

Todo esto ayuda a explicar que Los Mirlos se puedan presentar en sitios emblemáticos de la música tropical como el Salón Los Ángeles (aunque atrayendo más fauna “hípster” de lo usual), en escenarios europeos de corte intelectual, en el foro Tonal de la Colonia Roma, donde actuarán este fin de semana, o ser invitados para 2025 a uno de los festivales musicales más importantes de Estados Unidos, cuyo cartel está por anunciarse. Algunos lo verán como una suerte de gentrificación de la cumbia, sin embargo, en palabras de Olivier Conan, va mucho más allá, y representa una visión musical singular. “Me encanta cuando la gente revuelca la tradición y crea algo nuevo a partir de ella”, dice. “Eso es lo que hacen Los Mirlos”. ~

Los Mirlos se presentan el 7 y 8 de noviembre en el foro Tonal de la Colonia Roma, Ciudad de México.

Boletos en este enlace.

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Sociólogo, etnomusicólogo, periodista y DJ.


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