Foto: Mark Hertzberg/ZUMA Wire

Los latinos en Estados Unidos se preparan para ir a las urnas

Los votantes latinos alcanzarán un número récord en la próxima elección presidencial en Estados Unidos. Un electorado dividido e indeciso que puede inclinar la balanza para cualquiera de los dos candidatos punteros.
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María Longoria aguarda impaciente la cita para el examen de naturalización después de 20 años viviendo en Estados Unidos. “Solo estoy esperando tener mi ciudadanía para poder votar”, dice mientras lava los platos en la cocina de su casa, al norte de Texas. “Todavía no sé muy bien por quién, pero lo único que sé es que no será por (Donald) Trump. No puede gobernar alguien que podría ir a la cárcel y trata a los mexicanos como criminales”.

El electorado latino alcanzará una cifra récord en la elección presidencial de noviembre próximo, una contienda en la que vuelven a ser punteros Joe Biden, el actual mandatario, y su predecesor Donald Trump.

A Longoria le preocupa sobre todo el tema de la inmigración y un endurecimiento de las leyes que afectarían a sus hijas y algunos de sus nietos que no nacieron en el país. Biden prometió al inicio de su administración que daría un alivio migratorio a millones de personas sin documentos. Pero hasta ahora, la situación es la misma incluso para los llamados dreamers, los jóvenes que llegaron desde niños al país y están inscritos en el Programa de Acción Diferida (DACA), que por el momento les ha permitido tener un permiso de trabajo y, con esto, una licencia de conducir. Longoria dice que no compagina con ninguna figura republicana. El año pasado, el gobernador republicano de Texas Greg Abbott promovió la ley SB4 y los legisladores la aprobaron, aunque su aplicación quedó suspendida desde entonces, luego de que el gobierno federal interpuso recursos legales para evaluar su constitucionalidad. La ley permite a las autoridades de Texas detener a las personas sospechosas de estar de manera indocumentada en el país, cuando esto es una responsabilidad del gobierno federal.

Longoria, una abuela de 74 años, cuenta con desilusión que, en una reciente visita a México para ver a su mamá, dos de sus hermanos en California, naturalizados desde hace más de cuatro décadas, hablaban mucho de la política en Estados Unidos. “Me enteré que toda mi familia en California votará por Trump, toda. Dicen que con él la economía estaba mejor porque no se había gastado el dinero en ayudas por la pandemia (de covid-19), pero van a México y votan por Morena por las ayudas que da. Se los dije, se los dije con mucho coraje y solo se quedaron callados”, señala Longoria.

Como Longoria, millones de personas de ascendencia latina votarán este año en Estados Unidos. Los analistas proyectan que será una participación histórica. Este electorado ha crecido de forma sostenida desde hace veinte años y son el grupo poblacional que más aumentó en el sistema electoral, por encima de los blancos y no hispanos. En el 2020, 32.3 millones de latinos votaron y este 2024 se espera que sean 36.2 millones.  

Un informe reciente del Pew Research Center señala que los electores latinos representarán el 14.7 % de todos los votantes elegibles en noviembre, el doble si se compara con dos décadas atrás. En el año 2000, por ejemplo, el voto latino representó solo el 7.4% de los votos.

En la elección pasada, la mayor parte de los latinos (59 %) votaron por Joe Biden; sin embargo, los conteos mostraron un aumento de los que se inclinan por Donald Trump, una tendencia que podría seguir –o aumentar– en las elecciones de noviembre.

Hasta hace unas semanas, la mayoría de las encuestas daba una ligera ventaja a Trump por encima de Biden. Pero a mediados de junio una destacada encuesta nacional muestra un cambio favorable para el demócrata y un ligero declive para el expresidente, condenado por delitos graves en Manhattan. La mitad de los votantes dijeron que están de acuerdo con el veredicto de culpabilidad. La ventaja tampoco es holgada: apenas 44 % contra 43 %.

Inflación y economía

A inicios de junio, un jurado de Nueva York declaró culpable a Trump de 34 cargos de falsedad documental, fraude fiscal y violación de leyes electorales, y se convirtió en el primer expresidente de Estados Unidos en ser condenado por un delito. Si se verá reflejado esto en la intención de voto todavía está por verse, pero entre los latinos ya hay electores históricamente republicanos y partidarios de Trump que no saben si volverán a elegirlo.

Uno de ellos es Silvano Becerra, un estadounidense de origen mexicano que reside en California e invierte en bienes raíces. Cuando se le pregunta si volverá a votar por Trump, ataja: “¿Cómo voy a votar por un delincuente?”. Luego reflexiona: “Me la pone medio difícil, no hay ni qué escoger. Pero para ser sincero, con Trump gané dinero y con este hombre (Biden) he perdido dinero”. Su hijo David Becerra, asesor financiero de grandes capitales, cree que no votará este año por presidente, pero sí por congresistas federales, estatales, leyes y medidas locales. Enumera lo que para él es más urgente por resolver: “1) Específicamente la inflación, hoy en día los bienes y servicios han subido a un nivel que impacta el estilo de vida. 2) El déficit, necesitamos bajar lo que debemos.

La mayoría de los estadounidenses (55 %), piensa que la economía se está contrayendo, y aproximadamente la misma proporción dice que el país está en una recesión. Según una encuesta del LIBRE Institute en Washington D. C., dos tercios de los latinos entrevistados dicen que el país va por el camino equivocado en esta materia. Sin embargo, datos de la Reserva Federal muestran que la economía ha estado creciendo de manera consistente durante casi dos años, incluso después de tener en cuenta la inflación.

Entre el desencanto y la desinformación

“Estoy desencantada”, dice Carmen Molina-Temacas, autora de Salvi Yorkers, un libro que narra 100 años de historia de los inmigrantes salvadoreños en Nueva York. Votó en las primarias con la esperanza de que ganara una de sus amigas latinas, Patricia Campos-Medina, activista salvadoreña de Nueva Jersey que competía para un escaño en el senado federal y perdió.

Está registrada como demócrata, pero la idea de reelegir a Joe Biden no le parece atinada: “No sé si voy a votar en noviembre, y si lo hago no sé si será por los delegados de Biden en la convención demócrata”. Tampoco votará por Trump.

Al igual que otras personas entrevistadas, dice que uno de los problemas que más afecta a los ciudadanos de a pie es la inflación. Le preocupan temas transversales como la economía y el acceso a la salud, en especial a la salud reproductiva después de la anulación de la sentencia histórica Roe contra Wade, que abrió paso al aborto legal en Estados Unidos. También la polarización por temas como el matrimonio igualitario, la interrupción del embarazo, la inclusión de minorías LGTBQ y la inmigración. “Y el factor Trump tiene un gran peso”, dice. “Si es sentenciado a la cárcel, será más leña al fuego”.

Justo por el tema del aborto es que Josefina Berumen, una mujer provida de 58 años en Texas, siempre ha votado, aunque esta vez no piensa hacerlo: “No voy a votar este año porque los presidentes están al revés: prometen que están en contra del aborto y luego lo aprueban”, dice.

En 2020, 7 millones de latinos registrados para votar no lo hicieron; la participación latina rondó el 54 %, la cifra más baja de todos los grupos demográficos raciales y étnicos. Entre las causas de la poca participación están la falta de información y las dificultades del idioma. Alrededor del 21 % de las personas latinas dice que recibe sus noticias en español mientras un 23 % dice que las consume tanto en inglés como en español.

Demócratas y republicanos intentan que más latinos voten en noviembre, sobre todo en estados clave. La organización Federación Hispana hizo una alianza con Televisa-Univision para promover el registro, dar talleres informativos, abrir una línea telefónica de ayuda y combatir la desinformación. En estados cruciales para definir la elección, como lo son Arizona, Michigan, Nevada y Pennsylvania, una coalición de grupos no gubernamentales lanzó una campaña dirigida a los latinos elegibles para votar. Y Telemundo, la otra televisora más vista por hispanoparlantes en el país, anunció que hará una cobertura especial con información útil, eventos en vivo y verificación de datos.

“Para captar ese electorado es esencial entender que los latinos no son un conglomerado monolítico y el éxito ha estado precisamente en discernir entre la diversidad que tienen, sus orígenes, países de procedencia, género, edad, educación y lugares de residencia. Más que inclinarse a un partido u otro, los latinos van a la solución de sus intereses que son disímiles y requiere un trabajo personalizado de los candidatos”, dice Maira Esperanza Relova, socióloga del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI).

Cada 30 segundos una persona latina cumple 18 años, de acuerdo con Voto Latino, y poco a poco se irán sumando cada vez más a la fuerza votante. Dos tercios están concentrados en California, Texas, Florida, Nueva York y Arizona en orden descendente. Y aunque Nuevo México es el que tiene mayor proporción de votantes latinos, la mayor cantidad nominal sigue estando en California.

Los latinos no solo han crecido en el número de electores, sino también en los escaños de elección popular. La actual legislatura es la de mayor representación hispana en la historia de Estados Unidos con 47 latinos; lo mismo ocurre respecto a los curules locales.

El único concejal latino en la ciudad de Alexander (Virginia), Canek Aguirre, le dijo recientemente a un medio local: “Uno mismo se puede postular para una posición y ser elegido”, alentó. “Viniendo muchas veces de nuestros países latinos no hay mucha confianza en la autoridad, en el gobierno, primeramente tenemos que pasar esa barrera”.

Los estadounidenses han sido críticos con los políticos durante mucho tiempo y escépticos con respecto al gobierno federal. Pero ahora las opiniones sobre la política y los funcionarios electos son “implacablemente negativas, con pocas esperanzas de mejora en el horizonte”, de acuerdo con el Pew Research Center. Más del 80 % de los estadounidenses cree que a los funcionarios electos no les importa lo que piense la gente como ellos.

La abuela Longoria piensa lo mismo, pero también cree que los cambios se empujan con la participación colectiva. Si recibe antes de noviembre el aviso que tanto espera de las oficinas de Inmigración, con el día y la hora de su examen de ciudadanía, podrá votar por primera vez en el país que ha sido su casa por dos décadas. Y se convertirá, casi a punto de cumplir los 75, en una de los millones de personas con derecho al voto, en un año en el que la participación latina podría ser decisiva. ~

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es reportera, editora y productora documental. Ha colaborado para El País, Proceso y Gatopardo, entre otros medios. Ha obtenido dos veces el Premio Nacional de Periodismo.


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