Política española: Notas de fin de curso

Termina la temporada política en mitad de congresos, comités, renovaciones y corruptos en la cárcel.
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Termina el curso y en los colegios y los partidos llegan las notas, los festivales y los campamentos, que es lo que son los comités y los congresos. Pedro Sánchez anuncia que nadie es imprescindible y que lo que cuenta es el proyecto común, así que no tiene otro remedio que quedarse. 

Prescindirá del núcleo duro de Santos Cerdán, salvo del núcleo de ese núcleo, que era él. Separar la presunta trama de corrupción del partido, del gobierno y de sí mismo es tan fácil como separar la clara de la yema tras hacer una tortilla. El líder improvisa un acto “ante mujeres” (se anuncia la improvisación): le duele más a él que a ellas. 

Nombran a Francisco Salazar secretario de análisis y acción electoral y debe renunciar a las pocas horas de ese cargo y del puesto que ocupaba en la Moncloa, después de que varias mujeres lo acusaran de acoso en El Diario. Ha sido director general del departamento de análisis y estudios de la presidencia del Gobierno, director adjunto de la presidencia del Gobierno y secretario general de planificación política del gabinete de presidencia del Gobierno. 

Se declara (de nuevo) que se expulsará del partido a los consumidores de prostitución, aunque en ese sector las reglas parecen más claras que en algunos entornos laborales no tan lejanos. La única prostitución que se tolerará, parece, es la intelectual: no sé si es el oficio más viejo del mundo pero probablemente será el último.

Mientras, Cerdán, de cuyo carácter emprendedor no dejan de llegar pruebas, recibe visitas de abogados chungos y amaga una estrategia defensiva procesista que incluye delirios conspirativos y la vertiginosa organización de un club de lectura. 

Escuchamos a Yolanda Díaz con Carlos Alsina y oírla es como seguir una dieta de poliespan. En la foto de Sumar tras hablar con el PSOE había ocho personas: ocho portavoces para no decir nada. 

El Partido Popular anuncia sus cambios: se habla de equipo combativo, una categoría apuntaría más a los decibelios que a las ideas, con excepciones como Cayetana Álvarez de Toledo y Alma Ezcurra. Aun así, la principal esperanza parece que los electores se centren en los problemas del PSOE, porque el PP parece sospecharse incapaz de aguantar una mirada: si no tiene visión de sí mismo, es difícil que la tenga del país. Cuenta con que Vox, más pronto que tarde, acudirá al rescate de Sánchez. 

Leyes regresivas y clientelares se defienden apelando espuriamente a la democratización; Ramón González Férriz habla de un declive clamoroso de nuestro país tras dos décadas perdidas; y John Muller señala “el erial que va dejando Sánchez impide valorar adecuadamente las alternativas que realmente necesita España. Los votantes del PP tampoco quieren las reformas que se necesitan y nadie les habla con autoridad. Hemos retrocedido 20 años en reformismo”.

Publicado originalmente en El Periódico de Aragón.


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