Lo que parece un montaje perfectamente planeado no es el supuesto ”fraude” que dio el triunfo a Peรฑa Nieto en las elecciones, sino la estrategia de Lรณpez Obrador para probarlo. Un desenlace anunciado desde el arranque de la campaรฑa electoral. AMLO es predecible. Por meses denunciรณ las encuestas “copeteadas”; su “compra” por el PRI es ahora una de las pruebas que presenta al TRIFE para anular la elecciรณn. De nada sirve que esas encuestas, que se equivocaron en el puntaje pero no en los resultados, probablemente lo favorecieron invitando a los votantes priistas a no ir a las urnas y a los suyos a votar en masa.
Repitiรณ una y otra vez que Televisa habรญa “impuesto” a Peรฑa y no habรญa equidad en la cobertura de las campaรฑas. Los medios no tienen poder para construir un candidato de la nada e imponerlo a los votantes en ninguna democracia, en ninguna parte del mundo. Ni siquiera Murdoch con su imperio mediรกtico pudo hacerlo: en Inglaterra apoyรณ a polรญticos hechos que se encaminaban a la victoria, como Blair o Cameron, que hubieran ganado de cualquier forma y, ciertamente, Romney no era el candidato de Fox News en Estados Unidos. Nada de eso ha matizado la posiciรณn de Lรณpez Obrador: la imposiciรณn anunciada se ha convertido en un dogma para AMLO y sus seguidores.
No se tocรณ el corazรณn para descalificar al IFE cuando avalรณ los resultados de la elecciรณn, refrendรณ la equidad de la campaรฑa y comprobรณ que no habรญa habido irregularidades, ni en el conteo de votos ni en el proceso electoral. A renglรณn seguido AMLO transitรณ al siguiente estadio de su orquestada estrategia: la “compra” de millones de votos que, segรบn รฉl, justifican invalidar la elecciรณn.
Sus asesores deben haberlo disuadido de acusar al PRI –y al PAN– de “comprar” al 70% del electorado que votรณ contra รฉl. Una afirmaciรณn que hubiera sonado descabellada aรบn en boca de Lรณpez Obrador. Se ha contentado con reclamar la compra de 5 millones (una cifra curiosamente suficiente para darle el triunfo). Si el PRI hubiera comprado esos millones de votos a 700 pesos por cabeza(una suma que le hubiera permitido competir con las donaciones que el PRD ha repartido por aรฑos entre sectores de la poblaciรณn del DF que son ahora parte de su electorado cautivo), hubiera gastado la exorbitante cantidad de 3,500 millones de pesos y desplegado a decenas de miles de “mapaches” compra-votos. Una operaciรณn tan amplia y visible que nunca se le hubiera escapado ni a los observadores de la campaรฑa, ni al IFE.
¿Quรฉ separa a quienes respetamos el Estado de derecho –y hubiรฉramos reconocido el triunfo de cualquier candidato si lo hubiera confirmado el IFE– y a aquellos que mandan al diablo a las instituciones porque su candidato perdiรณ,mรกs allรก de los nรบmeros, la racionalidad y las leyes?
Dos fuentes de legitimidad distintas. Max Weber, el cรฉlebre pensador alemรกn que tipificรณ los tipos de dominaciรณn polรญtica, estarรญa feliz entre nosotros documentando el choque paralelo entre dos sistemas contradictorios de legitimaciรณn: un sistema racional de leyes y uno de dominaciรณn carismรกtica premoderno. Pierdan toda esperanza quienes esperan que Lรณpez respete las resoluciones de las instituciones del paรญs. Para รฉl, sรณlo “sus datos”(encuestas sin fuente, boletas robadas y videos hechizos) valen; todo se rige de acuerdo con sus normas. Su epitafio polรญtico serรก, en efecto, el lema que รฉl mismo acuรฑรณ:”¡Al diablo con las instituciones!”
Sus proclamas y medidas han cancelado el debate y la crรญtica entre sus seguidores y quienes intentan inรบtilmente hacerlos entrar en razรณn, porque no estรกn inscritas dentro de un marco democrรกtico. Quienes propagan las consignas de AMLO, no apoyan polรญticas concretas: creen en dogmas que no admiten discusiรณn y repiten mantras intuitivos que no tienen sustento en la realidad.
Los liderazgos carismรกticos son irracionales: incluyen a todos los lรญderes religiosos de la historia –ejemplares o no– y a una caterva de dictadores totalitarios y demagogos muy poco recomendables. Seguirlos implica un salto al vacรญo que puede terminar en el paraรญso postmortem o en un infierno terrenal. Los liderazgos carismรกticos premodernos –advierte Weber– son esencialmente inestables porque dependen de los delirios del lรญder en turno. Y ese es el riesgo que corremos en Mรฉxico. El 70% del electorado que votรณ contra AMLO, y el 70% de encuestados postelectorales –segรบn Reforma– que piden que se reconozca el conteo del IFE y estรกn decididos a respetar la decisiรณn del TRIFE, no deben olvidar que el escenario mรกs probable cuando el mesianismo de lรญderes carismรกticos premodernos triunfa sobre el imperio de la ley es la violencia. La peor alternativa posible para Mรฉxico.
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Estudiรณ Historia del Arte en la UIA y Relaciones Internacionales y Ciencia Polรญtica en El Colegio de Mรฉxico y la Universidad de Oxford, Inglaterra.