A veces, Chile es presentado como una naciรณn modelo mรกs por los nรบmeros de su economรญa que por su capacidad creativa. Y sin embargo, durante estos diecisiete aรฑos con la democracia recuperada en Chile, esos avances econรณmicos y muchos otros han implicado reflexiรณn original y creatividad. Ha sido una elaboraciรณn intelectual poco conocida mรกs allรก de nuestras fronteras, pero que es de muchas consecuencias.*
El cambio cultural en Chile estรก a la vista. Desde un cambio simbรณlico, como fue abrir el Palacio de la Moneda al trรกnsito de los ciudadanos, a ese de atrevernos con la memoria histรณrica. O a este que ha sido uno de los cambios mayores: elegir a una mujer presidenta de Chile. Un cambio que no consistiรณ en elegirla, como suele pensarse, sino en la falta de polรฉmica, entre nosotros, acerca de que una mujer pudiera ser presidenta.
Esos cambios son signos de que en Chile hemos llegado a entender la democracia de manera mรกs profunda. Tenemos hoy, en รบltimo tรฉrmino, una visiรณn humanista de la polรญtica. Entendemos que son ciudadanos y no consumidores los que van a plasmar la sociedad que los chilenos queremos construir. Y esto hace al ser humano el centro de nuestras preocupaciones pรบblicas.
Todos esos cambios han venido acompaรฑados, y muchas veces han sido frutos, de una reflexiรณn creativa. Una reflexiรณn original y creativa ante nuestros problemas, que se manifestรณ desde los comienzos de aquello que podrรญamos llamar nuestra โtransiciรณn tranquilaโ. Y ayudan a explicรกrsela.
En Chile, cuando habรญa oscuridad y falta de libertad, empezamos por la bรบsqueda de una coaliciรณn lo mรกs amplia posible. Se trataba de configurar una gran mayorรญa nacional, por sobre nuestras trincheras polรญticas. Esta mayorรญa la hicimos, primero, pensando en ganar el plebiscito convocado por Pinochet para perpetuarse. Y despuรฉs, en dirigir a Chile por un periodo breve de no mรกs de cuatro aรฑos. Hablamos entonces, todos, de una transiciรณn breve, porque estaba implรญcito que despuรฉs de este periodo volvรญamos a lo nuestro, a nuestras trincheras.
Sin embargo, en el camino entendimos que el paรญs nos exigรญa un desafรญo mรกs profundo. Hacer el paso de una sociedad antigua a una sociedad que se atreviera a entrar en un mundo moderno. Sin proponรฉrnoslo, ni anunciarlo solemnemente, esa gran coaliciรณn para recuperar la democracia devino en una coaliciรณn para llevar a Chile hacia una nueva modernidad.
El reto se ampliรณ enormemente. Ya no sรณlo era necesario hacer una transiciรณn polรญtica exitosa, sino que debรญamos aceptar una misiรณn bastante mayor, y mรกs abarcadora. Al desafรญo polรญtico lo acompaรฑaba un desafรญo econรณmico, uno social, uno cultural. Varios otros. Y todos han requerido grandes dosis de creatividad.
Para nunca mรกs vivirlo, nunca mรกs negarlo
En el รกmbito polรญtico, la transiciรณn implicรณ un primer reto, que conllevรณ mucha reflexiรณn. Se trataba de consolidar la democracia sin transar con el olvido. Era necesario recuperar nuestra memoria, atrevernos a enfrentar el pasado. Patricio Aylwin, el primer presidente de la transiciรณn, se atreviรณ a constituir una comisiรณn, โVerdad y reconciliaciรณnโ, con el objeto de saber quรฉ habรญa ocurrido con aquellos que habรญan sido ejecutados o desaparecieron. Luego, fue el segundo presidente de la democracia, Eduardo Frei, quien estableciรณ una โMesa de Diรกlogoโ, para ver si estรกbamos en condiciones de encontrar los restos de aquellos que desaparecieron. Y despuรฉs me tocรณ a mรญ abordar un asunto complejo, que pocas transiciones han tocado: el de las prisiones polรญticas y la tortura.
No fue fรกcil. ยฟEn quรฉ medida hacerlo implicaba abrir las heridas? ยฟEn quรฉ medida podรญamos mirarnos unos a otros? En 2003 nombramos una comisiรณn presidida por el obispo Valech e integrada por distintos sectores polรญticos y visiones sociales. El informe consigna los recintos donde se practicรณ tortura, los agentes del Estado que la practicaron, los medios empleados por diversos organismos pรบblicos e identifica las leyes que ampararon aquellas atrocidades. La conclusiรณn es clara e insoslayable: la prisiรณn polรญtica y la tortura fueron una prรกctica institucional de Estado absolutamente inaceptable, por completo ajena a la tradiciรณn de Chile.
La elaboraciรณn de este informe fue una experiencia con pocos precedentes. Treinta aรฑos despuรฉs reconstituyรณ una etapa difรญcil, a partir de 35,000 chilenos que declararon su sufrimiento y su dolor a esa comisiรณn. Repito las palabras que dije al entregar aquel informe al paรญs: โPorque hemos sido capaces de mirar toda la verdad de frente, podemos empezar a superar el dolor y restaurar las heridas. Para nunca mรกs vivirlo, nunca mรกs negarlo.โ
Abrรกmonos al mundo
En el plano econรณmico, nuestra nueva democracia enfrentaba el desafรญo de crecer, con miras a lograr el desarrollo, priorizando al mismo tiempo la soluciรณn de las tremendas inequidades sociales que heredรกbamos. Y hacer las dos cosas, manteniendo una mirada comรบn, un consenso social inรฉdito. Pocas tareas nos han exigido mรกs reflexiรณn y creatividad original.
Fue necesario consensuar que lo fundamental para crecer es invertir y que para poder aumentar la inversiรณn tenรญamos que tener ahorro interno, como lo hemos tenido. Y que de-bรญamos atraer inversiรณn externa, como tambiรฉn la hemos tenido. Al mismo tiempo, entendรญamos que habรญa que mantener las cuentas fiscales en orden y tener una autoridad monetaria que hiciera su tarea. Y รฉsta la hizo, con una buena conducta fiscal y tasas de interรฉs muy bajo, que nos permitieron acelerar el crecimiento.
No sรณlo eso: quisimos proyectar esa conducta fiscal ordenada al futuro. Y para ello incorporamos, al comienzo de mi gobierno, el objetivo de tener un superรกvit estructural de un 1% que nos permitiera ser el รบnico paรญs con una polรญtica anticรญclica.
Del mismo modo, como Chile tiene un mercado pequeรฑo, nos atrevimos a decir: โAbrรกmonos al mundo; si el mundo se va a globalizar, atrevรกmonos a competir. Ya que la globalizaciรณn viene para quedarse, mรกs nos vale prepararnos para ella.โ Asรญ que bajamos los aranceles e hicimos acuerdos con los distintos bloques econรณmicos del mundo. Y en cada acuerdo aprendimos que รฉste conlleva ponerle un sello de excelencia a lo que hacรญamos.
Aprendieron nuestros agricultores, por ejemplo, que para exportar berries a Europa hay que recibir, dos o tres veces al aรฑo, a inspectores que llegan a constatar cรณmo se riegan, con quรฉ agua, quiรฉnes son los que recolectan los frutos, dรณnde se guardan los insecticidas, en quรฉ bodegas. Hemos ido aprendiendo que el sello de excelencia no es sรณlo la calidad del berrye, sino que ello conlleva mucho aprendizaje.
Hoy dรญa vemos que el 70% de nuestro comercio estรก bajo algรบn acuerdo de libre comercio. Y que tenemos un arancel externo comรบn promedio de un 2.5%. Pocos paรญses pueden decir esto.
Para todo ello tuvimos que prepararnos con una mejora de infraestructuras. Y lo hicimos logrando lo que parece una cuadratura del cรญrculo: mantuvimos una presiรณn tributaria baja, de un 18% sobre el producto.
Poner al dรญa a Chile en infraestructura โy hacerlo sin una Uniรณn Europea y sus recursos de nivelaciรณn entre paรญsesโ nos exigiรณ recurrir al concurso privado. En un entendimiento pรบblico y privado, pudimos tener carreteras, aeropuertos y hasta cรกrceles por la vรญa de la concesiรณn. Asรญ, hemos avanzado de tal manera que aquellos recursos pรบblicos que no se gastan porque los pone la inversiรณn privada, podemos ponerlos en infraestructuras sociales, en aquellos รกmbitos donde si no lo hace el Estado no lo hace nadie.
Porque de eso se trataba. Esos tremendos esfuerzos nos permiten mostrar una economรญa que ha crecido mucho. Y que a la vez ha redistribuido bastante. Veamos unas cuantas cifras: entre 1990 y el 2005 el ingreso per cรกpita de Amรฉrica Latina creciรณ 1.1%. Entre 1990 y el 2005, el ingreso per cรกpita de Chile creciรณ 4.4%.
A la vez, en el mismo perรญodo, constatamos que la pobreza, que alcanzaba al 38.6% de la poblaciรณn en 1990, bajรณ a 20.2% el aรฑo 2000 y a 13.7% el aรฑo 2006. Es decir, que logramos reducir la pobreza a casi un tercio de lo que era.
Crecer a un ritmo que cuadriplica el de nuestra regiรณn, mientras reducรญamos la pobreza a un tercio, se dice fรกcil. Pero ha requerido encontrar soluciones originales para combinar crecimiento con equidad.
Aunque todavรญa tenemos altos niveles de injusticia en la distribuciรณn de la renta, esa reducciรณn espectacular de la pobreza ha sido posible gracias a una polรญtica social fuerte, decidida y clara. Y lo que es mรกs importante, quizรกs, gracias al consenso logrado por una mayorรญa acorde en los cambios que habรญa que introducir, para hacer esas polรญticas sociales.
Polรญtica con mayรบsculas
Hacer una polรญtica con mayรบsculas implica creatividad. Las fuerzas del mercado son indispensables, sรญ. Pero tambiรฉn las polรญticas sociales son esenciales para configurar una sociedad donde todos se sientan partรญcipes del progreso y del avance. ยฟCรณmo los combinamos? Porque cuando no hay esa combinaciรณn justa, tenemos una sociedad mal cohesionada, crispada por sus inequidades. Y, por lo tanto, cualquier esfuerzo estรก amenazado por la conflictividad social.
En el fondo, si en Chile fuimos un alumno aventajado del Consenso de Washington es porque tambiรฉn fuimos un estudiante desordenado, independiente e innovador. Porque tambiรฉn hicimos lo que no estaba en aquel consenso, que son esas polรญticas. Y ello implicaba una reivindicaciรณn del rol del ciudadano por sobre aquel del mero consumidor.
Asรญ por ejemplo, hicimos polรญticas focalizadas en la mujer y en la pobreza. Porque entre las seiscientas mil mujeres jefas de hogar en Chile, un 95% estaba bajo la lรญnea de la pobreza en 1990. Es decir, jefa de hogar y vivir en la pobreza van juntos. Por lo cual decidimos focalizar en ellas las polรญticas de vivienda, de salud, de educaciรณn.
En polรญtica de vivienda hemos logrado construir de cien mil a ciento veinte mil unidades anuales durante estos diecisiete aรฑos. Pero tan difรญcil como construir ha sido asignar. Definir quiรฉn tiene prioridad para la vivienda social. Y hacerlo con un sistema transparente, bajo mucha, y comprensible, presiรณn de la gente sin casa. Lo mรกs difรญcil en la administraciรณn del presidente Aylwin, a comienzos de los noventa, fue la organizaciรณn de aquellos que querรญan hacer tomas de terrenos y viviendas. La premisa fue โorganรญcese y espere, ya le va a llegarโ. Y nos creyeron y esperaron, porque fuimos cumpliendo.
En polรญtica de educaciรณn no basta con exhibir cifras aparentemente halagรผeรฑas. No basta decir que Chile tiene un 100% de cobertura en educaciรณn bรกsica, 95% en educaciรณn media y que el problema mayor en la media es la deserciรณn escolar y no la carencia de aulas. Porque la educaciรณn se juzga por la calidad. Y para lograrla hay que considerar la condiciรณn de partida del alumno, la situaciรณn socioeconรณmica de los padres y, por tanto, el nivel con el cual los niรฑos llegan al aula. Lograr igualdad de oportunidades en materia de educaciรณn, entonces, implica discriminar en favor de aquellos que parten con menos. Y eso nos exigiรณ imaginar una aproximaciรณn distinta al desafรญo. En la reforma educacional que hemos hecho, el sistema de mediciรณn de las distintas calidades pasรณ a ser determinante. Ello nos llevรณ a una polรญtica educacional de discriminaciรณn positiva, buscando lo que estamos alcanzando ahora: una subvenciรณn por alumno distinta, dependiendo de su condiciรณn socioeconรณmica.
A esa necesidad de innovar, de inventar sobre la marcha, me refiero cuando digo que en Chile hemos ido ejercitando nuestra creatividad intelectual para desarrollarnos. Ojalรก hubiรฉramos tenido mรกs recetas, pero no hemos encontrado muchas. Y lo que es mรกs serio: las recetas que eran exitosas para bajar la pobreza de casi el 40% que tenรญamos, al 13.7% de ahora, no son las mismas herramientas que necesitamos hoy, si queremos bajar de 13.7% a 8% maรฑana.
Porque allรญ topamos con una pobreza mรกs dura. A menudo creemos que los instrumentos sociales creados por el Estado son conocidos por todos. Pero la verdad es que, en esa pobreza dura, el primer problema es que los instrumentos del Estado son desconocidos por todos.
Para enfrentar ese problema iniciamos el programa Chile Solidario. Algo que no encontramos recetado en ningรบn libro. Llegamos a golpear la puerta de cada indigente y le dijimos: โSeรฑor, รฉstos son los derechos que el Estado le reconoce y que usted desconoce.โ Pero esto no se hizo sin debate. Algunos me decรญan: โยฟPor quรฉ mejor no repartimos dinero directamente? Les mandamos cada mes un cheque por tal cantidad y se acabaron los indigentes.โ Al final, optamos por ese programa mรกs difรญcil y personalizado. Lo anunciamos el 2002 y el 2006, al finalizar mi gobierno, se habรญan golpeado 225,000 puertas de familias indigentes. Para esas personas, tan importante como los beneficios sociales que pudieron alcanzar, fue la sensaciรณn de que, por primera vez, eran tratados en su dignidad de ciudadanos, de que eran โalguienโ.
El efecto de aquello sรณlo se aprecia bien mirando a la gente. A esa seรฑora que se puso de pie y me dijo: โSeรฑor, es que yo tenรญa vergรผenza de decir que soy pobre, porque pensaba que es culpa mรญa, que soy pobre porque no hice las cosas bien.โ El programa Chile Solidario empezรณ con una gran cantidad de estas personas que se decidieron a decir que eran pobres y que querรญan mejorar. Por ejemplo, me tocรณ entregar un certificado escolar a una mujer que tenรญa 84 aรฑos y querรญa, simplemente por su dignidad, saber leer y escribir.
Gracias a polรญticas como รฉstas, la indigencia, que entre 1996 y 2000 se mantuvo en 5.7-5.6% de los chilenos, bajรณ a 3.2% en el aรฑo 2006.
No hay un recetario de polรญticas sociales. Hay que reflexionar innovadoramente para crearlas. Y hacerlo constantemente. Porque a medida que un paรญs avanza y progresa, la sociedad se considera con mayores derechos y requiere nuevos bienes y servicios. รstos los puede brindar el sector privado o pรบblico, pero lo importante es que esos bienes y servicios lleguen a todos. Un sistema democrรกtico debe ser capaz de redefinir los bienes y servicios pรบblicos que sus habitantes exigen, a medida que se progresa.
Una nueva generaciรณn de desafรญos
Esa redefiniciรณn constante de nuestras prioridades nos enfrenta ahora a una nueva generaciรณn de desafรญos para los cuales requeriremos acrecentar todavรญa mรกs nuestro pensamiento innovador, pues varios de ellos conciernen a la contemporรกnea sociedad de la informaciรณn, en la cual queremos insertarnos plenamente.
Hoy en Chile, siete de cada diez jรณvenes universitarios son la primera generaciรณn en su familia que accede a la universidad. Esto es una tremenda oportunidad. Y a su vez genera enormes demandas para aprovecharla bien.
Deberemos seguir cerrando la brecha digital para mejorar nuestras carreteras de la informaciรณn, estas otras carreteras virtuales, en donde el rol del aparato pรบblico sigue siendo esencial. No podemos pretender tener una sociedad del siglo XXI si no abordamos ese desafรญo como cosa fundamental. Asรญ como en el pasado tenรญamos alfabetos y analfabetos, como un indicador, ahora tener โanalfabetos digitalesโ es el mayor de los problemas en este campo.
Otro desafรญo, creado por nuestra prosperidad relativa, consiste en definir cuรกnto invertiremos en ciencia y tecnologรญa, ahora que crecemos. Estamos orgullosos porque exportamos vinos, frutas y otras cosas. En el futuro deberemos exportar productos protegidos por una patente, para lo cual necesitaremos dar un salto importante en ciencia y tecnologรญa de nuestra propia creaciรณn.
Relacionado con eso, serรก necesario imaginar cรณmo apoyar a nuestras universidades, que han tenido una tremenda expansiรณn, de 200,000 a 650,000 jรณvenes en quince aรฑos, para que den el siguiente salto, ampliando sus postgrados. Porque es allรญ, en esa parte del conocimiento superior, donde se va a dar la competencia del siglo XXI.
El aumento de la competitividad de Chile estarรก determinado por el conocimiento que seamos capaces de crear y trasmitir. No podemos escapar a esto. Tendremos que dar pasos mucho mรกs rรกpidos para unir el mundo de la universidad con el de la empresa. Un paรญs pequeรฑo, abierto al comercio mundial, donde el elemento dinamizador son las exportaciones, que crecen mucho mรกs rรกpido que las importaciones, genera un aumento de divisas cuyo precio cae respecto del peso chileno. Si esto es asรญ, tenemos que ganar competitividad para tener una mirada de largo plazo.
Un esfuerzo en conocimiento, en innovaciรณn tecnolรณgica, en aumentar la competitividad… Porque tenemos esos objetivos es que intentamos hacer las cosas con seriedad ahora. Cuando el cobre, que sigue siendo nuestra principal exportaciรณn, estaba a sesenta centavos de dรณlar por libra, gastamos como si hubiese estado a noventa. Ello porque, conforme a nuestra tesis de un ajuste y superรกvit estructural de un 1%, la tendencia estructural de largo plazo de ese precio no era sesenta, era 89 centavos. Pero ahora que el cobre roza los tres dรณlares por libra, llega el momento de demostrar que hablรกbamos en serio. Y por eso gastamos como si el precio de este metal fuera el que dice la tendencia a largo plazo, no superior a 1.10 centavos. Esa diferencia entre uno y tres va a un fondo especial que nos da solvencia y capacidad para la lucha que viene en los prรณximos aรฑos: la lucha por el conocimiento, la innovaciรณn y el mejoramiento de competitividad en Chile. Ademรกs, al establecer un modesto royalty minero, se estableciรณ que ese ingreso extraordinario tambiรฉn serรญa sรณlo para innovaciรณn.
En otras palabras, el esfuerzo que hemos hecho en estos diecisiete aรฑos tendrรก que ser mucho mayor aรบn, en los prรณximos diecisiete aรฑos, si queremos, para entonces, ser un paรญs desarrollado.
ยฟQuรฉ tipo de paรญs desarrollado queremos?
El desarrollo, por supuesto, no soluciona todos los problemas. En algunos casos los aumenta o vuelve mรกs complejos. Serรก necesario preguntarnos quรฉ tipo de paรญs desarrollado queremos ser.
Asรญ, por ejemplo, en el asunto tan difรญcil de la seguridad social. ยฟQueremos un paรญs similar a los Estados Unidos, en donde, normalmente, son seguros privados los que permiten el acceso a la universidad para los hijos, o el acceso a la salud, o el acceso a las pensiones provisionales? ยฟO uno que mire mรกs a Europa, donde mรกs que seguros privados hay una contribuciรณn solidaria del Estado?
Entrar a ese debate que ya es propio de paรญses mรกs desarrollados implica definir quรฉ es lo que entenderemos por solidaridad. Y cรณmo la aplicaremos. Es un asunto muy complejo. Sin embargo, nos beneficia una ventaja inesperada: llegar mรกs tarde a un debate nos permite apreciar y comparar lo que han hecho quienes entraron antes al mismo.
En Europa se discute cuรกnto de su sociedad de bienestar pueden conservar para, a la vez, mantener o aumentar los niveles de competitividad en un mundo cada vez mรกs global. Nosotros, en Chile, tenemos que ver cuรกnto de solidaridad necesitamos introducir en nuestra sociedad para acrecentar la cohesiรณn social y evitar la conflictividad.
En Europa se debate la entrada de seguros privados a algunas รกreas de la seguridad social. Nosotros, que heredamos varios tipos de seguros privados, podemos hacer un camino inverso, para avanzar hacia mayor solidaridad.
Un paรญs pequeรฑo en un mundo global
Sin embargo, aunque hagamos bien las cosas, nada podremos solos. La globalizaciรณn avanza de manera imparable. Pero no avanzan con la misma rapidez las instituciones internacionales que establezcan normas reguladoras de este proceso globalizador. Para un paรญs pequeรฑo como Chile, que se arriesga a participar en la globalizaciรณn, tener reglas del juego a escala mundial es muy importante. Un Estado de derecho internacional es esencial. Cuando no hay normas claras, ni Estado de derecho, las reglas las ponen los mรกs fuertes.
Por eso nos preguntamos: ยฟcรณmo fortalecer a la Organizaciรณn Mundial de Comercio? ยฟCรณmo fortalecer el sistema financiero internacional, mรกs allรก de los acuerdos de Bretton Woods? ยฟCรณmo fortalecer los mecanismos de mantenimiento de la paz, mรกs allรก de lo que el Consejo de Seguridad nos pueda dar?
A algunos les cuesta entender por quรฉ un paรญs pequeรฑo toma posiciones fuertes en el รกmbito internacional. Por ejemplo, cuando nos sentรกbamos en el Consejo de Seguridad y se planteรณ un asunto tan difรญcil como la invasiรณn de Iraq, nunca dudamos de que eso debรญa resolverse dentro del Consejo. Fuera del รกmbito de Naciones Unidas no estรกbamos disponibles para nada, porque era invalidar las instituciones internacionales que nos habรญamos dado.
Aquello no fue por maximalismo. Aquello tuvo que ver con nuestra nociรณn de una polรญtica con mayรบsculas. Esa decisiรณn se conectaba con nuestra idea de cรณmo puede alcanzar el desarrollo nuestro pequeรฑo paรญs.
Por ejemplo, si un paรญs grande nos aplica una legislaciรณn antidumping en la industria del salmรณn, que consideramos injusta, ยฟa dรณnde iremos a reclamar si no es a un organismo internacional como la Organizaciรณn Mundial del Comercio? Tener esas instancias donde dirimir cuestiones con paรญses de mayor peso relativo no es sรณlo un asunto de justicia. Es tambiรฉn polรญtica prรกctica. Porque, para seguir con el ejemplo, los efectos de esa legislaciรณn antidumping injusta contra nosotros pueden generar graves problemas de polรญtica local. Los desempleados de las salmoneras que quedarรญan en el sur de Chile tendrรญa que asumirlos nuestro gobierno.
Estas implicaciones entre polรญtica externa e interna son cada vez mรกs frecuentes. En un mundo global las correas de transmisiรณn son muy rรกpidas. Por lo tanto, debemos fortalecer cada vez mรกs, en polรญtica internacional, instituciones basadas en un Estado de derecho, con normas claras y definidas. En caso contrario, podrรญamos acabar entre globalizadores que ponen las reglas y globalizados que tienen que acatarlas. ~
* Versiรณn extractada de la conferencia pronunciada por Ricardo Lagos al inaugurar las clases magistrales โChile Piensaโ, en la Casa de Amรฉrica de Madrid.