La segunda fuga del Chapo Guzmán –ese Houdini del sistema penitenciario– parece, como muchas de las cosas que ocurren en México, una historia surgida de la ficción. Por desgracia, pertenece al territorio de la más absurda realidad. ¿Qué queda entonces? Cuando la realidad no alcanza a explicarse por sí misma, la ficción emerge como un recurso para encontrar, sino respuestas, al menos un ángulo distinto que arroje luz sobre este mundo tan inverosímil en el que vivimos.
La siguiente es una lista de películas y literatura que reflexionan en torno a los temas de los escapes inauditos, el narcotráfico y la conducta criminal.
1. Sueños de fuga (Frank Darabont, 1994)
Basado en la noveleta de Stephen King, este es uno de los filmes de fuga carcelaria más populares. La historia de Andy Dufresne (Tim Robbins), y el meticuloso plan que urde para burlar a la justicia demuestran que, no importa cuán subyugado esté un hombre, si tiene la necesaria hambre de libertad y la paciencia suficiente, una simple cuchara y un poster de Rita Hayworth pueden ayudarle a conseguir su objetivo.
2. Escape de Alcatraz (Don Siegel, 1979)
La versión fílmica del hecho verídico en el que tres reos de la hasta entonces ultrasegura prisión de Alcatraz logran la fuga del siglo, cuenta con dos elementos a su favor: un ritmo trepidante, y la presencia de Clint Eastwood, el único hombre al que uno podría creerle tal hazaña en pantalla. El final lo sabe todo el mundo: jamás se volvió a saber de los fugitivos, que desaparecieron sin dejar rastro, como si se hubiera tratado de fantasmas en lugar de vulgares criminales.
3. El fugitivo (Andrew Davis, 1993)
El doctor Richard Kimble (Harrison Ford) se vuelve el hombre más buscado tras ser acusado de asesinar a su esposa. Las peripecias por las que atraviesa Kimble mientras escapa de su obsesivo perseguidor, el agente Samuel Gerard (Tommy Lee Jones), incluida una espectacular escena en la que se arroja sobre una gigantesca catarata, hacen olvidar a muchos que esta historia también está basada en un hecho verídico. Sí: la realidad siempre supera a la ficción.
4. No es país para viejos (Cormac MacCarthy, 2005)
Esta novela aborda el problema del narco desde un ángulo tangencial, pero no por ello menos perturbador: una balacera entre miembros del crimen organizado deja a la deriva un maletín lleno de dólares, que Lewelyn Moss, ciudadano común, codicia al topárselo por accidente. Al huir con él, Moss emprende un descenso a los infiernos, patrocinado por el matón Chigurh, quien encarna al villano perfecto: aquel que puede ser capturado, pero nunca retenido por mucho tiempo.
5. El cobrador (Rubem Fonseca, 1979)
El autor, quien fue abogado criminalista, expone en este cuento los escalofriantes motivos de un asesino para justificar sus actos. “Me lo deben todo, té, calcetines, cine, filete y coño”, dice el frenético protagonista en un mantra que es casi una canción de rap. Como siente que la sociedad está en deuda con él, se cree con el derecho de cobrarse a su muy particular manera, mientras va dejando su rastro en las calles, igual que un perro que marcara su territorio con sangre.
Su libro más reciente es el volumen de relatos de terror Mar Negro (Almadía).