De blogs y libertad

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Algunos de los lectores de este blog han escrito comentarios en los que manifiestan su posición respecto a la mía en las materias, concernientes a este medio, de la libertad de expresión, de opinión, de publicación, de anonimato y seudonimato, etc. Particularmente encuentro interesantes y desde luego publicables esos textos que discrepan de mí sin calumnias o injurias (textos que el lector hallará en aquellos espacios en que últimamente se han discutido tales cuestiones, pues este artículo resultaría excesivamente extenso si aquí los republicara). Creo además que Alex Borges resume esencialmente todas las cuestiones planteadas por otros comentadores igualmente atendibles, así que le responderé para, de paso, responder a otros.

Cuando Alex Borges (me parece que esto suena a seudónimo, pero en este caso es completamente admisible, pues no se usa para insultar ni calumniar) dice, dando ejemplos de ello, que poderes políticos y fácticos de todo el mundo ejercen la censura en los medios de información y de opinión (incluidos los medios electrónicos, claro), eso es irrefutable y vale tanto para el mundo capitalista como para el mundo dizque socialista. Pero discrepo de Borges cuando viene a decir, con otras palabras, que en las discusiones, aun en aquellas que llevan insultos e imputaciones lanzados desde seudónimos, todo se vale. Y, en cuanto a este punto Alex escribe una frase de no mal tono aforístico: “Anonimato es libertad”.

Sin duda: anonimato implica libertad, pero no sólo eso: también puede implicar impunidad, cobardía, complicidad y, en fin, puede implicar aquello de “tirar la piedra y esconder la mano”, como dice la no siempre equivocada sabiduría del lugar común. Puede implicar, por dar sólo unos ejemplos, la participación en linchamientos y pogromos y el apoyo masivo, acrítico y “popular” al tirano. También, en resumidas cuentas, y aun si se le considera poco grave, anonimato significa irresponsabilidad. Creo aceptable el anonimato en casos de crítica y polémica, aun si son acerbos, pero injustificable en casos de injurias, imputaciones e insinuaciones perversas… pues, y esto conviene decirlo por rudo que les suene a algunos, no todas las opiniones son respetables. Libre está cada uno de pensar como pueda y como le dé la gana, pero, por ejemplo, opiniones como la de que los negros o los morenos o los albinos o los judíos o los mexicanos o los homosexuales o los lapones son seres inferiores, y otras por el estilo, no son respetables. La libertad ilimitada no siempre es buena cosa; la libertad de cada uno tiene su límite allí donde comienza la libertad del otro. Libertad (yo también me pongo aforístico) no es irresponsabilidad. Y la libertad del anonimato, entendida como una especie de Voluntad General (¿tuvo que ser Rousseau, el del Contrato Social, quien produjera esa fórmula a final de cuentas escalofriante?) ha sido siempre el mejor caldo de cultivo del totalitarismo, se adjetive éste como se adjetive: de derecha o de izquierda. Yo no impediré (en principio porque no puedo ni quiero hacerlo) que otros evacuen sus opiniones insultantes en sus propios espacios (y quien dispone de Internet puede crear su propio blog o su lugar de chateo, y hacerlo en mero anonimato), pero no tengo la obligación de ceder, ni siquiera parcialmente, mi espacio de expresión, ganado a pulso y en muchos años, a quien insulta y difama, ya sea a mí o ya sea a otros.

Me doy cuenta de que reflexiones como ésta pueden parecer desproporcionadas ante un pequeño caso de difamador como el del escondidito Dust3, cuya vileza no queda disminuida por el modito indirecto y sinuoso de sus imputaciones (por ejemplo: eso de que “algunos dicen” o “algunos llaman”), pero el problema existe desde siempre y ahora se agranda y adquiere muchas variantes con la aparición de nuevos medios de comunicación: Internet, correo electrónico, telefonía celular, etc.

En otra dimensión quizá menos importante pregunto (pues estoy muy verde respecto a este medio) si un blog es lo mismo que un espacio de chateo. ¿Y no puede aun el opinador más irresponsable crear su propio blog? ¿Estoy obligado a dejar que parasite el mío?

[Iba a cerrar esta parrafada cuando veo que uno de los comentadores de este blog da un ejemplo excelente de la bondad de no esconderse tras un seudónimo, es decir tras un anonimato enmascarado. Si Yoani Sánchez no hubiera firmado su frecuentadísimo blog con su nombre y apellido, si callase ante los lectores su identidad, hace mucho que la dictadura de los hermanísimos Castro la hubiera silenciado en Internet, y tal vez le hubiera aplicado la total muerte civil. Pero, estimado y, supongo, responsable Alex Borges: para algunos que apoyamos a Yoani en su generoso y responsablemente civil combate (aunque no seamos tan valientes como ella), RESPONSABILIDAD ES LIBERTAD… y viceversa.]

Y (uf, ya termino) gracias por leerme.

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Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.


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