La memoria es un instrumento maravilloso, pero falaz. (…). Un recuerdo evocado con demasiada frecuencia y, especiฬficamente, en forma de narracioฬn, tiende a fijarse en un estereotipo, en una forma ensayada de la experiencia, cristalizada, perfeccionada, adornada, que se instala en el lugar del recuerdo crudo y se alimenta a sus expensas
-Primo Levi, Los hundidos y los salvados
Hace casi cinco aรฑos que le dispararon a Pablo. Estaba por subirse al auto en la maรฑana. Se llevaron el dinero y mientras un rรญo de sangre le escurrรญa por el estรณmago llamรณ a una ambulancia. Desde entonces cada aรฑo celebramos que sobreviviรณ, festejamos una suerte de segundo cumpleaรฑos.
Ese mismo aรฑo, asistรญ a un panel del World Science Festival, titulado La insoportable levedad de la memoria, en el que un puรฑado de cientรญficos hablรณ de quรฉ son concretamente los recuerdos en el cerebro, cรณmo se consolidan, es decir, cuรกl es su dimensiรณn material y quรฉ tan manipulables son. ¿Cรณmo almacenamos informaciรณn y cรณmo la olvidamos?
Elizabeth Phelps, directora del Laboratorio Phelps de Neurociencias del afecto, aprendizaje y decisiones de NYU, explicรณ que, asรญ como los perros de Pavlov aprendieron a asociar un sonido con comida, en su laboratorio se ha estudiado la asociaciรณn entre un sonido y el miedo. El famoso experimento, del que escuchรฉ por primera vez en mi episodio favorito de Radiolab como Eternal sunshine of a spotless rat, logra que una rata memorize que cierto sonido causa dolor, acostumbrรกndola a un pitido acompaรฑado de un shock. La rata, entonces, escucha el sonido y muestra seรฑales de miedo. Dos semanas despuรฉs, tiempo en que el recuerdo se consolida, mientras el pitido y el recuerdo de la asociaciรณn sonido-miedo es reactivado, se interrumpe la recreaciรณn del recuerdo con una inyecciรณn de un bloqueador, llamado anisomicina, en la amรญgdala, donde se hospedan emociones negativas. El recuerdo del dolor desaparece, el recuerdo del sonido permanece. No se registran muestras miedo, ni de protecciรณn.
La etimologรญa de recordar es recordari: re (de nuevo) + cordis (corazรณn) = formarse otra vez en el corazรณn, donde se pensaba que se alojaban los recuerdos. Cuando recordamos estamos recreando, experimentando las memorias guardadas. Las memorias se editan cada vez que son recordadas, en ese proceso, la reconsolidaciรณn, los recuerdos vuelven a ser frรกgiles y son reescritos con la capacidad de imaginaciรณn del momento. La reconsolidaciรณn es una segunda oportunidad, dijo Phelps, de interrumpir o modificar la formaciรณn del recuerdo.
Finalmente, en el laboratorio se aseguraron de que la inyecciรณn no destruyera la memoria entera de la rata, sino que atacara recuerdos especรญficos, utilizando dos sonidos distintos. En ese entonces, los panelistas dijeron que la ciencia estaba a menos de una dรฉcada de proponer un tratamiento similar para el estrรฉs postraumรกtico en humanos y empezar a conocer los efectos secundarios.
La semana pasada, el New York Times publicรณ un artรญculo que describe un experimento en el que inyectan propranolol a aracnofรณbicos. El propranolol “bloquea los efectos de la norepinefrina en el cerebro”, bloquea la reconsolidaciรณn. El resultado fue que el aprendizaje emocional, el recuerdo Miedo que acompaรฑa al recuerdo Araรฑa, fue revertido. Las personas recuerdan las araรฑas sin temor, pueden incluso tocarlas.
Entonces, pensemos en Primo Levi y sus recuerdos emocionales, como el miedo o la tristeza, que acompaรฑaron los recuerdos de un hecho traumรกtico, como el holocausto; no aun en los temores cotidianos o en los recuerdos dolorosos que tienen nombre: en el miedo al abandono o el miedo a la soledad. No pensemos todavรญa en las crisis propias, en nuestros duelos, o en los recuerdos traumรกticos que para cada quien supone el clรญmax dramรกtico personal. Pensemos en la posibilidad de borrar el miedo en los cerebros de las mujeres y los hombres abusados sexualmente, o en quienes fueron torturados a cambio de informaciรณn. Pensemos en una dosis del bloqueador de proteinas que construyen las memorias en casos concretos, lamentablemente cotidianos, como el de Pablo, quien en su momento dejรณ de llevar a sus hijos a la escuela por las maรฑanas; si lograba abandonar su casa, necesariamente acompaรฑado, se sentรญa desprotegido por no llevar el mismo un arma. Al principio apenas recordaba cรณmo fue el asalto: quรฉ sucediรณ primero, si lo golpearon o le quitaron el dinero, quiรฉn le disparรณ; y despuรฉs sรณlo podรญa hablar de aquello. Neurolรณgicamente, reconsolidaba el recuerdo; psicolรณgicamente, estaba obsesionado y asรญ, hablando, fue que hizo las paces con lo que pasรณ.
La terapia de exposiciรณn enfrenta al paciente a la reconsolidaciรณn para que aprenda a despejar el miedo del hecho: recordar una y otra vez la maรฑana que te dispararon o enfrentarse a araรฑas mortales hasta disociar el miedo. Pero, como ha dicho la Dra. Edna B. Foa, especialista en terapias cognitivo-conductuales, para ambos casos, la “vacuna contra el miedo” o la confrontaciรณn, es inevitable recordar los hechos traumรกticos.
Desde luego, la memoria es un sistema dinรกmico muy complejo. Por ahora, la pregunta es obvia: elegiremos superar el dolor de ciertos recuerdos hirientes con inyecciones o no. El miedo originario no es el origen del miedo. ¿Librarse del dolor es liberarse?, ¿es la felicidad? El olvido, de pronto, suena a polรญtica de Estado. Pensemos ahora en resultados del aprendizaje del sufrimiento como La Declaraciรณn Universal de los Derechos Humanos, en la resiliencia colectiva o en la capacidad de resignificar experiencias personales: los segundos cumpleaรฑos de Pablo, por ejemplo. Pero, pensemos tambiรฉn en personas para quienes incluso la terapia no aminora el pรกnico o la ansiedad, personas que no cicatrizan.
Es muy pronto para considerar la eliminaciรณn de los recuerdos emocionales como un tratamiento para el bienestar, pero ¿no es escalofriante que estemos tan cerca?
Ciudad de Mรฉxico