La realidad mรกs presente y punzante de nuestro paรญs es la del pastel mal repartido. Unos gozan de sobra todos los bienes materiales mientras otros, la mayorรญa, tienen gradualmente menos y menos hasta carecer de todo bien y sobrevivir en la marginaciรณn econรณmica, cultural, de salud, legal o cualquier otra clase de protecciรณn. Hasta un niรฑo percibe y entiende que Mรฉxico es injusto. Alguna nociรณn de justicia se forma en el niรฑo conforme se va desarrollando su inteligencia y comprensiรณn de las cosas. Cualquiera, digo, menos los polรญticos mexicanos, porque la palabra justiciaha sido por completo proscrita de su vocabulario polรญtico.
¿Esa proscripciรณn a quรฉ obedece? A muchas cosas, me parece. Una es que los afortunados dueรฑos de los bienes, los beneficiados con la situaciรณn desastrosa, han decidido que ese tema no debe tocarse sino esconderse. ¿Dรณnde? En la informaciรณn, justamente, en el estruendo cada dรญa mรกs atronador que produce la industria de la informaciรณn. Entonces, se tolera exhortar a que se trate o intente que los depauperados estรฉn un poco mejor, pero, eso sรญ, sin que implique de ninguna manera que los enriquecidos cedan de lo que tienen ni un poco, nada, ni un centavo. Es decir, es tabรบ pedir que se reparta un poco mejor el pastel, que aminore la injusticia.
Al revรฉs: en nuestros despiadados tiempos se ha llegado a sostener que para que los desheredados dejen de ser tan miserables es econรณmicamente necesario, demostrable con razonamientos primorosos, que los ricos sean mรกs ricos. Y se ha de inmediato puesto en prรกctica grotesca, con brรญo y entusiasmo ejemplares, tan extraรฑa e inhumana doctrina.
Asรญ pues, la justicia, que trata de repartir un poquito mejor el pastel, no puede ni mencionarse. Es muy peligroso alarmar al capital, se dice, porque en caso de susto abandona de inmediato Mรฉxico sin medir consecuencias, ya que no conoce patriotismo alguno y su รบnica lealtad es hacia el dinero.
¿Es Mรฉxico una plutocracia? En muchos sentidos, pese a nuestra incipiente democracia, Mรฉxico es un paรญs gobernado por el dinero. Asรญ lo indica, por ejemplo, la cleptocracia, id est, la impunidad de poderosos y adinerados, una de las mรกs deplorables e hirientes caracterรญsticas de nuestra naciรณn.
Lo que sucede es que si trata de ocultar sistemรกticamente la injusticia reinante, evidente a todos con solo abrir los ojos, si se proscribe la palabra que nombra esa realidad, se percibe de inmediato, aunque sea oscuramente, que hay ahรญ una mentira. Y el ocultamiento, la mentira constante, acaban por envilecerlo todo: el rรฉgimen, el partido, los mandos altos y bajos, todo se impregna de un tinte de irrealidad y engaรฑo que llevan a la ciudadanรญa al fondo del desencanto y la irritaciรณn.
Asegura un sabio chino que el signo primero del humano inteligente es la frecuencia con que cae en la duda. Duda y vuelve a dudar. El tonto, en cambio, no duda, estรก seguro, segurรญsimo de muchas cosas, tiene certezas. En polรญtica, por ejemplo, al tonto no le cabe la menor duda de que su candidato va a ser un gran presidente y que, en consecuencia, serรญa una gran desgracia que no resultara electo.
Esta actitud no es solo mema, sino peligrosa: este tipo de infundadas certidumbres son formas apenas veladas de fanatizaciรณn y conducen fรกcilmente, como toda fanatizaciรณn, al arrebato, la tropelรญa o la violencia. La historia reciente ha probado hasta la saciedad que no hay sujeto mรกs ponzoรฑoso para la vida social que quien estรก seguro de tener no solo la razรณn, sino toda la razรณn. De ahรญ a estimar que tus adversarios son deshonestos conspiradores de mala fe, con razones para actuar putrefactas en extremo, no hay mรกs que un paso, que suele darse.
Esta es, creo, por desgracia, una situaciรณn que se ha hecho frecuente en este momento de la vida del paรญs con las tan repulsivas campaรฑas presidenciales. La gente le concede demasiado valor y trascendencia a la elecciรณn. No tiene razรณn: quien sea el presidente no es tan importante. Creo que ha quedado probado que cualquiera, aun el mรกs inepto o venal, puede ser elevado a presidente sin que todo se venga abajo. Mรฉxico cuenta ya con mecanismos suficientes para salvaguardar su estructura bรกsica. Ni siquiera los polรญticos mexicanos, los mรกs torpes y aviesos del mundo, han podido destruirlo. ~
(Ciudad de Mรฉxico, 1942) es un escritor, articulista, dramaturgo y acadรฉmico, autor de algunas de las pรกginas mรกs luminosas de la literatura mexicana.