La calle, las casas, las caras, la gente, la lluvia, las balas, las nuevas memorias, las curas, la gloria, las partes perdidas de la historia, la agonรญa, lo escrito, el futuro, la vida, las vidas… Querer comprender cada una de ellas y encontrar la brรบjula en el periodismo.
Durante cerca de medio aรฑo, la bรบsqueda de claves para leer la realidad estuvo ausente en buena parte de la prensa mexicana. El paรญs fue descrito justo desde un discurso desmadrado, lleno de palabras cuyos significados pueden ser imposibles y contradictorios, como decรญa la periodista Margarita Riviรจre.
Al igual que Humpty Dumpty, quien pretendรญa que las palabras significasen justamente lo que รฉl dictaba que debรญan significar,los candidatos presidenciales fueron a las plazas pรบblicas a decirle al paรญs que representaban “el compromiso”, “el cambio”, “lo diferente”. Los medios estuvieron ahรญ, la mayorรญa sin agenda, sin temas, sin รกngulos, listos para la cobertura de lo insustancial y el uso del catรกlogo de dijรณnimos recientemente rescatado por Jesรบs Silva-Herzog Mรกrquez en uno de sus artรญculos (Dijo. Abundรณ. Aceptรณ. Aclarรณ. Acusรณ. Advirtiรณ. Afirmรณ. Agregรณ. Aรฑadiรณ. Anotรณ. Apuntรณ. Asegurรณ. Aseverรณ. Comentรณ. Concluyรณ. Considerรณ. Declarรณ. Destacรณ. Detallรณ. Enfatizรณ. Explicรณ. Expresรณ. Expuso. Externรณ. Informรณ. Indicรณ. Insistiรณ. Lamentรณ. Manifestรณ. Mencionรณ. Observรณ. Planteรณ. Precisรณ. Pronunciรณ. Prosiguiรณ. Puntualizรณ. Recalcรณ. Reconociรณ. Reiterรณ. Seรฑalรณ. Sostuvo. Subrayรณ…)
Vivimos una รฉpoca de nuevos medios extraviados en su afรกn por crear un nuevo modelo de negocio basado en disputarse la agenda noticiosa de lo trivial, disfrazรกndola de discusiรณn global. El pasado periodo electoral fue una รฉpoca de abaratamiento de la noticia,que le otorgรณ la categorรญa de opiniรณn pรบblica a los trending topics (temas de moda) de Twitter, y que produjo piezas memorables de especulaciรณn periodรญstica como “Si Mรฉxico fuera Twitter, Lรณpez Obrador ya serรญa Presidente”.
Las notas y anรกlisis de la prensa de izquierda prepararon el terreno de la desconfianza, citando “recientes encuestas”, cubriendo puntualmente las conferencias de sus propios colaboradores en las que se presentaban “evidencias contundentes” y por adelantado del fraude, publicando parrafadas indignas de ser tomadas en serio como la de un colaborador de La Jornada que sostenรญaque el triunfo del candidato de Morena era inequรญvoco, pues su cardiรณlogo, el encargado de un estacionamiento en Tlaxcala y “los papรกs de todo el grupo del hijo de un amigo en Xalapa” pensaban votar รฉl; por si fuese poca la evidencia, tambiรฉn una encuesta de Werevertumorro.mx hecha en YouTube le daba un triunfo contundente.
Muchos medios actuaron como militantes, postularon percepciones como hechos, decretaron el inicio de una “primavera mexicana” que terminรณ con el regreso del PRI a la Presidencia. Un periodismo sin rigor que considera que ver es lo mismo que entender.
Periodistas y empresas de comunicaciรณn empeรฑaron su prestigio en los รบltimos meses. Algunos apostaron a encuestas que presumรญan ser estudios de opiniรณn pรบblica serios, pero que al final erraron en sus estimaciones por 11 puntos. The Guardian se arriesgรณ poniendo en la agenda de la discusiรณn pรบblica un supuesto acuerdoentre Televisa y Enrique Peรฑa Nieto que se proponรญa evidenciar la relaciรณn de los medios mexicanos con el poder polรญtico. Si bien reconociรณ que la validez de la prueba periodรญstica que presentaba era cuestionable, en un ejercicio de transparencia con sus lectores el diario explicรณ pรบblicamente cuรกnta de la informaciรณn fue posible confirmar y quรฉ cruces de datos se hicieron para verificar su validez; discutiรณ pรบblicamente el proceso de construcciรณn de la noticia, lo cual nunca hicieron en Mรฉxico otros que tuvieron los mismos documentos siete aรฑos antes.
Ryszard Kapuลciลski decรญa que la sociedad espera que lleguemos a los hechos y confรญa en nosotros para que contemos quรฉ estรก pasando, para que interpretemos quรฉ quiere decir la novedad. “El lector —subrayaba— vota cada dรญa sobre nuestra suerte profesional. No cada cuatro o seis aรฑos, como les sucede a los presidentes, sino cada dรญa”.
No hemos estado a la altura de esa necesidad.Los medios han puesto la mesa para que cualquier tonto sea capaz de hacerse un hueco en el fabuloso mundo de la notoriedad, como la misma Margarita Riviรจre advierte. Debido a la asombrosa capacidad de algunos para considerar que su propia opiniรณn es algo que interesa muchรญsimo a los demรกs, a cuatro dรญas de la elecciรณn tenรญamos poco periodismo de hechos y un batallรณn de opinadores escribiendo el “anรกlisis” del voto que emitirรญan. Igual que Groucho Marx, quien decรญa “estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”, 24 horas despuรฉs esos mismos escribidores aparecรญan en el mismo medio para anunciarnos que su anรกlisis habรญa cambiado de opiniรณn.
Vuelvo a ver aquel viejo video del diario El Paรญs producido hace cinco aรฑos, una declaratoria sobre el sentido del periodismo: querer comprender. Me distancio cada vez mรกs de aquellos que postulan que el periodismo es crรญtica, confrontaciรณn, enfrentamiento y que lo demรกs es pura propaganda. No es cierto. El periodismo es la relevancia noticiosa, hechos, veracidad y verificaciรณn, los temas diversos y el interรฉs pรบblico, la responsabilidad frente a los lectores. Una vez que los medios abandonen el lado que decidieron tomar en esta campaรฑa, entonces quizรก podemos reconciliarnos con el periodismo, con las lecturas, las piezas y las plumas que nos permitรญan comprender. Para comprender.
Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).