Si el monstruo volviera…

La novela del alemรกn Timur Vermes parte de una premisa fantรกstica: la apariciรณn de Hitler en la Alemania actual.ย 
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Alemania ha pasado casi seis dรฉcadas en un ejercicio de revisiรณn sobre su responsabilidad individual y colectiva en el Holocausto, en busca de hacer cuentas con un pasado que les avergรผenza, a fin de distanciarse de รฉl, de alejarlo definitivamente. Timur Vermes, autor de la novela Ha vuelto, pone en la mesa una reflexiรณn: estamos acostumbrados a ver a Hitler como un monstruo, pero es probable que no estemos preparados para alguien con sus destrezas en el actual contexto. El mal puede ser atractivo y esa es su gran amenaza, dice.

Con esa idea, Vermes ha escrito casi cuatrocientas pรกginas que tienen como punto de partida una premisa retadora: la reapariciรณn en Berlรญn de Adolf Hitler, quien vuelve como si simplemente hubiese dormido hasta nuestros dรญas, aรบn con 56 aรฑos, y el uniforme impregnado de gasolina. Jugar el juego lleva a plantear no sรณlo cuรกnto podrรญa, guiado por su fanatismo, hacer un personaje como รฉste en el mundo de hoy, sino cuรกn lejos puede ir la ficciรณn al imitar su retรณrica de odio.

Es importante notar hacia dรณnde ha mirando la crรญtica en este caso. Varias notas consideran que el autor apuesta mucho mรกs a la conmociรณn que al ingenio autรฉnticamente subversivo. The Guardian y del Financial Times, por ejemplo, encuentran en este relato un humor blando digno de tiras cรณmicas, incapaz de llegar a la altura de algunos momentos de The Producers, donde se monta el ominoso musical Primavera para Hitler, o incluso frente a algรบn sketch televisivo de Monty Python.

Mรกs todavรญa, se subraya cรณmo las remezclas satรญricas de la secuencia del bรบnker, en la que Bruno Ganz interpreta a Hitler, se han convertido en una vรญa de expresiรณn humorรญstica de numerosas frustraciones, incluso las mรกs triviales. La crรญtica encuentra en la novela a un Hitler mรกs o menos incisivo que seรฑala las contradicciones de la Alemania actual, pero que queda corto en el retratode sus verdades mรกs incรณmodas y de sus explosiones antisemitas.

Vermes, me parece, no pretende que su Hitler haga reรญr. En todo caso esto plantea, una vez mรกs, quรฉ tan lejos puede ir alguien en lo pรบblico mientras disfrace con eufemismos su fobia por las identidades que considera impuras. El Hitler de Vermes es un observador con una enorme capacidad de adaptaciรณn y de asimilaciรณn, paciente a la hora de actuar. Se estremece ante la actualidad alemana tan pronto descubre que a la cabeza del paรญs se encuentra “una mujer fondona con el poder de irradiaciรณn optimista de un sauce llorรณn” o que entre mayor preocupaciรณn enfrenta la gente, mรกs desorientados parecen los lรญderes polรญticos, los cuales tienen “mรกs miedo por el barniz de su coche deportivo que por los problemas de sus partidarios”.

En tono satรญrico siempre, la novela juega a pensar el impacto que tiene el discurso de intolerancia e ignorancia desde las nuevas tribunas. Hitler llega a la televisiรณn y a YouTube siendo nada mรกs que el miserable que es; habla totalmente en serio, pero se le toma como comediante mordaz con una rutina maravillosamente maligna. A favor de la violencia y del control estatal de la prensa, el personaje es considerado, paradรณjicamente, como alguien que rompe lanzas a favor de la mรกs amplia libertad de expresiรณn. No son pocos los pasajes en que Ha vuelto hace una crรญtica velada a los medios y parece encontrar una prensa poco preparada para enfrentarse no a los cรญnicos sin convicciones, sino a quien habla sin filtros de los prejuicios mรกs cerriles.

El Hitler de esta historia rasca en la polรญtica de su paรญs para encontrar a quienes parecen haber tomado en sus manos la continuaciรณn del trabajo del partido nazi. De hecho, varios –entre ellos el movimiento de Lyndon Larouche, quien lo considera “compaรฑero de penas y fatigas”– intentan llevarlo a sus filas. Asรญ llega hasta las oficinas del Partido Nacionaldemรณcrata de Alemania (NPD) para advertir que su gran causa nacional es conducida por “un hatajo de descerebrados” y “fracasados mentales”. Se da incluso un ficticio encuentro con el expresidente del partido, Holger Apfel, quien hoy atiende un bar en Palma de Mallorca. “Nunca en mi vida me he avergonzado tanto de un partido nacional”, resume sobre todos ellos.

Timur Vermes no es tan obvio. Deja que sus personajes expliciten lo que รฉl pretende conseguir. Es decir, “que la gente comprenda por fin quรฉ clase de canallas fueron todos aquรฉllos” y que hay gente empeรฑada para que nunca vuelva a ocurrir algo asรญ. Hitler –o Vermes a travรฉs de รฉl– dice crudamente que lo ocurrido en Alemania en la primera mitad del siglo pasado no fue obra sรณlo de un grupo de nacionalsocialistas engaรฑando a todo un pueblo; que en 1933 el Fรผhrer fue electo de forma democrรกtica incluso en el sentido actual, que antes de ello habรญa dado a conocer sus planes con toda claridad y los alemanes, incluso algunos judรญos, le eligieron. La sociedad actual lo cobija y lo celebra de nuevo, no porque ridiculice o se oponga con ingenio a la retรณrica nacionalsocialista como Chaplin en El gran dictador, sino porque la crudeza de sus discursos es tomada como entretenimiento y la banalidad se vuelve un disfraz muy efectivo para la maldad.

 

Ha vuelto.

Timur Vermes.

Seix Barral, 2013.

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Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).


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