Yo ya voté

Esta es la conclusión de la serie que analizó el voto desde el extranjero y las propuestas de los candidatos para los mexicanos fuera del país. 
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Conclusión de la serie “Votando desde el Exterior”

 

Como votante desde el exterior, independiente e indecisa, la llegada del Paquete Electoral Postal (PEP) a mi puerta y la presencia de una boleta electoral sobre la mesa del comedor por más de un mes, me causaron ansiedad y desvelos, y no la satisfacción que me prometía la calcomanía del IFE que dice "Yo Voté por el Presidente de México en 2012".

En las últimas semanas he consultado con mucho cuidado, y varias veces, todos los materiales que nos envió el IFE en el PEP; vi la transmisión de los debates por Internet; leo las notas de los diarios mexicanos y estadounidenses sobre la elección y las opiniones de intelectuales y académicos; sigo la discusión en Twitter; veo los spots de los candidatos en YouTube; leo los resúmenes de propuestas y evaluaciones de los candidatos en Arena Electoral; he platicado con familiares y amigos en México y en el extranjero sobre su intención de voto; y he hecho los ejercicios de Brújula Presidencial, y Votomático esperando que algo se aclare. Al final, encuentro razones igualmente fuertes para votar como para no votar por casi todos los candidatos. Sin embargo, no puedo esperar a ver cómo se desarrollan las campañas en la recta final, o cómo responden los candidatos al movimiento #YoSoy132 u otros sucesos de coyuntura, pues no quiero correr el riesgo de que mi boleta no llegue a tiempo. Según el IFE, los residentes en Estados Unidos y Canadá tenemos que enviarla a más tardar el 20 de junio, pero diez días de tránsito me parecen muy pocos para que mi sobre llegue a México, así que ya envié mi boleta.

Para decidir mi voto, me pareció muy buena la idea de Genaro Lozano de comparar las propuestas de los candidatos en uno de los temas que más le interesan (en su caso, diversidad sexual y género) en su serie “¿Y si voto por…?” para tener un criterio sobre el cual comparar y evaluar. De ahí partió mi idea para la serie “Votando desde el Exterior” como una oportunidad para analizar con detalle el mensaje de los candidatos a los mexicanos que viven fuera del país y su agenda sobre la migración que, como puede observarse en los materiales del PEP, todos asumen como uno de los principales temas de interés para estos cerca de 59 mil votantes.

Analizar las propuestas para a los mexicanos en el exterior fue revelador sobre la visión del país de los candidatos, sobre su equipo y sobre su personalidad. Como lo dice Raúl Delgado Wise en su evaluación de las propuestas de los candidatos en Arena Electoral, la migración es un tema “que debiera ocupar un sitio privilegiado en la agenda nacional”. Es un tema que toca aspectos de derechos humanos, desarrollo económico y social, seguridad, educación, salud, cooperación internacional, política exterior, cultura, medio ambiente, indígenas y género, por lo que es un lente útil para estudiar a los candidatos. Es preocupante que no sea un tema central en la discusión en México, que sólo Vázquez Mota lo haya mencionado en una ocasión en el primer debate (y como parte de su saludo al público) y que en la mayoría de las propuestas se lea un enfoque unidimensional de un fenómeno que ha marcado nuestra historia. Cerca de 10% de la población nacida en México vive fuera del país y, según algunas estimaciones, más de la mitad de la población total del país tiene un familiar que ha sido migrante en algún momento. Como uno de los principales países de origen de migrantes en el mundo, uno de los tres más importantes receptores de remesas, y uno de los lugares en donde hay más violaciones a los derechos de los migrantes, se esperaría que los candidatos a la presidencia tuvieran un conocimiento más profundo del tema, desde sus múltiples causas, sus diferentes manifestaciones, la diversidad de la población migrante y los costos y las contribuciones de la migración al desarrollo económico, social, político y cultural del país.

Mi principal sorpresa al hacer este análisis fue la propuesta de Peña Nieto. Al contrario de lo que normalmente leo sobre él y lo que le oí decir en una visita que hizo a Nueva York a principios de año, me pareció una propuesta muy bien articulada y con una visión integral del fenómeno migratorio (al cual atinadamente no se refiere como el “problema migratorio”) y el papel de México como país de origen, tránsito, destino y retorno. También me pareció muy acertado que se dirigiera a todos los mexicanos en el exterior, considerándolos como una población diversa, con intereses y necesidades distintas y ubicada en diferentes países, no sólo en Estados Unidos. Para mí esto reflejó que tiene un buen equipo detrás en este tema y que se tomaron el tiempo para hacer el análisis. Es cierto que la propuesta no está suficientemente enmarcada en el marco institucional existente, y en varios puntos no menciona acciones concretas, pero la visión integral que presenta sí se distingue de los planteamientos de los otros candidatos y es un buen punto de partida para el diseño de políticas y estrategias. La imagen que tenía de Peña Nieto mejoró al hacer este análisis pero aún no sé si lo suficiente como para hacer a un lado mi memoria del PRI en el poder y así votar por este partido y su coalición con el PVEM.

Desde antes de leer la propuesta de Vázquez Mota, dada su experiencia en la SEDESOL y la SEP, y su trabajo con programas de atención a los mexicanos en el exterior, tenía claro que sería la candidata con más conocimiento del tema. Esa fue mi primera impresión al leer su mensaje en el PEP pero ya analizándola con detenimiento me pareció muy limitada al enfocarse sólo en los mexicanos en Estados Unidos (lo cual volvió a enfatizar en el segundo debate a pesar de que el tema era parte de la sección de México en el Mundo). En la versión ampliada de su plataforma (y en la compilación de propuestas que hizo Arena Electoral) se ve un mensaje más completo y Vázquez Mota sí logra transmitir la idea de que conoce bien este tema. Sin embargo, en general, no queda claro que tenga una visión de hacia dónde pueden avanzar los programas existentes los próximos seis años. Por ejemplo, la única propuesta realmente nueva es la creación de una Subsecretaría del migrante, pero no queda claro el porqué ni el cómo. ¿Cómo será “diferente”? En general, esta es una propuesta de continuidad. Esto se percibe también en otros temas, como el de seguridad, que es una de las principales razones por las que he dudado votar por el PAN. En su mensaje a los mexicanos en el exterior, Vázquez Mota sí toca el tema de la violencia en relación a la protección de los migrantes en su tránsito y regreso al país pero no es tan clara al delinear estrategias para resolver el problema de fondo. Su conocimiento del tema migratorio me da una buena razón para votar por ella pero tendría que hacer a un lado las diferencias que tengo con el PAN en temas como derechos sexuales y reproductivos y, sobre todo, su respuesta limitada ante la crisis actual de violencia e inseguridad.

Me entusiasmaba la posibilidad de encontrar en la propuesta de López Obrador a un candidato con un discurso mejorado tras la experiencia de 2006 y un buen equipo detrás. Sin embargo, me encontré con un mensaje flojo y hasta desganado a los mexicanos en el exterior, y me dejó la impresión de que no hubo un análisis profundo detrás de sus propuestas en materia de migración o de la relación con Estados Unidos. Coincido con los ideales que hay detrás (la necesidad de atender la desigualdad y la falta de oportunidades que son una de las principales causas de la migración, o la importancia de ampliar la cooperación bilateral en materia de desarrollo en lugar de seguridad, por ejemplo), pero no hay planteamientos concretos ni realistas para hacer frente a la situación actual. Como dice Jorge Durand en su evaluación en Arena Electoral, son ideas interesantes “pero de implementación dudosa o utópica”. La Brújula Presidencial, me confirmó que con López Obrador tengo más coincidencias que con los otros candidatos, pero en temas como migración y la relación con Estados Unidos, me queda claro que poner por delante ideales desconectados de la realidad, no sólo va a ser una estrategia destinada al fracaso sino que incluso puede significar un paso atrás en avances importantes que ha tenido México en este ámbito. Para votar por él, tendría que dar prioridad a otros temas en los que sí coincido con la izquierda.

De Quadri no esperaba mucho pero estaba en buena disposición para escucharlo y hacer a un lado las críticas relacionadas con Nueva Alianza y Elba Esther. No tomó demasiado tiempo darme cuenta de la pobreza de su análisis en materia migratoria. Me parece muy sano que exista un cuarto candidato y que quiera aportar a una transformación de la discusión entre “los políticos de siempre” pero Quadri se queda muy corto en términos de su propia plataforma. La cuarta opción (Gilberto Rincón Gallardo o Patricia Mercado en su momento) siempre ha sido atractiva para mí pero en este caso, aunque coincidimos ideológicamente en varios temas, ni en su mensaje a los mexicanos en el exterior, ni en sus otras propuestas, encuentro razones suficientes para votar por Quadri.

Este proceso de informarme en algunos momentos me confundió más de lo que ya estaba y sólo llegué a la conclusión de que ninguno de los candidatos ni partidos me convence. Bien lo dijo Lorenzo Meyer: “No hay el político perfecto –a man for all seasons–, todos cargan contradicciones, debilidades y errores de juicio…pero siempre habrá los más y los menos adecuados. Hoy tenemos que elegir entre tres y no hay alternativa, pues incluso la abstención, el voto nulo o por candidatos irrelevantes, son formas indirectas de contribuir a elegir a uno de los tres inevitables”. En esta disyuntiva, sugiere Carlos Bravo que “en lugar de esperar que haya un candidato que no nos genere dudas, [hay que] votar por el candidato que nos genera las dudas con las que estamos más dispuestos a convivir”.

No voy a anular mi voto pero tampoco estoy orgullosa de votar por el o la “menos peor” para presidente. Como Juan Villoro, esperaré al 2018 con la ilusión de poder votar por preferencia y no por descarte. Mientras tanto, de aquí al 1º de julio, no sé si será un alivio o un tormento el hecho de que yo ya voté.

Agradezco mucho a los lectores que han acompañado esta serie y a quienes compartieron sus impresiones pues me ayudaron a definir más claramente mi postura sobre algunos de estos temas y a plantear nuevas preguntas para esta discusión. 

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es profesora de estudios globales en The New School en Nueva York. Su trabajo se enfoca en las políticas migratorias de México y Estados Unidos.


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