Los rumores van y vienen. Se dice que la editorial Alfaguara piensa poner una librería en Cuba, no tanto por el volumen de ventas que pueda suponer, como por la lógica empresarial de irse posicionando en un mercado que tendrá un crecimiento explosivo una vez que el tirano "entregue su alma". El problema es que, al parecer, el requisito de la autoridades cubanas para dar la autorización es el gozar del privilegio de seleccionar a los autores del catálogo de la editorial que podrán ser leídos por los afortunados con acceso al dólar, única moneda que sirve de algo en la isla. Esto deja, de entrada, fuera los libros de Guillermo Cabrera Infante. Confiamos en que esto sea sólo una broma pesada y que los responsables de la editorial no dudarán un momento en salirse del proyecto habanero si no está garantizada la libre venta de todos sus autores, empezando por el genial prosista cubano que ha hecho de su condición de exiliado y de la añoranza por la ciudad perdida el leit motiv de su brillantísima obra. –