El
concepto de la ley del libro estรก hoy de particular
actualidad. En Espaรฑa acaba de proclamarse una nueva ley,
despuรฉs de una larga gestaciรณn. En Mรฉxico, donde
es tan necesaria, despuรฉs de haber sido aprobada por el
Congreso y por el Senado ha sido aparcada por el presidente Fox,
aunque las espadas siguen en alto. Y, por รบltimo, este aรฑo
se cumple el 25o aniversario de la Ley Lang que implantรณ en
Francia el precio รบnico, con resultados tan inequรญvocamente
beneficiosos, y que es como la โmadreโ de todas las demรกs.
La
Ley Lang
El
IMEC (Institut Mรฉmoires de lโรdition Contemporaine),
que preside actualmente el gran editor Christian Bourgois, junto con
el Comitรฉ de Historia del Ministerio de Cultura francรฉs,
ha publicado, en 2006, Le
prix du livre, 1981-2006, subtitulado La
loi Lang, para conmemorar los veinticinco aรฑos de
dicha ley, que instaurรณ el precio fijo en Francia y que tan
decisiva ha sido para el sector del libro en dicho paรญs. Un
aniversario que ha sido acogido de forma muy positiva por los
libreros y editores en amplios reportajes en Le
Nouvel Observateur, Le
Monde y Livres
Hebdo, entre otros. Gracias a ella se ha facilitado la
subsistencia de los imprescindibles libreros y editores
independientes, la oferta de libros importantes culturalmente aunque
fueran minoritarios, en suma la riqueza y la diversidad cultural de
un paรญs.
Tan
unรกnimes han sido las alabanzas a la ley del precio รบnico
que parece como si todo este trayecto hubiera sido muy fรกcil,
cuando su puesta en marcha y su aplicaciรณn han sido
extraordinariamente dificultosas, como el estudio en cuestiรณn
reseรฑa de forma sintรฉtica pero minuciosa. Una ley que
apareciรณ el 10 de agosto de 1981 en el Journal
Officiel en un texto breve, de sรณlo once artรญculos,
y en el que lo fundamental era, con respecto a la venta de libros, el
principio del precio รบnico fijado por el editor. La propuesta
de Mitterrand, candidato socialista a la Presidencia, estaba
simbรณlica y prรกcticamente vinculada al tรญtulo de
su programa presidencial: โCambiar la vidaโ, en la medida en que,
en palabras de Jacques Attali, โcontribuyรณ, gracias a sus
efectos desde 1981, a transformar en profundidad y mejorar la
sociedad francesa y la vida de los francesesโ.
En
los aรฑos setenta se produjo una crisis del libro en Francia,
buena parte de la cual, segรบn editores y libreros, fue debida
a la emergencia de nuevos actores. En especial, la concentraciรณn
editorial, durante treinta aรฑos duopolista (Hachette y Havas,
fagocitada luego รฉsta por su rival), y la irrupciรณn de
grandes cadenas de distribuciรณn como los centros Leclerc, asรญ
como las FNAC,1
mรกs especializadas, que pusieron en serio peligro la
continuidad de las librerรญas especializadas.
Jรฉrรดme
Lindon, editor ejemplar al frente de las รditions de Minuit,
encabezรณ infatigablemente las acciones de resistencia con un
Leitmotif: โEl
libro no es un producto como los otrosโ, la vida de un libro debรญa
inscribirse en la duraciรณn y para ello se precisaba de una
lรณgica comercial particular: โLa carrera de un libro durante
muchas semanas o muchos meses implica una concepciรณn de la
creaciรณn, de la difusiรณn y de la distribuciรณn
completamente diferentes.โ
Esta
concepciรณn distinta de los libros ya apareciรณ en un
texto de Diderot, Carta sobre
el comercio de la librerรญa: โUn error que veo
cometer sin cesar a aquellos que se dejan guiar por las mรกximas
generales es aplicar los principios de una manufactura de tejidos a
la ediciรณn de un libro.โ Una temprana reivindicaciรณn
de la famosa โexcepciรณn culturalโ, tan odiada por los
polรญticos neoliberales y sus intelectuales de cabecera.
En
1977, Lindon creรณ una โAsociaciรณn para el precio
รบnico del libroโ y, tras incesantes iniciativas, logrรณ
convencer a muchos profesionales y polรญticos de su necesidad.
Pero encontrรณ no pocas resistencias, incluso entre sus
colegas, entre ellos Gallimard (que mรกs tarde rectificรณ
su posiciรณn), entonces encabezada por Claude Gallimard (el
hijo de Gaston, el fundador). Y tambiรฉn entre ciertos
libreros, con su desconfianza proverbial hacia los editores. Desde
entonces, tambiรฉn en 1977, Mitterrand, en una carta a Lindon,
tomรณ posiciรณn pรบblicamente en favor del proceso
y luego, ya en el poder, lo apoyรณ sin reservas.
Si
la gestaciรณn de la ley resultรณ laboriosa y accidentada,
mรกs aรบn lo fue su puesta en marcha, tal como en el
libro citado se describe de forma apasionante (apasionante para la
gente del gremio, bien
entendu). Recordemos el clima de los aรฑos ochenta,
con Ronald Reagan y Margaret Thatcher en el poder, conspicuos e
influyentes neoliberales. Por una parte, hubo la tenaz oposiciรณn
de las grandes superficies, encabezadas por Leclerc, y tambiรฉn
de la FNAC, que intentaron toda clase de subterfugios al borde de la
ley o directamente fuera de la misma, en una clara presiรณn
contra el gobierno. Pero incluso en el propio gobierno se enfrentaron
sordamente Jacques Delors, ministro de Economรญa y Finanzas, y
Jack Lang, ministro de Cultura. Y tambiรฉn se produjo la
hostilidad de la magistratura, reacia a aplicar medidas ante las
innumerables infracciones a la ley, asรญ como la de los
policรญas que debรญan ejecutarlas, al considerarla
desfavorable para los consumidores (un ejemplo mรกs de la
necesaria pedagogรญa que se debe hacer frente a esas opiniones
miopes o desinformadas o interesadas). Despuรฉs de numerosas
trifulcas y de una intensรญsima labor de Jack Lang y su equipo
en Francia y en Europa, en 1985 se aprueba una nueva ley que,
conforme al Tratado de Roma, refuerza la anterior y que autoriza al
gobierno a instituir sanciones penales frente a numerosas acciones
ilegales, como la reimportaciรณn de libros impresos en otros
paรญses con conspicuos descuentos.
En
1986 la situaciรณn parece estable, despuรฉs de cuatro
aรฑos de tensiones varias, hasta que, en la primavera de dicho
aรฑo, una coaliciรณn de derechas, encabezada por Jacques
Chirac, toma el poder y se produce por primera vez la llamada
โcohabitaciรณnโ: un presidente socialista, Mitterrand, y un
primer ministro conservador, Chirac. Un gobierno con un programa de
inspiraciรณn thatcheriana, con un nuevo ministro de Cultura,
Franรงois Lรฉotard. Los adversarios del precio รบnico
se frotan las manos, presionan rรกpidamente para la aboliciรณn
de la ley, las grandes superficies multiplican los descuentos
(rigurosamente ilรญcitos), la FNAC lanza una campaรฑa
estentรณrea: โยกLibertad para los libros!โ, pidiendo a
sus clientes que se adhieran a ella, etcรฉtera.
Sin
embargo, y asรญ lo confirman los archivos consultados para la
elaboraciรณn de Le prix
du livre /La loi
Lang, tanto el nuevo Presidente como el Ministro de
Cultura se oponen a este vuelco, y creen que la Ley Lang es
beneficiosa. Asรญ, Jacques Chirac, dos meses despuรฉs de
su postulaciรณn, en una entrevista televisiva, a la pregunta de
si el precio del libro sigue bloqueado responde categรณricamente:
โSรญ, porque es una ley que nosotros hemos votado, les
recuerdo que la ley se ha votado unรกnimemente en la Asamblea.
Esto permite decir que el liberal que soy yo considera que los
productos culturales no son exactamente productos como los otros.โ
(Un inciso importante: Jean-Sรฉbastien Dupuit, que estuvo al
frente de la Direcciรณn General del Libro y de la Lectura,
desde 1993 a 2003, nos revela en el libro que โhabรญa una
relaciรณn muy antigua entre Chirac y Lindon. Ello explica que
la decisiรณn de Chirac ya estaba tomada y que estaba fuera de
lugar revisarla. Por lo demรกs, Chirac lo expresรณ
nรญtidamente cuando tomรณ la palabra en el homenaje
organizado por el Sindicato Nacional de la Ediciรณn, en junio
de 2001, cuando el fallecimiento de Lindon.)
En
cuanto al ministro de Cultura, afirma: โVotรฉ este texto como
diputado y mi posiciรณn a favor del precio รบnico no ha
cambiado desde entonces.โ (Inciso espaรฑol: benditos
liberales franceses, quรฉ diferentes de nuestros presuntos
liberales, Aznar y compaรฑรญa, cuando tomaron el poder,
que intentaron tenazmente cargarse el precio รบnico y, si no
hubiera sido por la aรบn mรกs tenaz oposiciรณn del
sector del libro, casi lo habrรญan conseguido.)
A
partir de entonces, la oposiciรณn se hace mucho menos
virulenta, exceptuando la esperada hostilidad de las grandes
superficies. Por el contrario, la evoluciรณn de la FNAC, ya con
una nueva direcciรณn, puede calificarse de ejemplar, segรบn
los autores del libro. Opta por desmarcarse de Leclerc; en un
comunicado (prudentemente anรณnimo) se afirma: โLa FNAC
estima que las grandes superficies se sitรบan automรกticamente
fuera de la ley, mientras que nosotros deseamos aparecer como un
partenaire y no
como un adversario de los pequeรฑos librerosโ; en resumen,
dice Le prix du livre,
โles inquietaba ser confundidos con saldistas desprovistos de
ambiciรณn culturalโ. Subrepticiamente, se ha ganado la
batalla de la opiniรณn.
En
el apartado de debates que sigue a la crรณnica y anรกlisis
de la Ley Lang, interviene en primer lugar el propio Jacques Lang,
quien afirma: โLa ley sobre el precio รบnico del libro se
inscribรญa en una visiรณn de la cultura y de la polรญtica
de la cultura segรบn la cual los bienes culturales no son
asimilables a las mercancรญas ordinarias y que la concentraciรณn
es la enemiga de la libertad y de la creaciรณn.โ Tambiรฉn
evoca las medidas anticoncentraciรณn respecto al cine y lo
necesario de โapoyar, en todo el paรญs, una capilaridad, una
multiplicaciรณn de creaciรณn y de mediaciรณn y
limitar la concentraciรณn…โ Y constata, ya en 2006: โDe
eso estamos lejos, evidentemente, hoy en dรญa.โ
Lang
repasa los mรบltiples obstรกculos y la necesidad de
proceder rรกpidamente, instigado por Lindon, para poner en
marcha una ley de tanto carรกcter emblemรกtico, de
โruptura con una concepciรณn mรกs tradicional โotros
dirรกn: mercantilista o liberalโ de la culturaโ. En
resumen, โpuede decirse que fue una especie de Blitzkriegโ.
Tambiรฉn rememora la reacciรณn de la prensa: contรณ
con el apoyo, importantรญsimo, de Le
Monde, pero con la oposiciรณn de un รณrgano de
izquierda tan cualificado como Liberรกtion
o con las muchas reticencias de Le
Nouvel Observateur. Lo que nos recuerda que la postura a
favor del precio fijo no resulta obvia de inmediato: precisa de una
reflexiรณn atenta, de cierto esfuerzo intelectual, de un
conocimiento profundo y sin apriorismos del sector del libro. El
propio Jack Lang afirma: โEsta ley traducรญa tambiรฉn
una visiรณn cultural que podรญa parecer elitista, y que,
sobre todo, apostaba por el futuro, contra el sentido comรบn de
la รฉpoca.โ Por otra parte y por fortuna, tenemos dos
ejemplos histรณricos (teorรญas y especulaciones aparte):
el efecto positivo del precio รบnico en Francia, a lo largo de
los รบltimos veinticinco aรฑos, y las pรฉsimas
consecuencias que ha tenido su abandono en el Reino Unido. Jack Lang
tambiรฉn considera: โHemos observado muy pronto una
multiplicaciรณn de infracciones (a la ley). Digรกmoslo:
la policรญa o la gendarmerรญa, los prefectos, los รณrganos
ejecutivos locales, no han estado muy arrojados, y por otra parte se
entiende: denunciar infracciones de grandes superficies que hacen que
libros u otros productos sean mรกs baratos, ยกes un tanto
duro! […] Luego, ante el tribunal, hay que convencer a los
magistrados, aunque, en principio, no hay que convencerlos, estรกn
ahรญ para aplicar la ley. Pero, pongรกmonos en su lugar,
se enfrentan a gente infractora porque han decidido otorgar un
descuento.โ
Lรช
Nhat Binh (que perteneciรณ a la DLL, la Direcciรณn
General del Libro y la Lectura, entre 1982 y 1985) muestra tambiรฉn
su comprensiรณn. โVayan a explicarle al pรบblico que
preparรกbamos el futuro, que trabajรกbamos para el futuro
del territorio, que era por el porvenir de la creaciรณn, por la
diversidad editorial… Creo que la gente no podรญa entenderlo.
Y pienso que esto sucedรญa incluso en el mรกs alto nivel
de los cuadros de la Administraciรณn del Estado que tenรญan
que aplicar la ley, en particular los magistrados.โ
El
editor Christian Bourgois, que era en 1986 vicepresidente del
Sindicato Nacional de la Ediciรณn y presidente de la Comisiรณn
de los Adelantos sobre Recaudaciรณn en el รกmbito
cinematogrรกfico, evoca su encuentro con un รญntimo
colaborador de Franรงois Lรฉotard, ministro de Cultura
con Chirac: โTengo dos dossiers
โindefendiblesโ que voy a defender ante usted: no habrรก
mรกs cine francรฉs si se suprime el adelanto sobre
recaudaciรณn, no habrรก mรกs ediciรณn
francesa si se suprime el precio รบnico.โ
El
apartado de debates acaba con las palabras de Jean-Sรฉbastien
Dupuit (director de la DLL, 1993-2003, y consejero tรฉcnico del
ministro Lรฉotard, 1986-1988): โยฟLas prรณximas
generaciones compartirรกn estos valores? La verdadera pregunta
sobre la polรญtica del libro reside aquรญ y no en los
dispositivos de la ley, que no son sino troncos en el rรญo…โ
Aunque
prefiero terminarlo con la รบltima intervenciรณn de Jack
Lang en el debate: โPodrรญamos haber sido temerosos ante el
cambio de gobierno en 1986, pero en ese momento estรกbamos
protegidos por los compromisos que se habรญan establecido. Y
ademรกs debe decirse que los profesionales finalmente se habรญan
incorporado a la causa, y por tanto se habรญan convertido en el
escudo de un texto que hoy en dรญa es alabado por casi todos.
Se cree que ha sido fรกcil, pero en realidad era un texto que
se habรญa enfrentado al sentido comรบn y que habรญa
sido defendido por una minorรญa esclarecida y combativa. Cuando
un puรฑado de gente tiene tal fuerza de voluntad, puede a veces
mover montaรฑas.โ
Pero
no quisiera dejar de mencionar a Jean Gattรฉgno, director
general del Libro con Lang, del que fue colaborador fundamental, y
tambiรฉn, y este dato es importantรญsimo, director con
Chirac (รฉste demostrรณ, en el รกmbito de la
cultura, su talante de autรฉntico liberal). Jean Gattรฉgno,
a quien tuve la fortuna de conocer personalmente, fue tambiรฉn
un extraordinario traductor (de Lewis Carroll, por ejemplo, por lo
que el nonsense no
tenรญa secretos para รฉl, lo que posiblemente le fue de
gran utilidad en tan accidentado proceso).
En
resumen, como hemos visto, destacan cinco grandes actores en tan
dificultoso recorrido. El infatigable y audaz Jack Lang, algo asรญ
como un โpรกjaro locoโ nada loco; Jean Gattรฉgno,
intelectual sutil y gran trabajador; el presidente Mitterrand, que
apoyรณ sin reservas la ley; el presidente Chirac, que, desde el
bando polรญticamente opuesto, le dio la necesaria y definitiva
continuidad; y quizรก, por encima de todos, la autoridad moral,
el diagnรณstico pionero de la gravedad de la situaciรณn y
la atenta vigilancia del editor Jรฉrรดme Lindon. No en
vano, en un artรญculo reciente en la prensa cultural francesa
se sostenรญa que, en realidad, esa benรฉfica ley deberรญa
quizรก llamarse la Ley
Lindon.
Mรฉxico
La
situaciรณn de las librerรญas en Mรฉxico, aunque
algunas de ellas sean excelentes, preocupa mucho: hay un dรฉficit
para alarmarse, con un deterioro cultural relevante.
Gabriel
Zaid, excelente analista, autor de Los
demasiados libros, un texto de referencia indiscutible,
publicรณ en 2005 en Letras
Libres un artรญculo sobre la situaciรณn de las
librerรญas en Mรฉxico. Un aรฑo despuรฉs, en
junio de 2006, la misma revista publicรณ el mismo texto,
ampliado, que fue una instigaciรณn fundamental para que el
Congreso aprobara una nueva Ley del Libro que consagrรณ el
precio รบnico en Mรฉxico, un paรญs que se regรญa
por los grandes descuentos en las grandes librerรญas o cadenas
de librerรญas, con sus pรฉsimas e inevitables
consecuencias.
Zaid
argumentaba cรณmo โlos grandes descuentos inflan el mรบltiplo:
obligan a subir el nivel general de precios. Es algo artificial, que
sirve para forzar a los lectores a concentrarse en unas cuantas
librerรญas, donde les bajan los precios previamente inflados
[…] ยฟY quรฉ ganaron los lectores? Un paรญs cada
vez mรกs desierto de librerรญasโ. Y describรญa el
โoasisโ de la Gandhi, que โya no necesitaba competir en
servicio…โ Y โel secreto de las grandes rebajasโ es que los
grandes libreros privilegiados por los descuentos, โlos libreros
favoritosโ (forzadamente โfavoritosโ), no es que vendan mรกs
barato, sino que los otros tienen que vender mรกs caro, al
tener un descuento menor.
Zaid
saca conclusiones tan razonadas como inapelables: โQue el precio no
sea fijo favorece a los favoritosโ […], los cuales โpolarizando
la concentraciรณn del mercado, ganan poder de compra y ventaโ.
Y finalmente: โยฟGana el pรบblico? No. Si todos los
libreros vendieran al mismo precio, todos los compradores comprarรญan
al mismo precio โrebajadoโ que reciben los compradores del
favorito.โ Prosigue: โยฟGanan los editores? Finalmente, no.
La competencia desleal arruina a muchas librerรญas. Los
editores, finalmente, pierden lugares de exhibiciรณn para sus
libros y pierden ventas. El favorito no absorbe a todos los clientes
de las librerรญas que cierran, porque algunos dejan de comprar,
los libros son prescindibles.โ Y un colofรณn de eficacia
incontestable: โHay testimonios europeos de que el precio fijo baja
el nivel general de precios.โ (Por cierto, la prensa cultural
francesa ha seguido atentamente el proceso de la Ley del Libro en
Mรฉxico.)
En
una reciente visita mรญa a dicho paรญs, en agosto de
2006, el tema de la implantaciรณn del precio รบnico se
consideraba prioritario y necesario en el sector. Y no sรณlo
por parte de libreros independientes, sino tambiรฉn por
macrolibrerรญas como la propia Gandhi, y asimismo por editores
independientes, entre ellos Marcelo Uribe, del sello ERA, uno de los
grandes impulsores de la iniciativa, en sintonรญa con grandes
editoriales como Trillas, Santillana o Random: se consideraba ya, a
todas luces, que la situaciรณn actual era insostenible. Pero la
Ley del Libro, tras ser aprobada por unanimidad en la Cรกmara
de Senadores el 6 de marzo, y por mayorรญa en la de Diputados
el 26 de abril, fue inopinadamente vetada por Fox, en las
postrimerรญas de su mandato presidencial.
Ricardo
Nudelman, prestigioso librero y editor durante casi cuarenta aรฑos
en la Argentina y Mรฉxico (donde por cierto fue, durante muchos
aรฑos, la mano derecha de Mauricio Achar, el propietario de las
librerรญas Gandhi, precisamente las que ofrecรญan los
mayores descuentos), escribiรณ el 22 de octubre, en Dรญa
Siete, un significativo artรญculo: โEl veto del
retroceso.โ
Nudelman
afirma que (para variar) el tema del precio รบnico โno fue
bien explicado ni entendidoโ. Y aclara: โEl precio de los libros
siempre fue fijado por los editores e importadores. Es igual que en
cualquier otro caso de una manufactura: quien fabrica fija el precio
segรบn sus costos y utilidad. Y el mercado dirรก si ese
precio es o no aceptable. La nueva ley del libro no modifica eso. El
productor seguirรก fijando libremente su precio cuando el libro
es lanzado al mercado, podrรก cambiarlo cuando crea que es
necesario hacerlo. La diferencia que establece la nueva ley con la
situaciรณn anterior es que durante tres aรฑos el precio
de venta al pรบblico de cada libro โes decir, de cada uno de
los tรญtulos que se publican o se importanโ deberรก ser
igual en toda la Repรบblica.โ
Luego
comenta dos interpretaciones intempestivas en la prensa mexicana (en
Reforma y Milenio)
en consonancia con las que tuvo en su dรญa la Ley Lang en la
prensa francesa. Y aรฑade: โLo que es cierto es que durante
los tres aรฑos que fija la ley desde la apariciรณn del
libro nacional o desde la importaciรณn del libro, las librerรญas
no podrรกn dar descuentos al pรบblico. Insisto, en libros
reciรฉn aparecidos y durante tres aรฑos. ยฟPor quรฉ
creo que esto favorece a los lectores? Porque durante tres aรฑos
la competencia entre las librerรญas se harรก por la
calidad del servicio y por la diversidad de la oferta y no por el
precio. ยฟPor quรฉ creo que esto favorece a las
librerรญas? Porque durante esos tres aรฑos las librerรญas
podrรกn competir por calidad de servicio y diversidad de
oferta, con lo cual podrรกn sobrevivir aunque su volumen de
compra sea inferior al de los grandes compradores.โ
El
diagnรณstico de Ricardo Nudelman, apoyado en su larga
experiencia (ahora en la poderosรญsima editorial Fondo de
Cultura Econรณmica; antes, en buena parte, como he mencionado,
en Gandhi, el โenemigoโ de la ley que ha dejado de serlo, como en
su dรญa en Francia lo fue la cadena FNAC), es que no se
encarecerรก el precio de los libros por la eliminaciรณn
de los descuentos, antes al contrario, si no se aprueba la ley, la
situaciรณn โโฆ empeorarรก: seguirรกn cerrรกndose
librerรญas medianas y pequeรฑas, se publicarรกn
tirajes cada vez menores de las ediciones, se encarecerรก de
forma ficticia el precio de los libros, etc. Es decir,
retrocederรญamos cada vez mรกs. Quienes tengan los
recursos econรณmicos suficientes canalizarรกn sus compras
de libros hacia Amazon o las distribuidoras on
line de Espaรฑa. Y los que no tengan esos recursos,
se las tendrรกn que arreglar como puedanโ. Y concluye
sarcรกsticamente: โPorque para eso somos libres.โ
La
nueva Ley del Libro en Espaรฑa
En
Espaรฑa el sector del libro llevaba mucho tiempo reclamando una
nueva ley del libro, que ha tenido una redacciรณn laboriosa. En
conversaciones privadas con Rogelio Blanco, el actual director
general del Libro, รฉste me aseguraba su apoyo rotundo al
precio รบnico.
Asimismo,
en una entrevista reciente a Carmen Calvo en septiembre de este aรฑo
en la revista Mercurio,
publicada por la Fundaciรณn Lara, a la pregunta de si se
mantendrรก el precio รบnico reclamado por editores y
libreros, la ministra respondรญa de forma inequรญvoca:
โAbsolutamente. Estรก acordado por el Consejo de Ministros.
Pensamos que los libros no son meros objetos de consumo o simples
mercancรญas. El libro es un objeto de cultura con valores
propios (libertad, creatividad, reflexiรณn, silencio,
diversiรณn), ajenos a los puramente monetarios. Vamos a
mantener el precio รบnico para que nadie juegue al alza o la
baja con el libro. La cultura no puede vivir sรณlo del mercado
ni sola en el mercado.โ
Bien,
no ha sido exactamente asรญ. Para los libros de texto el precio
es libre, pero se han suprimido los descuentos; con ello se pretende
evitar que se exhiban como seรฑuelo dichos descuentos en
grandes superficies. Para Fernando Valverde, presidente de la
Confederaciรณn del Gremio de Libreros, el precio libre โno es
la soluciรณn, aunque es lo menos malo […], al menos, con el
precio libre el pequeรฑo y mediano librero podrรก
defenderse mejor de las grandes superficiesโ. Sin embargo, no pocos
libreros se manifiestan escรฉpticos respecto a las ventajas
prรกcticas respecto a la situaciรณn anterior; tambiรฉn
se lamentan por la falta de coraje polรญtico por parte del
PSOE, el partido en el poder, para anular el decreto de 2000 y
regresar al precio fijo, lo que podrรญa considerarse impopular
(de nuevo el temor, comprensible, a la fรกcil demagogia), razรณn
por la cual se ha impuesto una Realpolitik
algo timorata.
Por
su parte, Emiliano Martรญnez, presidente del Gremio de
Editores, consideraba que โla situaciรณn anterior del libro
de texto era insostenible y muy daรฑina para la pequeรฑa
librerรญaโ, aunque โel precio libre no va a resolver el
problema de una manera definitivaโ. Uno de los negociadores del
sector editorial me comentรณ que, una vez obtenido el acuerdo
entre el Partido Socialista y el Partido Popular, un acuerdo nada
frecuente en estos tiempos, se optรณ por blindar a largo plazo
el precio รบnico, consensuado por el PSOE, el PP y los
profesionales del sector.
Quizรก
a modo de compensaciรณn, el objetivo prioritario ha sido la
promociรณn de la lectura y la modernizaciรณn de las
bibliotecas con fondos por valor de 431 millones de euros. En
palabras de Antonio Marรญa de รvila, director ejecutivo
de la Federaciรณn de Gremios de Editores de Espaรฑa
(FGEE), โla inversiรณn es notable comparada con lo que supone
el gasto habitual en Espaรฑa y nos gustarรญa que esta
cifra fuera aumentando para paliar el retraso histรณricoโ.
Actualmente, la oferta en Espaรฑa es de un libro por habitante,
mientras en el resto de Europa es de dos como media.
A
modo de colofรณn provisional
He
puesto tanto รฉnfasis en la Ley del Libro porque es
absolutamente necesaria. Necesaria pero no suficiente. Es como un
dique ante las oleadas de globalizaciรณn, hiperconcentraciรณn
y banalizaciรณn de la cultura. Un dique que hay que apuntalar
dรญa tras dรญa.
Asรญ,
Benoรฎt Bougerol, presidente del Sindicato de la Librerรญa
Francesa, ha afirmado el 16 de noviembre en The
Bookseller: โLas librerรญas independientes
francesas tienen los dรญas contados, el sistema actual puede
desmoronarse como un castillo de naipes en un lapso de entre cinco y
diez aรฑos. Las grandes librerรญas independientes han
sido absorbidas, las pequeรฑas apenas pueden subsistir, sรณlo
las medianas logran mantenerse a flote […] A pesar de la ley Lang
sobre el precio รบnico, las librerรญas independientes
estรกn seriamente afectadas por la contracciรณn del
mercado, el aumento de ventas en los supermercados y de libros
electrรณnicos, el aumento de los alquileres, salarios y
transportes.โ
En
Espaรฑa estamos, entre otros, ante un problema importante: el
de la distribuciรณn, afectada por el recorte de โreferenciasโ
โes decir, el nรบmero mรกximo de tรญtulos por
adquirir, el numerus claususโ
no sรณlo por las grandes superficies (como hasta ahora) sino
tambiรฉn por algunas buenas librerรญas independientes,
ante el endurecimiento del mercado.
Pese
a todo ello, y como dato optimista, asistimos a una notable floraciรณn
de editoriales independientes con vocaciรณn cultural, desde
luego en Espaรฑa y tambiรฉn en Italia o Francia. En
Amรฉrica Latina, despuรฉs del notable desembarco de los
grandes grupos transnacionales con sede en Espaรฑa, en los
รบltimos aรฑos aparecen nuevas editoriales, aquรญ y
allรก, en la Argentina, Mรฉxico o el Perรบ. La
pulsiรณn editora es inextinguible, la insatisfacciรณn
ante el statu quo
cultural se expande.
Se
puede y se debe luchar por un futuro mejor, mรกs rico y mรกs
satisfactorio culturalmente. ~
Texto
leรญdo en el XV Simposio Internacional Fundaciรณn Luis
Goytisolo,
22
de noviembre de 2006.