Michael Haneke: el terrorista cerebral

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Una familia integrada por padre, madre e hija โ€“esta รบltima finge quedarse ciega una maรฑana en el colegioโ€“ anuncia sus intenciones de mudarse a Australia pero en lugar de hacerlo decide aislarse a piedra y lodo en su casa de Linz, ciudad austriaca cuyas โ€œseรฑales identificadoras se han eliminado sistemรกticamente a fin de subrayar lo genรฉricamente urbanoโ€, dirรญa Fredric Jameson. Luego de destruir todas sus pertenencias y de agotar los vรญveres adquiridos con las liquidaciones laborales โ€“el padre es ingeniero, la madre trabajaba en una รณpticaโ€“, los tres mueren de inaniciรณn en un rito suicida tomado de la vida real. Adicto a las imรกgenes violentas โ€“uno de sus videos predilectos muestra el sacrificio de un cerdo en una granjaโ€“, el unigรฉnito de un acomodado matrimonio vienรฉs conoce a una joven y la lleva a su hogar, donde termina asesinรกndola โ€œpara saber quรฉ se sienteโ€; al cabo de registrar el crimen en video y de desnudarse ante un espejo para untarse la sangre de la joven, consigue la complicidad familiar y se fuga con su madre, a la que grabarรก en el baรฑo de un cuarto de hotel. Un alumno de una universidad austriaca da rienda suelta a sus instintos homicidas y el relato de su dรญa de furia, que segรบn Mattias Frey โ€œse lee igual que una exรฉgesis estructuralista sacada de S/Z de Roland Barthesโ€, estalla en setenta y un viรฑetas que tratan de arrojar una luz antipsicolรณgica sobre su cotidianidad y la rutina de sus vรญctimas. De vacaciones en su casa de campo a orillas de un lago, una familia austriaca de clase alta โ€“integrada por padre, madre, hijo y perroโ€“ recibe la visita de dos muchachos bien parecidos que visten como golfistas; despuรฉs de pedir unos huevos para cocinar, los muchachos comienzan a torturar fรญsica y anรญmicamente a la familia hasta que acaban matรกndola. Cuatro personajes convergen en una calle de Parรญs: una inmigrante rumana, un maestro de origen africano, una incipiente actriz francesa y el hermano menor de su marido fotรณgrafo, que cubre la guerra en Kosovo; a partir de ese instante sus historias, prologadas y clausuradas por niรฑos sordomudos que juegan a expresar sentimientos, divergen pese a continuar unidas gracias a los lazos invisibles de la incomunicaciรณn. Una familia integrada por padre, madre y dos hijos llega a su casa de campo en medio de un holocausto global que nunca se explicita; luego de que el padre es asesinado por otra familia que usurpa la vivienda, la madre y sus dos hijos huyen a una estaciรณn de tren convertida en microcosmos social, refugio de una especie en vรญas de extinciรณn. En respuesta al David Lynch de Lost Highway, el presentador de un programa literario empieza a recibir videos anรณnimos en los que รฉl y su familia aparecen grabados desde la calle; a los videos se suman dibujos oscuros, provocadores, que trastornan la esfera hogareรฑa. Dos escritores distantes en el tiempo, Franz Kafka y Elfriede Jelinek, revelan en sendas adaptaciones fรญlmicas el propรณsito que los hermana: ahondar en los mecanismos del poder.

Nacido en Munich, criado y formado en Viena y avecindado ahora en Francia, Michael Haneke (1942) es el responsable de este catรกlogo brutal que ha venido a subvertir y replantear las normas cinematogrรกficas: El sรฉptimo continente (1989), El video de Benny (1992), 71 fragmentos de una cronologรญa del azar (1994) โ€“cintas que componen la โ€œTrilogรญa de la glaciaciรณn emocionalโ€โ€“, Funny Games (1997), El castillo (1997), Cรณdigo desconocido. Relatos incompletos de diversos viajes (2000), La pianista (2001), El tiempo del lobo (2003) y Cachรฉ (2005). Corpus de insรณlito rigor estรฉtico y temรกtico que, como se ha dicho, procura la adhesiรณn no emotiva sino cerebral, la obra de Haneke se hunde en las raรญces mรกs retorcidas del รกrbol humano merced a una mirada imperturbable, asรฉptica y escรฉptica, que roza lo quirรบrgico: โ€œQuiero que el espectador presencie la escena casi como si estuviera dentro de la pantalla. Busco la objetividad, algo realmente complicado en un proceso como el cine, donde intervienen tantas personas.โ€ Graduado en filosofรญa por la Universidad de Viena, individualista a rabiar, el director que afirma que โ€œlos pesimistas son los que hacen filmes de entretenimientoโ€ y cuya carrera despegรณ en la televisiรณn en los aรฑos setenta (After Liverpool, Sperrmรผll, Drei Wege zum See, Lemminge), ha patentado un estilo indudablemente frรญo, ajeno a la subjetividad de los esquemas hollywoodenses y cercano a la idea de Robert Bresson (โ€œMรกs que pelรญculas bellas, pelรญculas necesariasโ€), en el que prevalecen la cรกmara estรกtica y la ausencia casi total de mรบsica de fondo, una elecciรณn que remite al Alfred Hitchcock de Los pรกjaros: โ€œMe da cierto reparo hacer uso de la mรบsica โ€“declara Hanekeโ€“ porque corres el riesgo de influir en el desarrollo psicolรณgico de los personajes. Muchos cineastas la emplean para corregir errores, para ocultar ciertas dificultades narrativas.โ€ Difรญcil, sรญ, aunque tambiรฉn estimulante es este proyecto que, de acuerdo con la crรญtica, โ€œconstituye quizรก la forma mรกs autรฉntica de cine de terror que se practica en nuestros dรญasโ€; un proyecto que funciona como un sistema de ecos donde reverberan actores (Maurice Bรฉnichou, Juliette Binoche, Daniel Duval, Arno Frisch, Annie Girardot, Isabelle Huppert, Ulrich Mรผhe), nombres de personajes que por lo general son pareja (Anna y Georg en El sรฉptimo continente y Funny Games; Anne y Georges en Cรณdigo desconocido, El tiempo del lobo y Cachรฉ) y obsesiones argumentales que se circunscriben a esa glaciaciรณn emocional captada como sรญntoma de la debacle contemporรกnea. Los icebergs afectivos que se generan en El sรฉptimo continente โ€“un territorio misterioso que podrรญa ser la locura en estado puro, sin causa visibleโ€“ llegan hasta la domesticidad trastocada de Cachรฉ cargados de enigmas humanos para los que no hay soluciรณn: โ€œRenuncio a responder al tipo de preguntas en las que tengo que interpretarme a mรญ mismo. Quiero que el espectador vea mis pelรญculas con sus propios ojos y que no estรฉ condicionado por mi visiรณn de lo que hago.โ€ Terrorista cerebral donde los haya, Michael Haneke insiste en sembrar sus explosivos en una zona frรกgil y escabrosa a la vez โ€“el nรบcleo familiar, el nรบcleo conyugalโ€“ para despedazar los alambrados que la circundan y exponer sin explicar los flujos que la irrigan. La detonaciรณn nos aturde pero tambiรฉn nos recuerda, parafraseando a Bresson, que el arte no debe ser hermoso sino indispensable. ~

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(Guadalajara, 1968) es narrador y ensayista.


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