El tono de voz del feminismo

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Roxane Gay

Confesiones de una mala feminista

Traducciรณn de Ana Momplet

Ciudad de Mรฉxico, Planeta, 2017, 320 pp.

Bridget Christie

Un libro para ellas

Traducciรณn de Rita da Costa

Barcelona, Anagrama, 2017, 368 pp.

A menudo escucho las quejas que suscita el tono de voz de las feministas. Regaรฑonas. Perpetuamente indignadas. Viscerales. Explotan con asombrosa facilidad, sobre todo en internet. El feminismo, ya se sabe, no es un movimiento social sino un lรญquido inflamable, y a los internautas no les queda mรกs remedio que andarse con cuidado por los corredores empapados de gasolina de las redes sociales.

Pero el feminismo puede ser agradable y hasta amistoso. Esa es la apuesta de Roxane Gay (Omaha, 1974) en Confesiones de una mala feminista, una compilaciรณn de ensayos escritos del lado del lector: Gay reconoce sus inquietudes, con- sidera sus dudas y las hace suyas. โ€œEscucho rap a todo volumen, aunque la letra sea degradante para las mujeres y a menudo me ofenda […] โ€˜Puta, tienes que menearlo hasta que te duela el coรฑo.โ€™ Poesรญa. (Me avergรผenzo de mis gustos musicales)โ€, escribe despuรฉs de aceptar que ha visto todas las series de televisiรณn, pelรญculas y reality shows que repiten los estereotipos femeninos mรกs nocivos. Gay se abre paso entre confidencias. El lector se identifica, baja las defensas, asiente. Al poco tiempo, sentirรก que la intimidante tarea de Hablar de Feminismo es como ir a tomarse un cafรฉ con una amiga.

ยฟCรณmo lo consigue? Primero, comparte una anรฉcdota de su infancia โ€“como aquella vez en la que se rio del chiste ofensivo que contรณ el payaso de su clase, los meses de secundaria que pasรณ enamorada de un chico popular pero cruel o lo que significรณ para ella que Vanessa Williams fuera la primera afroamericana en ganar Miss Americaโ€“. Luego relaciona esa confidencia con el argumento de la serie de televisiรณn de moda: recupera un episodio clave, se declara fanรกtica de un personaje. Muy pronto el lector comparte tanto el entusiasmo como el bochorno de estar tan pendiente de lo que pasa en la televisiรณn (ella o รฉl tambiรฉn apartaron boletos para el estreno de The Hunger Games; yo tambiรฉn padezco la espera de la siguiente temporada de Orange is the new black, las dietas, los trรกmites y el trรกfico de las seis de la tarde). Es justo en ese momento cuando Gay se lanza al minucioso anรกlisis de temas, narrativas, tropos y desenlaces, en un ir y venir de una referencia pop a otra. En lo que parece una plรกtica va colando una rigurosa crรญtica racial y feminista del entretenimiento comercial.

El problema es que la fรณrmula puede resultar repetitiva. A la mitad del libro uno empieza a anticipar las maniobras de su autora: anรฉcdota, producto pop, postura feminista, confidencia, producto pop. Ocurre asรญ porque Confesiones de una mala feminista es una compilaciรณn de textos publicados originalmente en distintos medios โ€“Salon y The Rumpusโ€“ que funcionan por sรญ mismos, pero algo pierden cuando se apilan entre las cubiertas de un libro. Ademรกs, los textos que cubren tendencias caducan mรกs rรกpido que el resto. Leer ahora un anรกlisis de la serie de televisiรณn Girls es interesante, aunque una no deja de sentir que se metiรณ a esculcar las entradas antiguas de un blog.

Hay que reconocer que los artรญculos y ensayos cortos no son el mejor formato para exponer la colecciรณn de matices de los problemas de gรฉnero ni el pensamiento profundo que los debates feministas amparan. Muchos de los textos de Gay terminan de manera abrupta. Algunas de sus conclusiones desconciertan porque quizรก no hubo suficientes pรกrrafos para acabar de convencernos. Algunos de sus argumentos mรกs bien son premisas; hay que aceptarlas a regaรฑadientes, o al menos suspender el juicio, para continuar con la lectura. Otras veces solo alcanza a exponer un posicionamiento. Cuando esto ocurre el libro se siente como un juego โ€œconecte los puntosโ€ feminista.

En cambio, el oficio de Bridget Christie (Gloucester, 1971) hace imposible que se anticipen sus ideas. Ella es humorista: depende de los giros cรณmicos inesperados para ganarse al pรบblico. Eso tambiรฉn significa que estรก dispuesta a subvertir las expectativas que tenga cualquiera sobre el feminismo. Al leer Un libro para ellas, queda la convicciรณn de que el stand-up puede ser otro gรฉnero literario. Despuรฉs de todo, Christie hizo de los guiones de sus monรณlogos ensayos satรญricos. No se conforma con provocar una risita breve. Christie no abandona el chiste: se recrea en รฉl y lo desarrolla. Es capaz de convertir una anรฉcdota graciosa en una amplia situaciรณn narrativa.

En el feminismo son comunes, por ejemplo, los relatos personales sobre cรณmo las mujeres se convierten a la causa โ€“aquella vez en que la gotita de una injusticia mรกs desbordรณ el vaso y se declararon militantes, el artรญculo o el libro que hizo que โ€œles cayera el veinteโ€ de la opresiรณn de las mujeres, el fatal testimonio de una amiga que muriรณ a causa de la violencia sexual o de la penalizaciรณn del abortoโ€“. En vez de contar una historia similar a estas, Christie cuenta otra: ella le debe su epifanรญa polรญtica a un pedo, un โ€œgas sexistaโ€, una โ€œpoderosa metรกfora de cรณmo [los antifeministas] perciben toda una ideologรญaโ€, un โ€œrelajamiento de esfรญnteresโ€ que se opone a โ€œla agenda izquierdista y polรญticamente correcta de la onuโ€, โ€“y asรญ demuestra que ni el feminismo ni las bromas de pedos son trillados ni cuentan mรกs de lo mismo. A Christie le quedรณ clara la persistente desigualdad debido a la protesta olorosa que un hombre expulsรณ en la secciรณn de ensayo feminista de una librerรญa.

Christie no solo se rรญe de ciertas actitudes feministas. Porque es feminista tiene estrategias para desmontar las caricaturas del movimiento y sus militantes. Para hacerlo torna estas representaciones todavรญa mรกs absurdas, ridรญculas y exageradas: โ€œSoy feminista. Es decir, creo que todos los hombres son unos violadores, sin excepciรณn. Incluso los hombres paralรญticos que solo alcanzan a mover uno de sus globos oculares. Violadores todos. Hasta mi hijo de siete aรฑos es un violador y asรญ se lo presento a los desconocidos: โ€˜ยฟConoces a mi hijo? Tiene siete aรฑos y es un violador.โ€™ Eso es lo que creo porque soy feminista.โ€ Es posible que quien se rรญa termine por aceptar que sus opiniones sobre el feminismo tienen algo de imprecisas.

Como lo hace Gay, Christie echa mano de varios recursos para colar, entre broma y broma, informaciรณn, datos y argumentos sobre las situaciones que padecen las mujeres. ยฟCรณmo se atreve a abordar la mutilaciรณn genital femenina en un libro cรณmico? ยฟSerรก que Christie se rรญe de las niรฑas que son vรญctimas de esta prรกctica? No. La comediante tiene una postura muy clara: se rรญe de la ignorancia de los ingleses que ni se imaginan que en su civilizada isla tambiรฉn ocurren ablaciones.

A su manera, Gay y Christie van sintiendo a su pรบblico, intuyen cuรกl es el momento adecuado para crear simpatรญa, cuรกndo deben darle un respiro al lector, y cuรกndo estรก listo para soportar una crรญtica mรกs dura. Algunos dicen que las feministas son viscerales, irascibles; alegan que se molestan en seรฑalar nimiedades y, con frecuencia, cometen la herejรญa de invocar el nombre de Virginia Woolf en vano. Para ellos el tono de voz no es un simple inconveniente, sino el conveniente punto de quiebre que les permite dejar de escucharlas, a pesar de que tengan razรณn, a pesar de que la ira sea una emociรณn legรญtima โ€“y bastante predecibleโ€“ ante la injusticia, y a pesar de que en realidad no haya uno sino muchos tonos y voces del feminismo. ~

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(Ciudad de Mรฉxico, 1986) estudiรณ la licenciatura en ciencia polรญtica en el ITAM. Es editora.


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