Andrรฉs Sรกnchez Robayna
Por el gran mar
Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2019, 90 pp.
Los lectores de Andrรฉs Sรกnchez Robayna han de encontrarse enseguida en terreno conocido. Al abrir Por el gran mar se va reconfigurando, con los primeros poemas, el caracterรญstico paisaje insular que, desde hace ya muchos aรฑos, constituye el soporte simbรณlico privilegiado de su mitologรญa personal. Bajo el sol de las islas, las olas, la luz, la arena y el viento fluyen dรบctiles y raudos, despertando a su paso la memoria, la sensaciรณn y el deseo, como si fueran los secretos emisarios que quieren devolverle a una vida el sentido que busca mรกs allรก de sรญ misma y mรกs allรก de todos ellos. Al igual que en sus libros anteriores, Sรกnchez Robayna los enlaza y los sublima con su alta dicciรณn, y los lleva hasta un punto donde acaban desembocando, casi naturalmente, los unos en los otros, en una imagen de la totalidad. No en vano el viejo tรณpico del mundo como texto y el texto como mundo estรก en el origen de la poesรญa del poeta canario. Pero en Por el gran mar el diseรฑo verbal y poรฉtico de este vasto continuum se convierte gradualmente en el lugar mismo de la navegaciรณn a la que alude el tรญtulo y le da forma al relato de una aventura interior que se narra en treinta y cinco poemas numerados, entre un epรญgrafe del Paradiso de Dante y un epรญlogo del Cรกntico espiritual de san Juan de la Cruz.
ยฟO se trata de un solo y extenso poema en treinta y cinco secciones? ยฟO acaso de algo mรกs? En una entrevista que se publicรณ en un nรบmero reciente de Cuadernos Hispanoamericanos, Sรกnchez Robayna confiesa: โme parece haber dejado atrรกs, casi sin percibirlo de manera consciente, la categorรญa de poema extenso o la de serie de fragmentos y poemas, para trabajar en algo distinto, algo como una secuencia que va generando un texto con ramificaciones, cruces, intercambios y reflejosโ. Tiene razรณn: mรกs que un libro de poemas sueltos o un poema largo, propiamente dicho, Por el gran mar posee una estructura rizomรกtica y, si se me permite, incluso hipertextual, ya que, en รฉl, una serie de signos interconectados, aparentes y frecuentes invitan al lector a componer y recomponer la cadena de significados en el proceso de armar su versiรณn o sus versiones de la secuencia. Aunque Sรกnchez Robayna no lo diga de un modo explรญcito, dicho modelo de escritura y de lectura traduce en gran medida el impacto de la imaginaciรณn tecnolรณgica en nuestra manera de concebir y forjar un poemario. Y es que supone una ampliaciรณn del espectro dialรณgico dentro del cual se crea y, a la vez, una incorporaciรณn de las posibilidades de interconectividad e interactividad, como si se tratara de sentar testimonio del momento de cohabitaciรณn entre dos formatos y entre dos mundos en el que estamos. De hecho, bastante mรกs que otros libros del poeta canario, este podrรญa ser llevado a la pantalla en una versiรณn electrรณnica que actualice las ramificaciones, cruces, intercambios y reflejos entre sus distintos elementos, a la manera de las secuencias alternativas de A veces cubierto por las aguas (2003) del chileno Carlos Cociรฑa.
Sin embargo, es de reconocer que el vivo carrusel de signos en rotaciรณn, que vuelven cรญclicamente en las pรกginas de Por el gran mar, no solo crea un ritmo interno dentro del libro sino incluso mรกs allรก de รฉl: en el conjunto que forma la obra poรฉtica de Sรกnchez Robayna. El canario sigue concibiendo y ejecutando sus poemas como elementos de una unidad mayor y como un modo de releer (y por ende de reescribir) lo que ya se ha publicado. Asรญ, el lector vuelve a encontrarse en Por el gran mar con varios momentos biogrรกficos y simbรณlicos de otros libros anteriores, como Sobre una piedra extrema (1995) o El libro, tras la duna (2002). Por ejemplo, la infancia, la casa familiar, los paseos del niรฑo por barrancos y playas reaparecen aquรญ. Tambiรฉn aquella ave herida que encuentra, protege y guarda hasta que aprende a volar de nuevo y se marcha dejรกndole solo su recuerdo y el sonido de su nombre: la abubilla. Menciono, igualmente, la emblemรกtica roca de uno de sus mรกs viejos libros, aquel con el que obtuvo el Premio de la Crรญtica en 1984, y que vuelve en estas pรกginas como una relectura/reescritura del ayer por el hoy, en sus dos modos de existir en el tiempo y la memoria. โLa escritura es trasunto de la escritura del paisajeโ, ha apuntado con lucidez Josรฉ Francisco Ruiz Casanova al describir este particular modo de asociar tiempo, palabra y mundo en la obra del canario.
Por el gran mar constituye, en tal sentido, una puntual revisiรณn de una parte sustancial del universo poรฉtico de Sรกnchez Robayna y, a la par, una renovaciรณn del mismo: es otro intento por recrear una narraciรณn en la que poesรญa y existencia intercambien sus signos y se iluminen mutuamente โla gran correspondenciaโ hasta hacerse indiscernibles. Solo que, a diferencia de los relatos anteriores, uno de los hilos principales de este libro es el que llega reiteradamente a travรฉs del taรฑido de las campanas, asociando distintos episodios de la vida del poeta con ese que se erige en el eje mayor: la experiencia de la pรฉrdida y el duelo de la mujer amada. Reverberando como el eco de un redoble fรบnebre, la memoria del poeta es aquรญ una memoria herida que impone una relectura del pasado en una clave luctuosa y replantea diversa y dolorosamente la pregunta por el sentido: โSiento aรบn el calor de su mano en la mรญa / y aunque el cielo dejรณ de protegernos / su mano me acompaรฑa ah dime dime / hacia dรณnde nos llevas negros hombros del tiempo.โ
Sin lugar a duda, los pasajes mรกs intensos del libro son aquellos que recogen esta meditaciรณn sobre el amor y la muerte, en la estela del tema y el tono elegรญaco que forman parte de la paleta expresiva del canario desde, al menos, Palmas sobre la losa frรญa (1989). Sรกnchez Robayna recorre con firmeza, fineza y pudor las gamas de un sentir oscuro desde la melancolรญa hasta la zozobra, desde la desesperaciรณn hasta la nostalgia, desde la tristeza hasta la obsesiรณn. El mar por el que navega es un mar de afectos y emociones que se descompone en distintos estadios y multiplica los rostros del que aquรญ enuncia los versos, planteando un recurrente conflicto entre sujeto poรฉtico e identidad individual. Todos los elementos del paisaje insular son convocados para dar voz a estas instancias de lo inefable, aun con acentos escatolรณgicos y quevedianos, como en los endecasรญlabos que llevan el nรบmero XXXXII y que no quiero dejar de citar in extenso: โCuando desaparezcan en el polvo / los ojos que miraron entre lรกgrimas / una y otra vez el rostro amado, / cuando ya nada quede de nosotros / sino nuestros alientos desleรญdos / en el diรกfano mar del aire errante, / seremos un hermoso centelleo / en el mar matinal, las leves manchas / de sol bajo los pinos poderosos / que vieron a su lado ardor y anhelo. / Cuando no exista sino la ceniza / como memoria y condiciรณn del fuego, / otros ojos verรกn manchas y brillos / hasta llegar al dulce amado centro. // Serรก cuando la luz se haya extinguido, / cuando se descompongan cuerpo y besos.โ
Por el gran mar es este viaje plural en el tiempo de la mano del amor, el deseo y la muerte. Sรกnchez Robayna alza una vez mรกs, desde sus islas, un esplรฉndido paisaje de espejos donde sentimientos, cuerpos, olas, รกrboles y recuerdos se corresponden y se interconectan, acaso como la esperanza de una continuidad en lo discontinuo de la vida, segรบn enseรฑan creencias tan opuestas como las de los neoplatรณnicos y los budistas. Y, cabe agregar, las de sus discรญpulos mรกs cercanos: los grandes poetas romรกnticos y simbolistas de los que el canario sigue siendo un fiel y digno heredero. ~