Un sexenio peligroso para la educaciรณn superior
Aรบn no asumรญa el poder formalmente, cuando en agosto de 2018 Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador anunciรณ que la biรณloga Marรญa Elena รlvarez-Buylla estarรญa al frente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologรญa (Conacyt). La noticia no fue bien recibida por la comunidad cientรญfica por temor a que el criterio que permeara en la nueva era del Conacyt fuera la ideologรญa antes que la capacidad tรฉcnica y la calidad de las investigaciones. Esos miedos han sido confirmados durante la primera mitad del sexenio. En su cruzada contra lo que han denominado โciencia neoliberalโ, Lรณpez Obrador y รlvarez-Buylla han buscado la manera de controlar las agendas acadรฉmicas del paรญs.
Invitamos a acadรฉmicos y estudiantes a que nos compartieran cรณmo se vive dentro de sus instituciones el asedio del gobierno, por quรฉ es urgente que se defienda la autonomรญa universitaria y cuรกles son las repercusiones que la injerencia gubernamental puede tener en la calidad de la investigaciรณn producida en el paรญs. ~
โข
El 29 de junio de 2021, decenas de elementos de la Policรญa Auxiliar del Estado de Puebla tomaron de forma violenta la Universidad de las Amรฉricas Puebla (UDLAP) portando armas largas y medidas cautelares desmedidas. Los pocos estudiantes, profesores y administrativos que se encontraban en el lugar fueron desalojados entre amenazas e intimidaciones. Esto desatรณ una serie de abusos e injusticias que hasta el momento siguen impunes.
Un grupo selecto de personas conformado por polรญticos de diferentes partidos, pero que se caracterizan por solamente ver por sus intereses personales, se atrevieron a atentar, con la protecciรณn del gobierno del estado, contra la educaciรณn universitaria. Las universidades que se encuentran bajo este ataque han soportado desde el secuestro de un campus universitario hasta la imposiciรณn de rectores o cambios a las estructuras que ponen en peligro la libertad acadรฉmica.
Sin duda alguna es complicada la maraรฑa de confrontaciones legales e ilegales que envuelven el caso de la UDLAP. Lo que deberรญa ser un proceso judicial que respete el Estado de derecho se convirtiรณ en el pretexto perfecto para secuestrar un campus. Acciรณn que provocรณ la pรฉrdida de casi un aรฑo de trabajo acadรฉmico y de ocho meses de vida universitaria para los estudiantes de la UDLAP.
Si hablamos de las afectaciones externas, los pueblos de San Andrรฉs Cholula y San Pedro Cholula se enfrentan a una crisis econรณmica creciente que se potencia por las consecuencias de la crisis sanitaria. Ambos municipios cifran la mayorรญa de sus ganancias en la derrama econรณmica que los estudiantes generan. Quienes rentan sus casas y departamentos, las pensiones, los restaurantes, las cocinas econรณmicas y los servicios perdieron a la mayorรญa de sus clientes. Los estudiantes provenientes de otras ciudades o estados, ante la incertidumbre, prefirieron quedarse en sus casas. Muchos otros se dieron de baja para no regresar.
La disputa nos dejรณ en desventaja, la comunidad universitaria debรญa luchar contra todo el peso del Estado. Nos enfrentamos a Alejandro Gertz Manero en su nuevo rol como fiscal general de la repรบblica, con la animosidad del gobernador de Puebla Miguel รngel Barbosa y con la vulnerabilidad de la misma comunidad universitaria. Quienes propiciaron estos abusos en tiempos anteriores se han beneficiado de un discurso en pro de la educaciรณn. Durante este tortuoso proceso quisieron sostener como bandera de sus acciones la protecciรณn de los estudiantes, aunque sabemos de sobra que en nosotros nunca pensaron.
Nos ha quedado claro que los estudiantes en este paรญs no somos mรกs que una estadรญstica que puede o no favorecer el discurso de ciertos polรญticos. Para los gobiernos estatal y federal de la actualidad nos hemos convertido en una piedra en el zapato. Si no formamos parte de alguno de sus clubes de animadores no tenemos un lugar en la conversaciรณn polรญtica del paรญs. Situaciรณn que, para ser sincera, no es una novedad. Los estudiantes somos quienes pueden causar malestar a quienes ostentan el poder. Tenemos el potencial de ser una oposiciรณn ante el discurso oficial.
Con el tiempo, como universitaria, me encuentro frente al reconocimiento de la importancia que tienen la autonomรญa y la libertad acadรฉmica. En estos momentos tan inciertos aprendemos a valorar aquellos espacios destinados al conocimiento y al pensamiento crรญtico. Descubrimos que la รบnica forma de mantener los estรกndares acadรฉmicos, de generar nuevas formas de enseรฑanza y construir caminos que nos lleven a mejores futuros es apegarnos a ellas. Debemos entender que sin libertad acadรฉmica y autonomรญa no existen las universidades, estos son valores inherentes a la investigaciรณn y al desarrollo cientรญfico.
El pensamiento crรญtico se ha convertido en un privilegio cada vez mรกs inaccesible, los costos de ejercerlo aumentan a la par que la inflaciรณn del paรญs. Las universidades privadas han caรญdo en una espiral de decadencia educativa que las deja aisladas de la esfera pรบblica y las convierte en instituciones vulnerables con nula capacidad de acciรณn. Muchos estudiantes creรญmos de forma ingenua que al encontrarnos cobijados por la idea de la educaciรณn privada la autonomรญa era algo dado, algo inherente a la instituciรณn. Sin embargo, en estos รบltimos aรฑos hemos descubierto que no existe tal cobijo.
Es cierto que estar en una universidad privada pone lรญmites a la capacidad de los gobiernos para intervenir en las decisiones, pero tambiรฉn limita la participaciรณn estudiantil al mantener una visiรณn clientelar de los estudiantes. Como instituciones privadas, nos condenan a los estudiantes a no tener voz ni voto en las cuestiones mรกs simples, que debemos conformarnos con lo que las rectorรญas nos dicen y quedarnos callados ante las injusticias y los cambios que ponen en riesgo nuestra libertad acadรฉmica. Para las instituciones privadas, los estudiantes tambiรฉn somos solo un nรบmero, una cifra que demuestra el aumento de la matrรญcula y, por ende, de los ingresos, y nada mรกs.
Desde Puebla no solo nos enfrentamos con la incertidumbre sino con el centralismo educativo, pareciera ser que al no residir en la Ciudad de Mรฉxico estamos condenados al olvido. A pesar de todo esto, es importante reconocer que nuestro aislamiento no se compara con el ostracismo que las universidades del norte, el Bajรญo y el sur del paรญs tienen que soportar. Es por esto que es posible que se tomen rectorรญas, se secuestren los campus, se busque intervenir en la administraciรณn y se limite la investigaciรณn. Hace falta ejercitar el mรบsculo de movilizaciรณn universitaria desde la manifestaciรณn pacรญfica y la incidencia polรญtica.
Tanto las instituciones como los gobiernos tienen deudas histรณricas con las y los estudiantes. Nuestra seguridad y desarrollo siempre queda al รบltimo de una larga lista de intereses polรญticos y econรณmicos. La apatรญa nos consume en una era donde el activismo se limita a tuits y donde los estudiantes carecen de las herramientas para construir una oposiciรณn activa dentro de sus universidades.
El reto mรกs grande es construir las redes que nos permitan protegernos entre instituciones. Hay que exigirles a nuestros representantes que defiendan a toda costa la educaciรณn. No podemos permitir que lo que nos sucediรณ en la UDLAP y en tantas otras universidades se convierta en una constante. Estamos hablando de miles de profesores, profesoras, alumnas, alumnos y trabajadores de las instituciones educativas que nos vemos afectados. Necesitamos justicia y la conseguiremos a toda costa. No deben quedar impunes quienes amenazan a la educaciรณn y deben sentir miedo quienes quieran hacerlo.
La autonomรญa universitaria no es un tema pasajero, sin ella las instituciones universitarias no son mรกs que centros de producciรณn sesgados que repiten discursos convenientes para aquellos en el poder y desdeรฑan cualquier posibilidad de pensamiento crรญtico. Estรฉn de acuerdo o no quienes gobiernan, la autonomรญa estรก inscrita en la Constituciรณn y debe ser protegida a toda costa.
Tras las experiencias vividas, desde la resistencia universitaria hemos comprobado que la autonomรญa es la mรกxima fortaleza de la educaciรณn superior. Sin ella no existe ningรบn tipo de seguridad ante el cuestionamiento de los discursos oficiales. Es a travรฉs de ella que podemos asegurar la supervivencia del conocimiento, la ciencia, la cultura y el arte. Un alumnado autรณnomo es un alumnado fortalecido. Esta misma fรณrmula aplica tanto para la academia como para todos los trabajadores del sistema educativo.
Despuรฉs de una larga lucha de ocho meses es necesario entender que la causa es mรกs grande que solo recuperar un campus. En la UDLAP debemos luchar contra la apatรญa y la comodidad. Le han declarado la guerra a la educaciรณn superior, han pasado por encima de nuestros derechos y han utilizado las instituciones en beneficio propio. En un paรญs donde secuestran universidades, asรญ como secuestran y asesinan estudiantes, la resistencia es lo รบnico que nos garantiza la supervivencia.
La soluciรณn es hacernos responsables de lo que sucede con nuestras instituciones. Involucrarnos de tal forma que no haya manera de que nos vuelvan a tomar por sorpresa, que sepan que los estamos esperando y que daremos la lucha por la libertad educativa. La educaciรณn nunca debe ser a modo de los gobiernos y siempre debe ser en beneficio de las sociedades. Es hora de creer que juntos lo podemos todo, pero separados nos quedamos en la nada.
Pareciera que los gobiernos han encontrado un estadio donde pueden olvidarse de los atropellos del pasado. En este paรญs no somos extraรฑos a un gobierno que quiere pasar por encima de la educaciรณn. A lo mejor habrรญa que recordarles en conjunto que no nos vamos a dejar. Habrรญa que recordarles que los universitarios se encuentran listos para dar la batalla y que, sin duda alguna, si nos tocan a uno, nos tocan a todos. ~
es estudiante de las licenciaturas en ciencias
polรญticas y en literatura en la Universidad
de las Amรฉricas Puebla (UDLAP)