Gabriel Zaid es uno de los escritores mรกs conocidos de Mรฉxico, por sus artรญculos de opiniรณn, sus ensayos y sus poemas. Es tambiรฉn uno de los mรกs respetados, por su independencia crรญtica y su integridad. (Y por lo mismo, naturalmente, no ha dejado de ser injuriado.) Junto a esas virtudes, mรกs bien cรญvicas, muchos lectores admiran otras, mรกs bien literarias: la claridad y la precisiรณn admirables de una inteligencia que vuelve inteligible el mundo, la limpieza de la prosodia, la solidez de la arquitectura.
Pero Gabriel Zaid es tambiรฉn, en mรกs de un sentido, un escritor invisible. Lo es, en primer lugar, como figura pรบblica. Como se sabe, Zaid no da conferencias, no participa en mesas redondas, no asiste a ceremonias ni actos protocolarios, no concede entrevistas, evita ser fotografiado y sus lectores, que son decenas o cientos de miles, nunca han visto su rostro ni han oรญdo su voz. Lo hace, sin duda, para librar a su literatura de ser contaminada por la vida literaria y que el personaje Gabriel Zaid no sea otro que el postulado por su escritura.
Pero tambiรฉn lo es en otro sentido. En parte por el mismo peso que adquieren las pocas cosas que se saben sobre la persona fรญsica que firma con el nombre de Gabriel Zaid, la atenciรณn sobre su obra se ha fijado en ciertos rasgos, ha pasado por alto otros, y se han creado ciertos equรญvocos. Por ejemplo, la precisa relojerรญa de sus ensayos suele atribuirse a su profesiรณn de ingeniero, como si la exactitud matemรกtica y la literaria fueran la misma. En cambio, no se ha visto cuรกnto le debe la gracia de su prosa a la de sus versos, formados en la familiaridad de la poesรญa barroca clรกsica y la vanguardia y, al mismo tiempo, de la lรญrica popular tradicional y contemporรกnea. Tambiรฉn estรก por estudiarse el modo en que algunos de sus poemas se estructuran como ensayos.
En โLa carretilla alfonsinaโ, un ensayo sobre Alfonso Reyes que apareciรณ en el primer nรบmero de Letras Libres, Zaid observรณ que muchos lectores de Reyes se pierden el placer de sus ensayos porque los leen en busca de otra cosa que el ensayo mismo. Atentos a leer โlos datos superables, no [a] la prosa insuperableโ, reparan en la informaciรณn, no en la literatura: los hallazgos expresivos, las invenciones formales, los descubrimientos lingรผรญsticos, la โinvestigaciรณn artรญstica de la lenguaโ. Lo cual podrรญa explicar, por ejemplo, que a estas alturas haya todavรญa quienes, para no leerlo, sigan objetando que Reyes ignoraba el griego, como si eso borrara su frecuentaciรณn de los helenos y los helenistas, su inteligencia de Grecia, su pasiรณn filolรณgica, los aciertos de sus aproximaciones, los mรฉritos numerosos de su versiรณn de la Ilรญada, la estimaciรณn de Jaeger y Dรผring, la riqueza de su legado โy una ilustre tradiciรณn de traductores indirectos que incluye a Gรฉrard de Nerval, Ezra Pound, Juan Ramรณn Jimรฉnez, Lin Shu, Octavio Paz y Josรฉ Saramago.
Pero โLa carretilla alfonsinaโ dice sobre los lectores de Reyes algo que Zaid habรญa dicho ya, un cuarto de siglo antes, sobre sus propios lectores, en el prรณlogo a Cรณmo leer en bicicleta:
Cuando empecรฉ a escribir estos artรญculos, mis propรณsitos eran exploratorios: ensayar con el ensayo mismo, como gรฉnero de creaciรณn. […] Por lo demรกs, nadie se dio cuenta. Mis artรญculos, al principio, parecรญan mรกs bien extraรฑos, marginales y curiosos. Gente de buena fe me decรญa que estaba perdiendo el tiempo con esos divertimentos, que iba a acabar excomulgado de los cรญrculos serios y quizรก del paรญs. Cuando, a pesar de todo, empezaron a llamar la atenciรณn, fue por el contenido, no como ensayos de formas de ensayar.[…] Nadie se dio cuenta de los nuevos recursos literarios (si tal cosa existe) que estaban puestos en juego. Aprovechar la forma de una monografรญa cientรญfica, un alegato jurรญdico, un anuncio de periรณdico, una receta de cocina, una lucubraciรณn detectivesca, un estudio estilรญstico, un anรกlisis astrolรณgico; ensayar por collage; hacer found poetry, sonetos monorrimos o poemas Oulipo, en vez de los consabidos versitos comprometidos; recordar […] las series interrogativas o hipotรฉticas con que termina la รptica de Newton o la forma argumentativa de un artรญculo de la Suma teolรณgica, pasรณ de noche para casi todos los lectores.
Sigue pasando de noche. El pรกrrafo anterior es de 1975 y, aunque en los cuarenta aรฑos que han pasado Zaid no ha dejado de ensayar con el ensayo, la crรญtica no lo ha visto. En uno de sus libros mรกs recientes, Cronologรญa del progreso, Zaid retoma y reexamina los temas que lo han ocupado desde el principio: la naturaleza de la poesรญa, el arte de la lectura, el misterio de la conciencia, el milagro de la comunicaciรณn, la cultura como conversaciรณn, el fundamento mรญtico de la razรณn, el mito del progreso, entre otros. Es tan interesante la discusiรณn de esos temas en los doce breves ensayos de la primera mitad del libro, tan animado el modo en que van tejiendo la historia de la formaciรณn del mito del progreso en la conciencia humana, que el lector puede quedarse con la impresiรณn de que la larga โCronologรญa del progresoโ, que ocupa la segunda mitad del libro y le da tรญtulo, es un mero apรฉndice ilustrativo. Pero puede verse de otro modo: los ensayos que la preceden son el prรณlogo al ensayo central que es la cronologรญa. Un ensayo en forma de una larga lista de acontecimientos histรณricos decisivos que va del origen del universo, 13.8 millo- nes de milenios, al descubrimiento del planeta Kepler, en 2015. Desde luego, la elecciรณn de cada acontecimiento (descubrimiento, invento, obra, idea) significa ya un juicio, y una visiรณn peculiar de la cultura y de la historia, pero hay mรกs que eso. Cada entrada de la cronologรญa estรก escrita no solo concisamente sino con atenciรณn a la prosodia, al ritmo de la frase anterior y la posterior, a la necesidad de evitar las rimas. Es fรกcil no ver la maestrรญa literaria del escritor que logra convertir una larguรญsima lista cronolรณgica en una lectura absorbente, y no solo por la informaciรณn novedosa, las sorpresas y las incitaciones. La serie parece una larga tirada de versos, y asรญ fluye en la lectura, pero no es un poema, sino un ensayo.
Lo cual hace pensar en el mรกs reciente y el mรกs extenso de los poemas que ha publicado Zaid: โDespertรฉโ, con el que se cierra la รบltima ediciรณn de Reloj de sol, el libro que reรบne su obra poรฉtica. Hay mรกs de un paralelo. Tambiรฉn vuelve sobre motivos, imรกgenes, preocupaciones de libros anteriores, desde el tรญtulo (pues el tema central del poema es el misterio de la conciencia) y la primera lรญnea (pues la โclaridad de la nocheโ recuerda la โclaridad de versos olvidadosโ del nocturno โFray Luisโ). Que el poema transcurra en un automรณvil tambiรฉn es significativo.
Quizรก no haya otro poeta de lengua espaรฑola en el que el automรณvil aparezca tanto. Pero no es, como en los futuristas, un sรญmbolo de la modernidad y el progreso. Tampoco, como en los poetas sociales, un sรญmbolo del capitalismo ni solo un elemento del paisaje urbano. El automรณvil es, en los poemas de Zaid, un paradรณjico lugar en trรกnsito, en un sentido literal pero tambiรฉn alegรณrico. Es un medio de transporte, un parรฉntesis, un aparte.
El mรกs conocido de esos poemas es sin duda โTeofanรญasโ, en el que la espera infructuosa de un taxi โen una รฉpoca en que aรบn habรญa que salir a buscarlos a la calleโ desemboca en la desesperaciรณn y el nihilismo. Irรณnicos, claro.
TEOFANรAS
No busques mรกs, no hay taxis.
Piensas que va a llegar, avanzas,
retrocedes, te angustias,
desesperas.
Acรฉptalo
por fin: no hay taxis.
Y ยฟquiรฉn ha visto un taxi?
Los arqueรณlogos han desenterrado
gente que muriรณ buscando taxis,
mas no taxis.
Dicen
que Elรญas, una vez, tomรณ un taxi,
mas no volviรณ para contarlo.
Prometeo quiso asaltar un taxi.
Sigue en un sanatorio.
Los analistas curan
la obsesiรณn por el taxi,
no la ausencia de taxis.
Los revolucionarios
hacen colectivos de lujo,
pero la gente quiere taxis.
Me pondrรญa de rodillas si apareciera un taxi.
Pero la ciencia ha demostrado
que los taxis no existen.
En โDespertรฉโ, la anรฉcdota es sencilla: el narrador, que se ha quedado dormido un instante mientras conduce su automรณvil en la carretera, despierta en un sobresalto y, al detenerse y bajar โa orinar el sustoโ, la paz de la noche a campo abierto le provoca una sensaciรณn de pรกnico (con una lucidez que recuerda un poema muy anterior, en el que se ve โtodo tan claro que da miedoโ):
Pรกnico de mรญ, de mi cadรกver al volante,
que despierta y soy yo. Pรกnico del autor
de mis actos, que aparece y desaparece.
Pรกnico de esos actos anรณnimos,
en busca de autor,
como el mugido tenue de la brisa
casi a punto de hablar
en sรญlabas delirantes…
Sobresalto de la conciencia intermitente. Temor de ser un puro automatismo, un fenรณmeno natural. Pรกnico ante la discontinuidad y la disoluciรณn del yo, que de pronto se muestra como un espejismo. El poema narrativo se convierte en una reflexiรณn vertiginosa y abismal sobre la indeterminaciรณn de la identidad, la naturaleza paradรณjica de la conciencia, la autonomรญa del cuerpo. Aunque se parecen muy poco en otros sentidos, por el cruce de gรฉneros, la multiplicaciรณn de los espejos y la disoluciรณn de la identidad, el poema de Zaid hace pensar en โBorges y yoโ.
El tema estรก esbozado en otros poemas. Por ejemplo en tres en los que, como en este, las iluminaciones de la memoria y del amor ocurren mientras el autor orina, va a orinar o escucha orinar a la amada. Gabriel Zaid probablemente sea, tambiรฉn, uno de los poetas en que el acto de orinar aparece con mรกs frecuencia. Pero, contra lo que ocurre en una tradiciรณn que se remonta por lo menos hasta Franรงois Villon y tiene su momento mexicano mรกs cรฉlebre en Ricardo Castillo, no se trata nunca de una manifestaciรณn de vitalismo imprecatorio.
En โInternรกndose en la malezaโ un hombre sale del camino, tal vez se ha bajado del auto y, apartรกndose, orina tranquilamente. El tรญtulo es tambiรฉn metafรณrico: orinar, entregarse a una necesidad fisiolรณgica imperativa, abandonarse al cuerpo, es abandonarse a la naturaleza, a lo animal: entrar en la maleza prehumana. Pero ese abandono se realiza filosรณficamente. La palabra estรก dicha en el poema con ironรญa โnada mรกs opuesto al imperio de la fisiologรญa que la actividad filosรณficaโ, pero tambiรฉn con seriedad. Mientras el cuerpo se suelta, la mente discurre libremente, y ese discurrir se resuelve en contemplaciรณn y en comuniรณn. ยฟContemplaciรณn de quรฉ y comuniรณn con quรฉ? De esa vida que transcurre aparte, por su cuenta. La vida del mundo. La contemplaciรณn es un parรฉntesis. Pero ese parรฉntesis se abre y se lee en la frase de la vida que transcurre aparte, por su cuenta, y que le da sentido: la del viento que suena en las hojas, la de la acequia de otro poema, la de la propia vejiga.
INTERNรNDOSE EN LA MALEZA
Largo orinar filosรณficamente,
los ojos en las nubes lentamente barridas
por lo que pasa: el viento,
las hojas, la frescura,
una lluvia que hubo antes de estar aquรญ,
una vida que hubo, que hay
y cuyo paso
nos hace compaรฑรญa.
Al paso, lentamente volver
a engolfarse en la vida.
En โHaciendo guardiaโ, el sonido de la amada que orina se asimila al de un arroyo, y mรกs oscuramente al del fuego (que habitualmente hace crepitar la madera), pero sobre todo a los diversos fenรณmenos de una naturaleza โdesentendida de mรญโ, que sigue en lo suyo.
HACIENDO GUARDIA
Mientras te escucho
orinar
y las hojas secas crepitan,
oigo de lejos una acequia
desentendida de mรญ,
pasa volando un pรกjaro
como si fuera natural
vivir.
Te amo por la brisa
que acaricia los รกrboles
y se burla de mรญ.
En la graciosa levedad del poema, la brisa que se burla del oรญdo enamorado se burla tambiรฉn de la densa gravedad de este pasaje del โTango del viudoโ de Neruda:
Y por oรญrte orinar, en la oscuridad, en el fondo
[de la casa,
como vertiendo una miel delgada, trรฉmula,
[argentina, obstinada,
cuรกntas veces entregarรญa este coro de sombras
[que poseo,
y el ruido de espadas inรบtiles que se oye en mi alma,
y la paloma de sangre que estรก solitaria en mi frente
llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
substancias extraรฑamente inseparables y perdidas.
En โFray Luisโ, a oscuras, camino al baรฑo, el poeta ve โfragmentos de luna entre las ramasโ (โun soneto que vuelve en el ramaje sonรกmbulo de versosโ) y enuncia sin รฉnfasis una pregunta: โLa urgencia y quรฉ mueve la luna, la memoria, la vejiga en las sombras.โ
FRAY LUIS
La urgencia y quรฉ
sumergida en el sueรฑo
tantos aรฑos despuรฉs. La casa a oscuras
por el camino al baรฑo. Claridad
de versos olvidados,
de fragmentos de luna entre las ramas,
como una extraรฑa cita de memoria,
acudiendo de siglos, esperรกndome
en la ventana, recobrando la forma
de un soneto que vuelve en el ramaje
sonรกmbulo de versos, tantos aรฑos despuรฉs.
La urgencia y quรฉ mueve la luna,
la memoria,
la vejiga en las sombras.
En โDespertรฉโ, esa misma pregunta, que estรก en toda la obra poรฉtica de Zaid y anima muchos de sus ensayos, se revela abismal. ยฟQuiรฉn despertรณ? ยฟQuiรฉn o quรฉ es โyoโ? ยฟDespertรณ a una vigilia, a una lucidez, a otra suerte de sueรฑo, a un insomnio perplejo? La realidad, ยฟes real? ยฟQuรฉ significa โes realโ? ยฟQuiรฉn o quรฉ se hace estas preguntas? ยฟSe las hace o mรกs bien las preguntas lo hacen?
Pero hay una interrogaciรณn, hay un poema, hay una urdimbre de latidos y sensaciones y emociones, un cuerpo en el que parpadea la conciencia itinerante. Hay algo que se mueve y avanza, hay algo que canta. Hay, en la forma misma del poema, una sustancia. Hay un acto de fe.
Entre el vastรญsimo corpus de escrituras budistas, que en su inmensa mayorรญa desconocen lo mismo legos que especialistas, es popularรญsimo el que se conoce como โSutra corazรณnโ. Millones de voces (budistas o no, porque el fervor del budismo no reclama la fe) lo cantan con devociรณn todos los dรญas en todo el mundo, muchas veces en lenguas ajenas. Pocos saben lo que significa el mantra final: โGatรฉ, gatรฉ, paragatรฉ, parasamgatรฉ, Bodhi! Svaha!โ Kazuaki Tanahashi (The Heart Sutra: A Comprehensive Guide to the Classic of Mahayana Buddhism) propone convincentemente la siguiente traducciรณn al inglรฉs: โArriving, arriving, arriving all the way, arriving all the way together: Awakening! Joy!โ Lo cual anticipa de manera asombrosa un poema emblemรกtico de Zaid (muy anterior a esa traducciรณn novedosa):
ALBA DE PROA
Navegar,
navegar.
Ir es encontrar.
Todo ha nacido a ver.
Todo estรก por llegar.
Todo estรก por romper
a cantar.
ยฟNo arriba en realidad โDespertรฉโ a esa misma โalba de proaโ?
El relato anecdรณtico es un poema pero es tambiรฉn un ensayo en verso (con todo y โaparato crรญticoโ al final). Un ensayo que procede en espiral para volver al tรญtulo, poniรฉndolo entre comillas. Y un verso extraรฑรญsimo, que va y viene de los versos tradicionales reconocibles a una mรฉtrica de acentos y cesuras inesperados, que juega a la prosa. Los versos de este poema, como la prosa de la โCronologรญa del progresoโ, son inรฉditos en su autor y en la tradiciรณn hispanoamericana. ~