Si los legisladores gozan de un fuero que los deja a salvo de la acciรณn penal, en el mundillo de las letras y las artes tambiรฉn existe un fuero estรฉtico inviolable: el que protege a los innovadores contra las silbatinas del pรบblico. Mucha gente sobrada de ambiciones y escasa de talento estรก interesada en sobrevaluar la novedad y, sobre todo, en blindarla contra la crรญtica, para que nadie pueda tocarla ni con el pรฉtalo de una rosa. Cuando un crรญtico de cualquier disciplina tacha una innovaciรณn de insulsa o barata, los modernizadores dogmรกticos se apresuran a descalificarlo por no haber entendido los arcanos teรณricos del arte contemporรกneo. Toda obra de arte deberรญa decir algo por sรญ misma y el simple hecho de que exija por parte del pรบblico un aparato conceptual para disfrutarla genera, o deberรญa generar, una duda razonable sobre su legitimidad. En el campo minado de las artes plรกsticas, el colombiano Carlos Granรฉs (autor del corrosivo ensayo El puรฑo invisible) y la mexicana Avelina Lรฉsper han esgrimido este argumento contra los productos mรกs deleznables del arte conceptual, concitando un diluvio de insultos y ataques en las redes sociales, pero tambiรฉn la adhesiรณn de muchos lectores con espรญritu crรญtico. Ni Granรฉs ni Lรฉsper quieren cerrarle caminos a la rebeldรญa creadora: solo le exigen imaginaciรณn y rigor. Pero los vendedores de baratijas avaladas por un marco teรณrico inapelable creen que la autoridad de lo nuevo los inmuniza contra cualquier opiniรณn adversa, un privilegio que jamรกs tuvieron los artistas anteriores a la sacralizaciรณn de la ruptura.
Las botas / el olor a 1 destino presentido en fulgurantes
(ciudad de Mรฉxico, 1959) es narrador y ensayista. Alfaguara acaba de publicar su novela mรกs reciente, El vendedor de silencio.ย