Imagen de la Cuenca de Mรฉxico si se lograra el rescate de los lagos.

El lago de Texcoco

Juan Carlos Cano es un entusiasta de la belleza y la practicidad: nada como una ciudad que ha logrado integrar la naturaleza y ha desplazado la fealdad. Ahรญ radica el reto de los habitantes de la ciudad de Mรฉxico, que tienen a la mano soluciones viables.
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Water, is taught by thirst.

Land – by the Oceans passed.

Transport – by throe –

Peace – by its battles told –

Love, by Memorial Mold –

Birds, by the Snow.

Emily Dickinson

 

Hasta hace pocos aรฑos, la supervivencia de la ciudad de Mรฉxico parecรญa un milagro. El crecimiento desbordado, descontrolado, durante la segunda mitad del siglo XX habรญa provocado que cualquier soluciรณn urbana tuviera que ser improvisada. Se tomaron decisiones apresuradas cuyas consecuencias han sido acumulativas, y cuyos aciertos y errores marcan nuestra forma de vida en la actualidad. Aceptamos el caos con naturalidad, como si la manera de habitar esta ciudad no pudiera ser otra, de ahรญ nuestra tendencia a ser apocalรญpticos, con ese peculiar orgullo de sentirse parte de la ciudad mรกs grande del mundo, el mismo orgullo que nos provoca romper rรฉcords de masividad humana como engullir en el Zรณcalo la rosca de reyes mรกs grande del mundo o conseguir que diez mil personas bailen “Thriller” en el Monumento a la Revoluciรณn. Sin embargo, Mรฉxico DF ya no es la ciudad mรกs grande del mundo y su รกrea metropolitana tiende a la estabilidad poblacional; para 2025 se espera que tenga veinticinco millones de habitantes. De algรบn modo, caรณtico o no, numerosos problemas han sido resueltos sobre la marcha y, ahora que muchas megalรณpolis de paรญses en desarrollo han seguido modelos semejantes de crecimiento desordenado y veloz, la ciudad de Mรฉxico se ha convertido en un referente. Ya es necesario dar un paso mรกs allรก y planear bien las cosas, entender que pese a todo, esta ciudad puede funcionar mejor.

Las ciudades grandes necesitan propuestas arriesgadas, creativas, a distintas escalas y en distintos รกmbitos para enfrentar problemas inherentes a nuestro tiempo: la expansiรณn urbana sin lรญmites, la escasez de recursos, la especulaciรณn voraz, el pasmo ante las contradicciones existentes. Una ciudad fundada en medio de un lago que se estรก quedando sin agua. Suena ilรณgico, pero es real. Una ciudad que se hunde ante la inacciรณn colectiva. El lamento pasivo siempre estรก ahรญ, pero la exigencia y la disciplina por resolver las cosas escasea. ¿Cรณmo queremos que la ciudad de Mรฉxico sea en el futuro? ¿Es posible resolver el dilema del agua? Puede ser como queramos que sea. Ninguna soluciรณn es imposible, solo es cuestiรณn de plantearse todas las posibilidades e imaginar escenarios. Como dice Jorge Legorreta: antes tenรญamos un รกrea lacustre de cinco lagos conectados, alimentada por 48 rรญos; ahora hemos perdido los lagos pero seguimos teniendo los 48 rรญos. ¿Es posible recuperar los lagos?

Tradicionalmente, las inundaciones han sido el mayor problema de la ciudad de Mรฉxico. Desoyendo la lรณgica indรญgena de convivir con el agua, los espaรฑoles decidieron ganar terreno y deshacerse de ella. Desde el primer proyecto para desaguar la ciudad, el tรบnel de Huehuetoca, hasta hoy en dรญa, la estrategia ha sido la misma: sacar el agua por el norte hacia el rรญo Tula, que a su vez desemboca en el Golfo de Mรฉxico. Ahora las tierras de la cuenca de Tula son fรฉrtiles gracias a las aguas residuales de la ciudad, pero la ciudad no ha dejado de inundarse, si bien ya no con tanta frecuencia, pero no solo eso: ahora se hunde y tiene menos agua para consumir. Pero la necedad humana no se rinde. Se han hecho obras cada vez mรกs grandes para insistir en lo mismo, llรกmense Tajo de Nochistongo, Gran Canal o Drenaje Profundo, cada una de ellas anunciada en su momento como la soluciรณn definitiva. La soberbia es un pecado, pero la geologรญa siempre gana.

Durante la segunda mitad el siglo XX, la obsesiรณn de ser modernos llevรณ a los gobernantes de la ciudad, argumentando cuestiones de salubridad, a entubar cualquier canal, rรญo o arroyo que estuviera a su alcance. No se pensรณ en separar las aguas negras de las aguas pluviales, que hasta hoy corren por las mismas tuberรญas. Se necesitaban desagรผes, no paisajes romรกnticos. Arriba y adelante. El modelo se repitiรณ en las ciudades de provincia, un fenรณmeno similar a lo que sucede actualmente con el furor por los segundos pisos. Un error de perspectiva, difรญcil de visualizar en un momento en el cual abundaba la fe ciega en la tecnologรญa y el progreso. Con el abastecimiento de agua ha sucedido algo similar. El agua comenzรณ a escasear, lo que llevรณ a la sobreexplotaciรณn de pozos, que a su vez provocรณ el hundimiento paulatino de la ciudad. La soluciรณn fue importar agua de otras cuencas. En 1951 se empezรณ a traer agua de la cuenca de Lerma y en 1982, al ser insuficiente, se desarrollรณ el Sistema Cutzamala, que bombea agua desde los 1,600 metros sobre el nivel del mar hasta tanques de elevaciรณn a 2,700 metros de altura, para luego descender a los 2,240 metros de la ciudad de Mรฉxico. El sistema de bombeo gasta aproximadamente 150 millones de vatios al aรฑo. Para colmo, alrededor del 37% del agua se pierde en fugas y solo el 10% del agua es tratada y reutilizada. Suena absurdo, pero es real.

Sin embargo, de manera paralela, tambiรฉn han existido propuestas sensatas. Una de ellas fue el Proyecto Lago de Texcocopropuesto por el exrector de la UNAM Nabor Carrillo en 1965. Su principal objetivo era almacenar las aguas que se perdรญan para evitar la sobreexplotaciรณn del acuรญfero y, con esto, evitar el hundimiento progresivo de la ciudad de Mรฉxico, utilizando 17,000 hectรกreas del antiguo lago de Texcoco como vaso regulador. El agua obtenida podรญa a su vez comercializarse mediante la construcciรณn de plantas potabilizadoras y se podรญa utilizar para generar energรญa elรฉctrica o nuclear. Carrillo muriรณ en 1967, pero el proyecto fue continuado por Fernando Hiriart, Roberto Grau y Gerardo Cruickshank; y desde 1971, aรฑo en que se creรณ una comisiรณn gubernamental para implantar el plan y en el cual se fijaron los lรญmites de 14,500 hectรกreas del exlago como zona federal, varios proyectos puntuales se han llevado a cabo.

 

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Futura Desarrollo Urbano

 

De todos modos, la inmediatez no dejรณ de imponer su lรณgica. En 1967, casi al mismo tiempo en que se proponรญa el proyecto para Texcoco, se iniciaron las obras del Drenaje Profundo, que resolverรญan una vez mรกs, de manera definitiva, las inundaciones de la ciudad, mandando, por supuesto, el agua hacia la cuenca de Tula. Debido a su profundidad, el drenaje no se verรญa afectado por los hundimientos del terreno que habรญan provocado que las tuberรญas del Gran Canal quedaran en contrapendiente y requirieran de bombeo. El Drenaje Profundo contribuyรณ a secar mรกs el lecho de la cuenca, y en 1974 tuvieron que iniciar operaciones las baterรญas del pozo del Plan de Acciรณn Inmediata, nunca mejor llamado, para proveer agua hasta 1980, cuando se esperaba que disminuirรญa la sobreexplotaciรณn de los acuรญferos con la entrada del Sistema Cutzamala. Eso no sucediรณ. En 1952 se extraรญan 22 m3/s de agua del acuรญfero, y para 2007 se extraรญan 59.5 m3/s. La sobreexplotaciรณn de acuรญferos ha pasado del 16% en 1954 a 210% en la actualidad. Esto ya no es sostenible. Asรญ ha sido a lo largo de la historia de la ciudad de Mรฉxico; dos ideas opuestas han convivido: la necesidad de resolver lo urgente y la intenciรณn de formular planteamientos mรกs coherentes a largo plazo. Parece que para solucionar los problemas hay que convivir con las contradicciones. Eso ya lo sabรญa Emily Dickinson, aun sin salir de casa.

A decir verdad, aunque sus acciones no se han llevado a cabo con la continuidad ni la contundencia deseadas, el proyecto de Nabor Carrillo no ha quedado en el olvido. Desde sus inicios hasta nuestros dรญas se han realizado muchas obras en el lago de Texcoco: en 1982 se construyรณ el lago artificial Nabor Carrillo de mil hectรกreas de extensiรณn con una capacidad de almacenamiento de 36 millones de metros cรบbicos de agua, lo que lo convierte en el lago mรกs grande del รกrea metropolitana. Tambiรฉn se construyeron cuatro lagos adicionales, tres plantas de tratamiento y una planta de bombeo en la zona de Caracol para mejor desalojo de las aguas del Gran Canal. Adicionalmente, se ha reducido la salinidad del suelo mediante la multiplicaciรณn de รกreas verdes y, al incrementar el grado de humedad, se consiguiรณ por fin evitar las tolvaneras que todos los aรฑos se generaban en el exlago y que, llevadas por los vientos de oriente, provocaban gran contaminaciรณn en la ciudad. Es decir, el Proyecto Lago de Texcoco no ha dejado de existir.

En este sentido hay que ver el proyecto Mรฉxico Ciudad Futura, de Futura Desarrollo Urbano, grupo integrado por Teodoro Gonzรกlez de Leรณn, Alberto Kalach, Gustavo Lipkau y Juan Cordero: como una consolidaciรณn y ampliaciรณn de los planteamientos de Nabor Carrillo. Este proyecto, presentado en 1997 como Vuelta a la Ciudad Lacustre, retoma la idea de inundar el exlago de Texcoco. Al mismo tiempo analiza el problema desde una perspectiva mรกs amplia, es decir, no se limita a las cuestiones hidrolรณgicas ni a una zona de acciรณn especรญfica, sino que las utiliza para hacer una propuesta de ciudad: marcar las condiciones para un crecimiento ordenado de la zona metropolitana de la ciudad de Mรฉxico en su zona oriente, una zona olvidada y denostada con frecuencia; dar soluciones viales para que el trรกfico carretero de ciudades aledaรฑas no tenga que pasar por la capital; construir un aeropuerto, e incluso generar desarrollos inmobiliarios que den la viabilidad econรณmica requerida. En 2001, Vicente Fox anunciรณ la construcciรณn del aeropuerto de Texcoco. Este era un primer paso para el desarrollo del proyecto del lago aunque no necesariamente garantizaba su ejecuciรณn. Sin embargo, las negociaciones abusivas y un mal manejo polรญtico del conflicto con los ejidatarios de Atenco detuvieron todos los planes. Hoy en dรญa, con o sin aeropuerto, Ciudad Futura sigue siendo una propuesta viable. Tambiรฉn el proyecto ha hecho que la recuperaciรณn del lago de Texcoco y el problema del agua en la ciudad vuelva a estar en el centro de los debates, a la vez que ha sacado a la luz propuestas de grupos que han trabajado desde hace tiempo en temas especรญficos y que ahora es posible darles la importancia que merecen, e incluso ha detonado una serie de iniciativas nuevas alrededor del tema de la recuperaciรณn del agua y la posibilidad de un desarrollo urbano mรกs equilibrado para la ciudad de Mรฉxico.

Uno de los proyectos aparecidos con posterioridad es el Parque Ecolรณgico Lago de Texcoco, propuesto por Iรฑaki Echeverrรญa y un amplio grupo de especialistas. Ha generado cierta polรฉmica sobre todo porque se ubica en la misma zona que el proyecto de Ciudad Futura y de alguna manera compite con el proyecto original. Es una propuesta centrada en los lรญmites del รกrea federal del exlago de Texcoco, que no busca recuperar el lago en su totalidad sino convertirlo en una serie de รกreas verdes inundables en zonas especรญficas determinadas por la topografรญa y solo en ciertas รฉpocas del aรฑo, algo mรกs parecido a una laguna de temporal complementada por humedales, vialidades interiores y una serie de zonas recreativas y deportivas. Ese es su acierto: ser una propuesta pertinente y realista gracias a su enfoque mesurado y a la sencillez del planteamiento de generar un รกrea de recuperaciรณn ecolรณgica en una ciudad carente de ellas. Esa tambiรฉn es su desventaja: limitarse a la zona del lago, lo cual convierte al proyecto en un complemento de la ciudad, una isla que evita entrelazarse con la urbe. La propuesta de Ciudad Futura tiene mรกs conciencia metropolitana, toma en cuenta la situaciรณn actual de la cuenca de Mรฉxico y hace que los lรญmites del lago se integren con mayor naturalidad a la mancha urbana y que las propuestas de rehabilitaciรณn lacustre impliquen la necesaria conexiรณn con otros lagos para asรญ crear un sistema hรญdrico a mayor escala.

 

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Futura Desarrollo Urbano

 

El rescate del lago de Texcoco es solo una parte de un panorama mรกs general en cuanto a la viabilidad ecolรณgica actual de la cuenca de Mรฉxico. Existen nuevas propuestas con distintos grados de desarrollo que, aunque pequen de cierta ingenuidad, plantean soluciones propositivas para un futuro no muy lejano, como la que hace Elรญas Cattan/Taller 13 al proponer el rescate de los rรญos de la Piedad, Churubusco y Consulado, generando un circuito de parques lineales sin que pierdan su condiciรณn de conexiones viales. Y tambiรฉn hay que tomar en cuenta proyectos puntuales que llevan mucho tiempo desarrollรกndose, como los trabajos del Plan de Rescate Ecolรณgico de Xochimilco y las zonas chinamperas, que son imprescindibles para conseguir un equilibrio hidrolรณgico en el valle de Mรฉxico, o el rescate hasta ahora lento pero exitoso de los rรญos Eslava y Magdalena, con pequeรฑas acciones que involucran a la comunidad y que se han organizado para construir represas de infiltraciรณn, tanques de almacenamiento pluvial, asรญ como obras de separaciรณn de aguas pluviales y negras para sanear los rรญos desde las partes mรกs altas.

Quizรก uno de los trabajos mรกs completos y serios en cuanto a la gestiรณn del agua en el valle de Mรฉxico es el Plan Hรญdrico de la Comisiรณn de Cuenca de los rรญos Amecameca y La Compaรฑรญa 2011. Ahรญ se propone “repensar la cuenca” bajo el fundamento de cerrar ciclos hรญdricos, es decir, aprovechar el agua de la cuenca en la cuenca. No desaguar y desperdiciar, sino almacenar el agua, utilizarla, sanearla, reinyectarla y reutilizarla. Lรณgica pura. Es posible. Esto implica una serie de propuestas en diversas ubicaciones de la cuenca de Mรฉxico, como lagunas de infiltraciรณn, pozos de recarga, plantas de tratamiento de aguas residuales, el control de las concesiones de pozos de extracciรณn y la determinaciรณn de zonas especรญficas de recarga acuรญfera, teniendo como puntos estratรฉgicos el Vaso de Zumpango al norte, las presas Guadalupe y Madรญn al poniente, la recuperaciรณn del lago de Texcoco al oriente y la recuperaciรณn de los lagos de San Gregorio y Xico, asรญ como la zona chinampera al sur. Esto es quizรก lo que mรกs se necesita: un plan muy ambicioso bajo la lรณgica pragmรกtica de la gestiรณn del agua. Entender que para que funcione un plan hรญdrico en su totalidad son necesarias las acciones locales a pequeรฑa escala, las accio-
nes gubernamentales existentes y tambiรฉn los proyectos de mayor escala, todo con la mayor coordinaciรณn posible.

Por otro lado, las nuevas obras de Conagua, como la construcciรณn del Emisor Oriente, que prรกcticamente duplicarรก la capacidad del drenaje de la cuenca y la construcciรณn de la planta de tratamiento de aguas residuales en Atotonilco, que serรก la mรกs grande del paรญs y podrรก tratar cerca del sesenta por ciento de las aguas del df y generar biogรกs suficiente para cubrir sus necesidades, parecen ir nuevamente en el sentido contrario a las propuestas sostenibles. La urgencia y la prisa siempre se anticipan. Sin embargo, aprovechando estas obras, existe la idea de generar un megaciclo hรญdrico entre las cuencas de Tula y de Mรฉxico que pudiera reimportar un porcentaje del agua tratada y dotar del servicio al noroeste del valle de Cuautitlรกn. No es lo รณptimo ni lo mรกs eficiente, pero es lo que se puede hacer y es un primer paso hacia la soluciรณn de nuestras contradicciones.

Un punto polรฉmico acerca de la propuesta de Ciudad Futura es la construcciรณn del nuevo aeropuerto. Aquรญ nuevamente surgen las dudas. Si el aeropuerto se construyera en Texcoco, prรกcticamente ocuparรญa la mitad de los terrenos destinados al lago, su viabilidad se volverรญa cuestionable, tanto por la capacidad de resistencia de los suelos como por las repercusiones ecolรณgicas en el lago mismo. Si no se hiciera un aeropuerto en este sitio, de todas maneras se deberรญa pensar en otra ubicaciรณn o en una red de aeropuertos mรกs pequeรฑos. Si, en tรฉrminos ecolรณgicos, el aeropuerto es contradictorio con una propuesta mรกs sostenible, en tรฉrminos de movilidad y de crecimiento urbano no lo es tanto –de hecho en pocos aรฑos serรก una necesidad urgente. El miedo surge a partir de experiencias anteriores: ¿quรฉ sucederรญa si se construye el aeropuerto pero no el lago y entonces el costo de la tierra alrededor del aeropuerto sube, genera especulaciรณn y toda esa zona termina por urbanizarse?

 

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Mucho se habla acerca de la especulaciรณn en el costo de la tierra que generarรญa el proyecto del lago. Esto no necesariamente es un aspecto negativo, sobre todo porque es una oportunidad para regenerar las zonas urbanas del oriente, que siempre han sufrido un urbanismo miserable y un crecimiento descontrolado. El lago mismo podrรญa dar orden a estas urbanizaciones, si es que se hace de manera controlada. El valor de la tierra serรญa mรกs rentable con la existencia del lago que sin รฉl –de hecho el reciente proyecto de la Ciudad Jardรญn Bicentenario en los antiguos tiraderos de basura de Nezahualcรณyotl, desarrollado por Grupo Carso, muestra el alto interรฉs por la zona. Evidentemente, con nuestra larga historia de corrupciรณn, todo acto de compra y venta de tierras se vuelve sospechoso. Ese ha sido el problema con los desarrolladores de vivienda que se han expandido por Tecรกmac, Ixtapaluca y otras zonas del oriente: no solo sobreexplotan el acuรญfero sin pagar lo debido, utilizando pozos agrรญcolas que destinan a usos urbanos, sino que los conjuntos habitacionales, muchas veces sin servicios, siguen provocando una expansiรณn urbana, ya no irregular, pero igualmente terrible y deshumanizada. No hay planes rectores que controlen estas urbanizaciones carentes de รฉtica. Muchas de ellas no tienen escuelas ni equipamientos, ademรกs de que es necesario dotarlas de agua y drenaje. Miles de habitantes se transportan a diario hacia sus trabajos en la ciudad en trayectos interminables que generan problemas viales y una estรบpida pรฉrdida de tiempo. Esto va en contra de cualquier plan coherente de ciudad.

Las propuestas estรกn ahรญ. Estรก claro que debemos anticiparnos a los problemas; lo difรญcil es hacerlo de forma conjunta, hacer que los proyectos puedan ser reales y no acostumbrarnos a eso que llaman “los tiempos polรญticos” –asรญ, en misterioso plural–, y tambiรฉn entender que estas no son soluciones de unos cuantos arquitectos geniales: para que funcionen deben entenderse como acciones colectivas, acciones complementarias. Le Corbusier ha quedado lejos, en aquellos tiempos en que la modernidad pretendรญa explicar y resolver todo, cuando el progreso era sinรณnimo de fe en la industria. Ahora sabemos que la realidad es mรกs compleja, hay demasiados factores en juego y apenas hemos comenzado a entender nuestro mundo. Mรกs que superhombres nietzscheanos somos unas cuantas pinceladas en el rincรณn de alguna pintura china.

A veces parece que en la ciudad de Mรฉxico tenemos vocaciรณn de fealdad. Siempre se solucionan los problemas cuando ya no hay mรกs remedio y se opta por aquel que sea mรกs prรกctico y veloz; las decisiones urgen porque el tiempo se nos vino encima, curiosa frase. ¿Y si se replantea la pregunta? ¿Y si el tiempo no se le viene encima a nadie? Alguna vez, Joseph Brodsky escribiรณ: “El agua es igual al tiempo y proporciona a la belleza su doble. Constituidos en parte por agua, servimos a la belleza del mismo modo. Al rozar el agua, esta ciudad mejora la apariencia del tiempo, embellece al futuro. Ese es el papel de esta ciudad en el universo. Porque la ciudad es estรกtica, mientras que nosotros nos movemos. La lรกgrima es prueba de ello. Porque nosotros partimos y la belleza se queda. Porque nosotros vamos hacia el futuro, en tanto que la belleza es eterno presente.” La ciudad de la que hablaba era Venecia. Cuando Brodsky muriรณ, pidiรณ ser enterrado en ella. Venecia aรบn tiene problemas –acqua alta, turismo masivo– y sin embargo es bella. En la ciudad de Mรฉxico nos pasamos solucionando lo inmediato, lo mรกs urgente.

¿Y si hablamos de belleza? ¿Me tacharรญan de frรญvolo? ¿Y si imaginamos que la belleza tambiรฉn es una posibilidad? Hay urgencias, pero tambiรฉn hay tiempo, siempre hay tiempo, cuando no se nos viene encima el tiempo. ~

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