En el régimen de los “abrazos, no balazos”, la mortandad provocada por la violencia criminal ha superado la de los tres sexenios anteriores. Pero la incidencia de otros factores, en particular el no menos criminal manejo de la epidemia de covid, nos ha precipitado a niveles solo superados por la Revolución.
Antes de equiparar nuestra tragedia con los saldos del crimen y las epidemias durante la Revolución, me remito a los datos de otras matanzas:
• Yaquis en el porfiriato: Mil 500 (entrevista de Elisha Hollingsworth Talbot al gobernador de Sonora Luis Torres: “The truth about Mexico”, Moody’s Magazine, enero de 1910 [http://goo.gl/RQLxxL]).
• Chinos en Torreón, 15 de mayo de 1911: 303 (Julián Herbert, “La casa de Lim“, Letras Libres, junio de 2015).
• Rebelión delahuertista (1924): 7 mil muertos (Samuel León y Germán Pérez, De fuerzas políticas y partidos políticos, México, Plaza y Janés, 1998, p. 32). 7 mil muertos (Fernando Benítez, Lázaro Cárdenas y la Revolución mexicana. El caudillismo, tomo II, México, FCE, 1977, p. 157).
• Cristiada (1926-1929): Entre 25 mil a 30 mil cristeros; y 50 mil federales (Jean Meyer, La Cristiada, tomo 3, México, Siglo XXI Editores, 17ª edición, 2003, p. 265).
¿Cuánta gente murió en la Revolución mexicana? Historiadores y estadísticos han tratado afanosamente de precisarlo. Variables como la emigración, la reducción de la natalidad y la variedad de causas (epidemias, hambre, violencia) dificultan precisar una cifra.
En el extremo alto de esas estimaciones, Manuel Ordorica y José Luis Lezama (1993) calcularon 1.4 millones de defunciones; en el extremo bajo Moisés González Navarro (1974) calculó 300 mil fallecidos.1
{{ Manuel Ordorica y José Luis Lezama, “Consecuencias demográficas de la Revolución mexicana”, en El poblamiento de México. Una visión histórico-demográfica, vol. 4, México, Consejo Nacional de Población, 1993, pp. 32-53. }}
Robert McCaa propuso un conteo basado en la proyección inversa del censo de 1930. Concluyó que entre 1910 y 1920 hubo, en efecto, 1.4 millones de muertes, de las que acaso 500 mil se debieron exclusivamente a la influenza española.
(( Robert McCaa, “Missing millions: the demographic costs of the Mexican Revolution”, en Mexican Studies/Estudios Mexicanos, vol. 19, núm. 2, agosto de 2003, pp. 367-400. ))
Vayamos a la mortandad en tiempos de AMLO. A estas alturas del sexenio, la violencia ha causado ya 180 mil 089 homicidios,3
{{ Homicidios en México. Cifras diarias e históricas, Research International. Datos al 22 de febrero de 2024. }}
por lo que al concluir sobrepasará probablemente los 200 mil.
Según datos “oficiales” las muertes provocadas por la pandemia de covid fueron 334 mil 161.4
{{ “Coronavirus Pandemic (COVID-19)”, en Our World in Data. Datos al 4 de febrero de 2024. }}
Sin embargo, con base en la revisión de certificados de defunción, la cifra asciende a 510 mil 825. Y finalmente están las muertes en exceso (de varia índole, incluidas las infantiles) acumuladas hasta el final de la pandemia (abril de 2023), que sumaron 805 mil 653.
{{ Secretaría de Salud, Instituto Nacional de Salud Pública e Inegi. }}
¿Cuáles serían las cifras de haberse preservado el sistema de salud? En el caso específico del covid, ¿cuántas personas se habrían salvado de haberse seguido los necesarios protocolos de prevención? ¿Qué habría ocurrido si el presidente hubiese usado y recomendado el cubrebocas? ¿Cuántos compatriotas vivirían ahora si las vacunas certificadas hubiesen estado disponibles en todos los rincones del país, siguiendo las prácticas de excelencia impulsadas por doctores beneméritos como Jesús Kumate y Guillermo Soberón? El daño está hecho, y es terrible: según una estimación realizada por expertos internacionales que trabajan actualmente el tema, podrían haberse evitado 240 mil muertes.
Cuantitativamente, la mortandad atribuible a la irresponsabilidad del actual gobierno conquista un suficientemente deshonroso segundo lugar, pero cualitativamente hay que dar la medalla de oro, por dos razones:
México no vive una revolución (por naturaleza violenta) sino un periodo supuestamente pacífico, bajo un gobierno que ha decidido abdicar de su deber primero: proteger la vida de los mexicanos.
El covid se llevó más personas que la influenza española y el tifo, pero las condiciones médicas y sanitarias de 2020 y el avance científico eran abismalmente distintos de los de 1918. Aquellas muertes eran inevitables, estas decididamente no.
La historia lo registrará: el de AMLO ha sido un sexenio mortal. ~
Publicado en Reforma el 3/III/24.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clío.