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Jean Paul Sartre en QuĆ© es la literatura conmina a los escritores en la primera mitad del siglo XX a dar el gran paso final: escribir una literatura proletaria. IrĆ³nico y demoledor con sus adversarios, Sartre afirma que ya habĆan conseguido la libertad de expresiĆ³n; la deshonestidad intelectual del filĆ³sofo y escritor francĆ©s clamĆ³ a los cielos. La persecuciĆ³n de intelectuales, artistas y escritores en el campo socialista dejaba bien claro que la libertad de expresiĆ³n no se trataba de una conquista inamovible de las vituperadas democracias liberales burguesas. El propio Sartre, dejada atrĆ”s su masoquista relaciĆ³n con el estalinismo, apoyarĆa desde su prestigio internacional la salida del futuro Nobel de Literatura, Josef Brodsky, de la UniĆ³n SoviĆ©tica, por dar un solo ejemplo.
En La polis literaria. El boom, la RevoluciĆ³n y otras polĆ©micas de la Guerra FrĆa, el cubano-mexicano Rafael Rojas describe el impacto de la RevoluciĆ³n cubana en los escritores latinoamericanos de los aƱos sesenta. La toma de posiciĆ³n frente a este proceso polĆtico constituĆa la piedra de toque de las definiciones exigidas a los escritores como intelectuales, gente comprometida con su tiempo. La plana mayor de los narradores y poetas de la Ć©poca, desde Pablo Neruda, Jorge Luis Borges y Octavio Paz, pasando por Carlos Fuentes, Gabriel GarcĆa MĆ”rquez, JosĆ© Donoso y Julio CortĆ”zar, hasta llegar a los grandes nombres de la isla āSevero Sarduy, JosĆ© Lezama Lima, Cabrera Infante, Virgilio PiƱera, Alejo Carpentierā se vieron compelidos a pronunciarse. Recuerdo perfectamente que, en los aƱos ochenta, los estudiantes de Letras se dividĆan por los debates de los escritores alrededor de la RevoluciĆ³n cubana. La izquierda querĆa a Borges de su lado, pero lo odiaba porque nunca lo logrĆ³; menos todavĆa perdonaba el cambio de bando de Mario Vargas Llosa, a raĆz de la vergonzosa historia de rapacidad polĆtica revolucionaria alrededor del poeta Heberto Padilla.
Vale la pena detenerse en un texto en el que colaborĆ³ un escritor ya mencionado en esta serie de artĆculos, Mario Vargas Llosa. Se trata de Literatura en la revoluciĆ³n y revoluciĆ³n en la literatura, una fascinante polĆ©mica entre el peruano, el colombiano Ćscar Collazos y CortĆ”zar. El tĆtulo del texto no pudo ser mĆ”s preciso: la literatura proletaria habĆa pasado a mejor vida con las tristes historias que habĆan sepultado al perĆodo estalinista dentro del sector mĆ”s sensible de las letras continentales. Para CortĆ”zar, el pueblo revolucionario merecĆa la mejor literatura posible, una literatura hecha ella misma del ethos de la revoluciĆ³n, una literatura modernĆsima que, al interrogarse a sĆ misma por el destino y hacer del lenguaje, elevase al proletariado a su mejor nivel; escribir una literatura facilona y conservadora, al estilo de la soviĆ©tica, es una manera de rebajar al hombre nuevo. Vargas Llosa defendiĆ³ la irrenunciabilidad del escritor a sus demonios; pasara lo que pasara en polĆtica, el escritor debĆa ser fiel a sĆ mismo. El muy joven Collazos terciĆ³ en la polĆ©mica con una apasionada defensa de la fidelidad a la revoluciĆ³n, instancia Ć©ticamente superior que supeditaba a sus fines la capacidad crĆtica del escritor. Nadie, por mejor escritor que fuese y mĆ”s honesto intelectualmente, podrĆa seƱalar a la revoluciĆ³n. Como decĆa el camarada Fidel Castro, dentro de revoluciĆ³n todo, fuera de la revoluciĆ³n nada. A medio siglo de la polĆ©mica CortĆ”zar-Collazos-Vargas Llosa, sorprende el apasionado alegato juvenil por el silencio, del que Collazos iba a abjurar posteriormente. Es justo decir que el joven Collazos se hacĆa eco de una actitud que marcĆ³ la relaciĆ³n entre literatura y socialismo, representada nada mĆ”s y nada menos que por el ya mencionado Jean Paul Sartre: todo sea por el luminoso futuro de la clase obrera.
La antes joven y amada RevoluciĆ³n cubana ya cuenta con sesenta aƱos: JesĆŗs DĆaz (fallecido), ZoĆ© ValdĆ©s, Wendy Guerra, Ena LucĆa Portella, IvĆ”n de la Nuez, Amir Valle, Leonardo Padura, Odette Alonso, entre tantos otros, han dado fe dentro y fuera de la isla de lo que ha sido su larga y desgraciada historia. La RevoluciĆ³n sandinista y la bolivariana han tenido una relaciĆ³n sumamente tensa con los escritores opositores, aunque en Venezuela se prefiriĆ³ echar abajo al mundo editorial que tomarse la molestia de perseguirlo. Gioconda Belli y Sergio RamĆrez, antes comprometidos con el sandinismo en su primera etapa en los aƱos ochenta, se han vuelto sus crĆticos acĆ©rrimos; en el caso de mi paĆs, la migraciĆ³n y la publicaciĆ³n nacional de muy corto alcance han sido las opciones.
China y Corea del Norte conservan la vetusta tradiciĆ³n comunista de los escritores en querella con el poder. Mao Zedong escribiĆ³ poesĆa, pero durante la RevoluciĆ³n cultural, en los aƱos sesenta, buscĆ³ extirpar de raĆz los valores burgueses representados en la estĆ©tica y en las ideas occidentales. Su cruzada para llevar a China a la edad de piedra cesĆ³ con su muerte y con la pĆ©rdida de influencia de su esposa y sus secuaces; no asĆ los afanes de la censura. En el siglo XXI, escritores como Liou Xiaobo, Liao Yiwu y el Nobel de Literatura Gao Xingjian han enfrentado las consecuencias de su escritura no complaciente; otro premio Nobel de Literatura, Mo Yan, reconociĆ³, cuando se encendieron las polĆ©micas alrededor de su galardĆ³n, la existencia de la censura en China, menor que en los tiempos de Mao pero todavĆa en pie. Corea del Norte sigue igual que siempre, tal como lo testimonia La acusaciĆ³n. Cuentos prohibidos de Corea del Norte, texto que saliĆ³ clandestinamente de Corea del Norte hace unos aƱos y cuyo autor lo firmĆ³ con el seudĆ³nimo de Bandi.
El riesgo asumido por este narrador nos retrotrae a los tiempos heroicos de la literatura, los tiempos en que tantos escritores alrededor del planeta arriesgaron sus vidas por sus ideales; la diferencia es que no es lo mismo soƱar con el futuro que revisar el cadĆ”ver de un pasado considerado la redenciĆ³n de la humanidad. Con todo, siguen contĆ”ndose por millones y millones quienes creen que en el poder omnĆmodo del Estado reside la magia contra todas las opresiones: vengo de un paĆs que se lo creyĆ³ hace un cuarto de siglo y estĆ” en la ruina. Nadie aprende por cabeza ajena.
Escritora y profesora universitaria venezolana. Su Ćŗltimo libro es Casa Ciudad (cuentos). Reside en la Ciudad de MĆ©xico.