AEROPUERTO: Cuando llego a Auckland, en el extremo opuesto del mundo del lugar del que salí hace 36 horas, lo primero que veo es un cartel que promociona a “la aerolínea de la Tierra Media” y un control para comprobar que los recién llegados no traigamos nada que pueda desestabilizar el ecosistema neozelandés. Me acuerdo de la canción de Javier Krahe: “En las Antípodas todo es idéntico, / idéntico a lo autóctono.”
ESPACIO: Nueva Zelanda es un país rural, que vive fundamentalmente de la exportación de productos agrícolas, como la leche, y del turismo. No había mamíferos en las islas antes de la llegada del hombre. Muchos de los productos que vende (desde los kiwis al aguacate) vienen de otros lugares, pero también algunas de sus plagas (como los conejos o el pósum). Esa tensión entre aislamiento y globalización, entre un pasado proteccionista y un presente de libre mercado se puede observar en otros aspectos. El paisaje es exuberante: desde el bosque nativo y casi tropical en el norte a las zonas de aguas termales de Rotorua, pasando por las montañas de la Isla del Sur o las playas de Waiheke. Me sorprenden la conciencia medioambiental (hay programas en televisión sobre pesca furtiva) y la relación con la naturaleza. Me quedo en casa de unos profesores que también cultivan aguacates y producen miel. Los kiwis, lejos de todas partes, viajan por su país, pero muchas veces la relación con el paisaje no es contemplativa. Si vamos a la playa, alguien sugiere capturar pipis o vieiras; vamos a buscar angulas y a pescar; cambiamos los panales de una colmena. Todos hacen cosas con las manos. También hay afición por los deportes de riesgo: el puenting y el zorbing (donde te metes en una pelota que rueda montaña abajo) se inventaron en Nueva Zelanda, y se puede practicar skyjump y skywalk en la Sky Tower, en el centro de Auckland. Hay libros que recogen ejemplos del ingenio kiwi. Me presentan a Stu, que trabaja en televisión y se acaba de comprar un drone para poner una cámara encima y realizar filmaciones aéreas.
GENTE: Hay cuatro millones y medio de habitantes en una extensión que es aproximadamente la mitad que España. La mayoría de la población es de origen europeo; el 15% son maoríes, que llegaron a las islas en la segunda mitad del siglo XIII. El maorí es idioma cooficial. Hubo un movimiento maorí de derechos civiles en los setenta. También hay minorías importantes de las islas del Pacífico y de Asia. Los maoríes –que están sobrerrepresentados en prisión– y las poblaciones del Pacífico tienen menos ingresos y educación y tasas más altas de mortalidad, aunque la diferencia con la población europea disminuye desde hace años. Nueva Zelanda fue el primer país en dar el voto a la mujer (1893) y ha tenido dos primeras ministras. El sistema electoral es la representación proporcional mixta, similar al de Alemania. Gobierna el derechista Partido Nacional, en una coalición con act, United Future y el Partido Maorí. La reina de Inglaterra es jefa de Estado. Las legislaturas duran tres años (en este año hay elecciones). Suele estar en lo más alto de los índices de calidad de gobierno y educación y facilidad para abrir una empresa. La tasa de paro está en el 6.2%. Según The Economist, era el séptimo mejor país para nacer en el mundo en 2012: España era el 30, México el 39. Varias personas me hablan del incremento de la desigualdad. Algunos se quejan de corrupción, y con respecto a ese tema siempre aparece Kim Dotcom. Es un país laico: en el censo de 2001, el 29.6% de la población declaraba no tener ninguna religión. 53,000 personas, un 1.5% de los encuestados, afirmaron seguir la religión Jedi. Este año se ha legalizado el matrimonio homosexual. Las uniones civiles ya estaban permitidas.
LIBROS: Me gusta Real Groovy, donde puedes comprar libros, dvd, CD y vinilos, y paso varias horas en Hard to Find, una librería de segunda mano en Onehunga. En Unity, que está en el centro de Auckland, compro The Mijo Tree: Janet Frame lo escribió durante su estancia en Ibiza, en 1956 y 1957. Nueva Zelanda, donde han trabajado Karl Popper, Denis Dutton y Brian Boyd, ha producido más escritoras famosas que escritores: Katherine Mansfield (que tiene su casa natal en Wellington), Frame (que gracias a un premio literario se libró de una lobotomía) o Keri Hulme. El libro del que más se habla es The luminaries, de la neozelandesa Eleanor Catton, que ha recibido el Man Booker Prize.
MESAS Y MASCOTAS: Tres temas habituales de conversación: viajes transoceánicos, el tiempo atmosférico, las mascotas. La comida: normalmente, si les gusta algo, preguntan cómo se ha hecho. Hay buen vino y muchas cervezas y tradición de pies y fish and chips. Hay muy buena comida asiática, pero lo que está de moda son los restaurantes mexicanos.
NAVIDAD: Una ventaja: no hay cena en Nochebuena. El día de Navidad vienen a casa de los Tetley-Johnson los Johnson, los apegados, algunos amigos y una docena de asiáticos que trabajan con una persona de la familia. Cada grupo trae algo de comida y la gente va echándose en los platos. Los Johnson descienden de misioneros anglicanos. Uno de los antepasados es William Gilbert Puckey, traductor del Tratado de Waitangi (1840), el documento fundacional de Nueva Zelanda. Como muchos compañeros de su generación, el abuelo Garfield Johnson combatió en la Segunda Guerra Mundial; más tarde publicó un informe célebre sobre la sexualidad en su país. Su hijo menor, Kelly, protagonizó la road movie Goodbye pork pie (1981). Muchos de los jóvenes ya han vuelto de su o.e. (Overseas Experience): vivieron un tiempo en Londres, han viajado por Europa, Asia y Latinoamérica, y regresan a Nueva Zelanda. Entre sus objetivos están comprar una casa, tener hijos y devolver el préstamo universitario. Cuando sus hijos hagan su o.e., algunos volverán a Europa de vacaciones.
RUGBY: En Nueva Zelanda no hay canguros, ornitorrincos ni koalas. No era una colonia penal. Todo eso es de Australia. Pero sí son de allí los All Blacks, actuales campeones del mundo de rugby. También son célebres por el haka, una danza maorí que practican antes del partido. En 2009, el gobierno de Nueva Zelanda concedió los derechos de propiedad intelectual del haka más famoso, el “Ka Mate”, a la tribu Ngati Toa. (Había provocado indignación que el baile apareciera en un anuncio de Fiat, ejecutado por mujeres, y en un spot donde lo realizaban muñecos de jengibre.)
TEMBLOR: Es un país de volcanes y terremotos. En los museos hay espectáculos interactivos donde se explican sus consecuencias. En el cine, después de los cortos, un anuncio advierte del peligro de los temblores. En 2011, un terremoto causó 185 muertes en Christchurch. ~
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) es escritor y editor de Letras Libres. Su libro más reciente es 'El padre de tus hijos' (Literatura Random House, 2023).