El 28 de abril se celebran elecciones generales. Algunos partidos llegan hiperventilados e histรฉricos, otros en un proceso profundo de autoexploraciรณn y bรบsqueda de identidad. Un repaso sobre la posiciรณn desde la que parte cada uno.
El rajoyismo ha muerto. El expresidente liderรณ el PP de 2003 a 2018 con una concepciรณn ideolรณgica muy blanda. Para รฉl, la polรญtica es la gestiรณn o administraciรณn del statu quo. En 2008, cuando fue reelegido como secretario general del partido, respondiรณ a las crรญticas del ala neoliberal del PP diciendo que โsi alguien se quiere ir al partido liberal o al conservador, que se vayaโ. El PP debรญa ser un partido mรกs o menos transversal, de orden y sentido comรบn, con aversiรณn al riesgo y el aventurismo, que se limitarรญa a responder mรญnimamente a la realidad.
El nuevo PP es una respuesta a esa tibieza ideolรณgica y a la poca capacidad resolutiva de Rajoy. Pablo Casado propone una โideologizaciรณnโ del partido. Es heredero de Josรฉ Marรญa Aznar y del neoliberalismo ibรฉrico de Esperanza Aguirre. La expresidenta de la comunidad de Madrid combinaba un conservadurismo moral con una especie de laissez faire en economรญa que, realmente, se traducรญa en โsocialismo para ricosโ, es decir, redistribuciรณn sรญ, pero solo para los mรญos. Casado, como buena parte de Vox, se criรณ en el extraรฑo panorama del PP de Madrid, y no solo ha propuesto una revoluciรณn fiscal sino tambiรฉn devolver a la derecha a la guerra cultural. Ronald Reagan en el barrio de Salamanca mรกs nacionalismo, toques xenรณfobos, Semana Santa, una retรณrica de choque de civilizaciones y la reivindicaciรณn de la Reconquista y del pasado glorioso de Espaรฑa.
Partido Pedrista Unificado. Pedro Sรกnchez llegรณ al gobierno tras una mociรณn de censura que reuniรณ los apoyos de Podemos y los partidos independentistas. Era una mociรณn para echar a Rajoy y no una adhesiรณn incondicional al nuevo gobierno, algo que se demostrรณ rรกpidamente: Sรกnchez no ha podido aprobar los presupuestos y tampoco ha alcanzado acuerdos sustanciales con el independentismo, al que ha intentado seducir.
Ante la debilidad parlamentaria, el gobierno se ha dedicado a la guerra cultural y la propaganda. Ha sido un ejecutivo exclusivamente electoralista. Se ha dedicado mรกs a vender un potencial gobierno serio que a gobernar. Ha polarizado con temas como el feminismo o la ultraderecha (ha hablado en tรฉrminos esencialistas de hombres y mujeres y creado una alarma social con la violencia de gรฉnero,y ha colocado a todos sus adversarios hacia su derecha de extremistas) y ha marginado a anteriores o potenciales aliados constitucionalistas. Tambiรฉn ha cometido errores graves de comunicaciรณn, y sus constantes rectificaciones han dado una sensaciรณn de arbitrariedad. Ha sufrido crisis de reputaciรณn por falta de transparencia, por un uso cuestionable del aviรณn oficial, por grabaciones del excomisario Villarejo en las que la ministra de Justicia profiere insultos homรณfobos hacia el actual ministro del Interior, por un supuesto plagio de la tesis doctoral de Sรกnchez. En apenas nueve meses han dimitido dos ministros: Mร xim Huerta (Cultura), por una acusaciรณn cuestionable (ya pagรณ su multa) de evasiรณn fiscal, y Carmen Montรณn (Sanidad), por las irregularidades de un mรกster que obtuvo en la Universidad Rey Juan Carlos. La reacciรณn a estas crisis ha sido arrogante y de perplejidad, una actitud que recordaba al gobierno anterior: ยฟpor quรฉ ponen palos en las ruedas al gobierno del sentido comรบn y la dignidad?
Ante la imposibilidad de gobernar con comodidad, Sรกnchez ha abusado de los decretos leyes. Su justificaciรณn para esta herramienta excepcional, que implica la aprobaciรณn de las leyes sin pasar por el parlamento (el Congreso puede tumbarlas, eso sรญ, a los treinta dรญas, pero no puede introducir enmiendas), se ha sostenido en una especie de urgencia moral: habรญa que rescatar al paรญs de la oscuridad. El abuso de los decretos no solo ha desacreditado al Congreso, sino tambiรฉn las causas que perseguรญa el Gobierno: medidas necesarias y de amplio alcance como la exhumaciรณn de Franco o la ampliaciรณn de los permisos de paternidad pierden apoyo y legitimidad al aprobarse de manera unilateral. Esta ha sido una de las seรฑas de identidad del gobierno, que de tanto establecer cordones sanitarios y lรญneas rojas se ha quedado aislado. Las encuestas le dan un primer puesto, pero tendrรก que entenderse con mรกs partidos. Si repite la fรณrmula actual (gobierno dรฉbil con apoyo parlamentario muy fragmentado y rupturista) posiblemente volvamos a unas nuevas elecciones.
Macron para dummies. En 2016, CS eliminรณ definitivamente de su ideario la etiqueta โsocialdemรณcrataโ y se quedรณ con la de liberal. Desde entonces su deriva hacia la derecha es inexplicable y a la vez comprensible: es una traiciรณn a sus orรญgenes socialdemรณcratas e incluso centristas pero tambiรฉn responde a un nuevo panorama y al intento de sustituir al PP como el principal partido del centro derecha. Su viraje no ha sido tanto en policies (es liberal en temas como la eutanasia, las drogas, la prostituciรณn, la gestaciรณn subrogada; socialdemรณcrata con respecto a la brecha salarial de gรฉnero, los permisos de paternidad y las guarderรญas subvencionadas; y mรกs conservador en cuestiones como el impuesto de sucesiones o las bajadas de impuestos) como en actitud y retรณrica. El partido ha radicalizado su discurso, que ahora es bronco y agresivo, a veces demasiado influido por el ala dura y derechista del partido, representada por el diputado catalรกn Juan Carlos Girauta. La decisiรณn de la ejecutiva de vetar cualquier pacto con el PSOE es consecuencia de esa nueva actitud poco constructiva. CS lideraba algunas encuestas el aรฑo pasado. La mociรณn de censura rompiรณ esa tendencia. Su actitud es a menudo la de quien tuvo la victoria cerca y se la arrebataron. Ahora en las encuestas estรก en torno al 18%.
Ciudadanos aspira a ser mayoritario, ya no quiere ser el partido liberal โtransaccionalโ que busca hacer bisagra con otras formaciones. Sin embargo, el multipartidismo le va a obligar a ello. Es un nuevo sistema electoral con varios partidos pero dos bloques ideolรณgicos claros, y CS ha elegido sin dudarlo el de la derecha.
El hermano tonto de la derecha. Vox es la escisiรณn friki del PP de Madrid, el รกrea nacionalista y ultramontana. Es un partido fetichista y nostรกlgico del imperio perdido. Reivindica la monarquรญa del siglo XV, la guardia civil y el ejรฉrcito, y su idea de la identidad nacional es muy limitada: en ella no entran tres cuartos de la poblaciรณn.
Como todos los partidos de ultraderecha en Europa, su gran poder estรก en el relato. Vox coloca determinados temas en la agenda y obliga a un posicionamiento a los demรกs partidos. Como es la novedad, ofrece mayor pureza y autenticidad, y obliga especialmente a los partidos de centro derecha a una autorreflexiรณn (a menudo histรฉrica). Aunque Pablo Casado nunca ha sido especialmente ajeno a las ideas de Vox, la apariciรณn del partido de ultraderecha ha provocado una radicalizaciรณn ideolรณgica del PP, que ahora intenta desprenderse de la etiqueta que le ha puesto Vox de โderechita cobardeโ.
Hay quienes sostienen que el crecimiento de Vox tiene un techo claro y que su barrera estรก en el 10%. El partido no se ha proletarizado, es decir, no ha alcanzado la transversalidad ni ha conseguido atraer a votantes de clases bajas, como sรญ han conseguido partidos como el Frente Nacional en Francia. Es mรกs una derecha autoritaria que un populismo de derechas. Aunque sus ideรณlogos y seguidores mรกs fanรกticos dicen luchar contra el feminismo, su principal caladero de votos es el antinacionalismo catalรกn. Es posible que ese foco exclusivo en la identidad nacional les perjudique a largo plazo, pero a medio, en mitad del juicio al procรฉs, tras las negociaciones del gobierno con el independentismo y con Puigdemont y Junqueras presentรกndose como cabezas de lista de ERC y JXCAT, les darรก bastante oxรญgeno.
El artista anteriormente conocido como Podemos. El partido llega a las elecciones mรกs dรฉbil que nunca. Siempre ha intentado transmitir un relato de excepcionalidad y crisis social, algo difรญcil de mantener en el tiempo. La recuperaciรณn del PSOE, que se acerca a posturas de la izquierda identitaria, los ha dejado en la irrelevancia. Los socialistas han tomado la iniciativa (al menos en cuestiรณn de relato) en temas como el feminismo, la memoria histรณrica o la lucha contra la desigualdad y la pobreza. El cambio de nombre de la coaliciรณn (Unidas Podemos) y la nueva relevancia de Irene Montero demuestran que hay un intento por feminizar el partido, que siempre ha tenido hiperliderazgos y votantes masculinos (45% de mujeres frente a 55% de hombres; los votantes del PSOE en cambio son al revรฉs: 54% de mujeres y 46% de hombres).
Podemos ya no tiene el efecto mediรกtico de hace aรฑos. Vox los ha superado en novedad y ofrece un discurso nacionalista mรกs acorde con su รฉpoca. El principal enemigo de Podemos sigue siendo su inconsistencia con el relato nacional. En Cataluรฑa, los comunes presentarรกn al congreso a Jaume Asens, demasiado cercano a las tesis independentistas. Y el lรญder de Izquierda Unida en Cataluรฑa, que forma parte de los comunes, se ha pasado a ERC. En Cataluรฑa no existe un espacio para Podemos, que ha perdido a su votante potencial (castellanoparlante y de las zonas de extrarradio). Y en estas elecciones generales Cataluรฑa y la cuestiรณn nacional son el tema nรบmero uno.
Podemos siempre ha tenido crisis internas, que se han resuelto de manera vertical y autoritaria (a pesar de vender una imagen de horizontalidad), pero la ruptura con Errejรณn, que ha formado una coaliciรณn con Manuela Carmena en la Comunidad de Madrid y ha fragmentado el partido tambiรฉn en sus confluencias regionales, ha sido dramรกtica. Podemos, liderado por Pablo Iglesias e Irene Montero, es hoy una socialdemocracia radical al estilo de Izquierda Unida. Su escisiรณn errejonista provoca mรกs entusiasmo en una parte de la izquierda joven, y todavรญa conserva cierta aura de novedad y rupturismo: tiene una imagen mรกs fresca, aspira a cierta transversalidad desde el populismo y una especie de peronismo, y se ha subido al carro del รฉxito de Manuela Carmena. Pero Errejรณn no se presenta a las generales. ~
Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).