Tom Wolfe
El reino del lenguaje
Traducciรณn de Benito Gรณmez Ibรกรฑez
Barcelona, Anagrama, 2018, 184 pp.
He esperado unos meses para comentar este libro de Tom Wolfe sobre la naturaleza del lenguaje, lo que me ha permitido observar algunas reacciones en prensa (pocas: se trata de un tema importante pero que interesa a pocos) y algunas otras de lectores amigos, todos ellos a favor de la tesis de Wolfe, que no es otra que oponerse a la cรฉlebre de Chomsky y otros consistente en que hay una trasmisiรณn genรฉtica en la base gramatical del lenguaje comรบn a todas las lenguas, y eso explicarรญa que fueran comprensibles entre sรญ, a pesar de su variedad y, en ocasiones, falta de contacto, y, finalmente, que cualquier persona pueda aprenderlas en la mรกs temprana infancia.
El tono del libro es muy propio del autor, que se despidiรณ de este inconcebible universo (pero comprensible hasta donde nos dan las meninges) con esta obra atrevida, pugnante y algo tramposa. Es un libro muy esquinado contra Charles Darwin, por razones que tratarรฉ de desbrozar enseguida y que se sintetiza en quรฉ es lo que nos hace humanos en relaciรณn al mundo animal. En la filosofรญa medieval, y hasta la Reforma, la diatriba sobre el libre albedrรญo fue tan rica como encarnizada. Esa fue la polรฉmica entre Erasmo (que ademรกs era una buena persona) y Lutero (que era un bicho fanรกtico). La libertad es un tema complejo, y en nuestro tiempo, en relaciรณn a las investigaciones neurocognitivas, se han propiciado nuevas facetas y reacciones diversas. No es un tema fรกcil ni del que podamos desprendernos, al fin y al cabo estรก relacionado con nuestra responsabilidad hacia los otros. Tom Wolfe inicia su libro con el viejo asunto del codescubrimiento de la evoluciรณn por Alfred Wallace y Charles Darwin. Wolfe los sitรบa socialmente: el primero, hijo de un abogado arruinado, se ganaba la vida con sus exploraciones en las que acumulaba cantidades de animales que luego vendรญa; Darwin era un caballero britรกnico que no tuvo que trabajar nunca. Desde su viaje en el Beagle, este trabajaba incansablemente en una investigaciรณn tan amplia como minuciosa para demostrar lo que ya pensaba por entonces: las especies no son entidades fijas desde su inicio, y toda vida estรก sujeta a una evoluciรณn cuyo mecanismo es la selecciรณn natural que privilegia al mรกs apto (mejor adaptado al medio). Bien, el papamoscas de Wallace enviรณ en junio de 1858 una carta con un pequeรฑo manuscrito a Darwin, quien tras leerlo quedรณ pasmado: ahรญ afirmaba lo mismo que รฉl, pero en veinte pรกginas. Era, afirmรณ, como si hubiera estado leyendo su mente. Darwin lo consultรณ con su amigo el gran geรณlogo Lyell y escribiรณ un texto para publicarlo junto con el de Wallace en la Linnean Society, sin consultar a Wallace, que vivรญa bien lejos de Europa. Como todo el mundo sabe, hoy dรญa se atribuye a ambos el descubrimiento, aunque Wallace luego tuviera otras opiniones y ocupaciones intelectuales, y una obra mรญnima. Es indudable que su obra nunca tuvo la complejidad y profundidad de la de Darwin, como รฉl mismo reconocรญa desde el principio. No vale la pena defender a Darwin de las ironรญas de Wolfe, creo que son insostenibles, salvo para pavonearse un poco con observaciones tan fรกciles como inanes. Pero, y aquรญ viene el asunto, Wallace afirmรณ que la capacidad abstracta del ser humano y sus derivados (โconcepciones ideales de espacio y tiempo, de eternidad y finitudโ) no tenรญa que ver con la selecciรณn natural, que, segรบn nos aclara el viejo dandi, solo โpodรญa hacer que la especie se adaptara lo suficiente para sobrevivir, fรญsicamente, en la lucha por la vidaโ. En cuanto al lenguaje, llevรณ a Wallace a perder un poco la cabeza con el espiritismo, y a Darwin a pensar que tenรญa que tener alguna analogรญa animal, y sospechรณ que tenรญa su origen en el canto de los pรกjaros, ademรกs de que la protolengua persiste en los sonidos que hacen las madres (tambiรฉn los padres) a sus hijos bebรฉs. No tienen sentido ni vocabulario, pero denotan afectos y por lo tanto ciertos significados. Muchos se vieron ensalzados en la polรฉmica sobre el origen de las lenguas, y sobre una lengua comรบn. Darwin seguรญa sosteniendo, aunque no tuviera pruebas, solo observaciones e intuiciones, que todo ese mundo elevado del hombre โque Wallace y otros como Max Mรผller separaban del animal (corte epistemolรณgico, negaciรณn de la naturaleza)โ tenรญa un apoyo evolutivo. Aรฑadiendo noticias que en buena parte toma Wolfe de su colaboradora en este libro, Christina Verigan, e interpreta a su manera โy se ve que aunque es un hombre inteligente muchas le son nuevas y no son lecturas lentas y de primera manoโ, dice cosas como que el descubrimiento relativo a la herencia de Mendel fue una mala noticia para la teorรญa de la evoluciรณn… Sabido es que tan importante descubrimiento del monje no tuvo publicidad hasta 1900, y que Darwin no supo de tales pruebas (aunque habรญa recibido una copia del artรญculo, que se encontrรณ en sus archivos sin leer), pero sin duda se habrรญa alegrado al ver confirmadas sus ideas. Wolfe afirma, para espanto de verdaderos cientรญficos naturalistas conocedores de la obra de Darwin, que โen comparaciรณn con la teorรญa genรฉtica, la Teorรญa de la Evoluciรณn no parecรญa ciencia sino una serie de desordenadas conjeturas, pastosa y aguada con goteras por todas partesโ.
Y llegamos a Chomsky y su gramรกtica generativa, que reformulรณ en varias ocasiones desde 1967. El famoso lingรผista llamรณ a nuestra natural capacidad para aprender una lengua โDispositivo de Adquisiciรณn del Lenguajeโ (lad). Para decirlo con otras palabras y centrarlo en la preocupaciรณn del libro de Wolfe: hay una disposiciรณn hereditaria que no serรญa cultural sino genรฉtica, aunque sin la cultura (transmisiรณn y aprendizaje social, de generaciรณn a generaciรณn) no se darรญa. Sus ideas tuvieron tanto adeptos como detractores (Pinker en los dos lados, a quien, por cierto, cita de pasada, como si eso fuera posible hablando de este tema, lo cual demuestra que solo se acercรณ con prejuicios al asunto), y mรกs tarde Chomsky elaborรณ una nueva idea que tenรญa la misma intenciรณn: lo universal en toda lengua, y que debe tener un origen genรฉtico, es la โrecursividadโ, consistente en poner un pensamiento, una frase, dentro de otra, en una serie que puede ser interminable.
Aquรญ aparece el lingรผista y antropรณlogo Daniel L. Everett y su investigaciรณn sobre una pequeรฑa tribu de la cuenca amazรณnica de Brasil, los pirahรฃ, cuya lengua tiene el mismo nombre. Es la obra central que motiva el libro de Wolfe. En breve: Everett demuestra que la lengua pirahรฃ carece de recursividad. Nada mรกs terminar el libro de Wolfe leรญ el de Everett, โNo duermas, hay serpientesโ. Vida y lenguaje en la Amazonia. Lo que nos dice Wolfe es que es la cultura distintiva de los pirahรฃ โla que estructura la lengua, no el โรณrgano del lenguajeโ ni la โgramรกtica universalโโ. Dirรฉ de pasada que, fiel a cierta verborrea artรญstica de Wolfe, no duda en contar algunas aventuras de Everett y su familia en la Amazonia, de manera tan extensa e innecesaria que solo muestra que se sintiรณ admirado ante tal episodio muy bien contado por el mismo Everett en su libro. Estaba haciendo un libro y habรญa que engordarlo un poco, aunque la enfermedad de la mujer del lingรผista y su peripecia en un barco camino a un hospital solo tenga sentido en el libro de Everett. No entrarรฉ en el fanatismo inicial de este metodista que llegรณ a esta tribu para predicar la Biblia, y que llevรณ a su mujer y sus dos hijos pequeรฑos consigo a un lugar totalmente aislado a convivir durante aรฑos con una tribu con una cultura cazadora-recolectora, sin ninguna nociรณn numรฉrica, salvo โpoco y muchoโ y con una nociรณn de tiempo sin pasado ni futuro. Ademรกs, desconocรญan la mรบsica y la danza. Como Castaneda con los indios yaquis, Everett fue conquistado por la otra cultura y se hizo ateo. Vayamos al lenguaje. Everett publicรณ, una vez aprendida la lengua (que nadie mรกs habla en estos dรญas), un artรญculo en The New Yorker donde contaba cรณmo era la lengua pirahรฃ y, para enfurecimiento de Chomsky, que no poseรญa recursividad, luego era una excepciรณn que hacรญa falaz su cรฉlebre teorรญa. Wolfe denuncia las maniobras de Chomsky para neutralizar a Everett, y ahรญ aparecen las malas artes que algunos cientรญficos y padres de teorรญas usan a veces para seguir siendo padres. Asรญ que Wolfe se da la enhorabuena y afirma que con eso se demostraba que el lenguaje no tiene nada que ver con la evoluciรณn, y que es un artefacto. Naturalmente, Everett tuvo defensores, y el antropรณlogo evolutivo Michael Tomasello saliรณ a la palestra para afirmar โque la gramรกtica universal, fruto de la evoluciรณn biolรณgica con contenido lingรผรญstico, es un mitoโ. A estas alturas del libro, Wolfe ya estรก exaltado, y afirma con un tono algo gritรณn que โel habla es un producto humano [lo que es cierto]. Es un artefacto, y justifica la supremacรญa del hombre sobre los demรกs animales de un modo que la Evoluciรณn nunca podrรก explicar por sรญ solaโ. La supremacรญa… ahรญ estรก la cuestiรณn y la falta de finura intelectual de un hombre inteligente y culto, quiรฉn lo duda. Pero no basta. ยฟPor quรฉ Tomasello? Este antropรณlogo es autor de Los orรญgenes culturales de la cogniciรณn humana, una obra valiosa y controvertida. Que hay una gran diferencia entre la capacidad cognitiva de un delfรญn o un chimpancรฉ y un ser humano es algo que no duda nadie, y el problema viene cuando tratamos de describir las diferencias y valorarlas. Wolfe cita a numerosos psicolingรผistas, pero lo que รฉl quiere es darse la razรณn y por eso afirma, con Everett, que el lenguaje como artefacto humano es โexactamente igual que una bombilla o un Buickโ. En su orgullo antropocรฉntrico, en su repulsa a que el lenguaje pueda tener algo que ver con la evoluciรณn, alcanza momentos algo groseros intelectualmente, algo que su admirado Tomasello no se permitirรญa. Oigรกmoslo: โEl hombre, el hombre sin ayuda alguna, habรญa creado el lenguaje.โ Esta es una frase que expresa una confesiรณn y al tiempo un fracaso intelectual enorme.
No se trata de afirmar que la tendencia dominante piense que la capacidad humana para el lenguaje sea genรฉtica ni que el lenguaje evolucionรณ como resultado de la selecciรณn natural, algo que Chomsky y Stephen Jay Gould niegan, sino que es muy posible que, como afirman entre otros Pinker y Bloom, haya compatibilidad entre la evoluciรณn darwiniana y la gramรกtica universal de Chomsky. Por otro lado, no solo hay รกreas que han sido seleccionadas (de Broca y Wernicke) sino que muchas zonas cerebrales, como las estructuras subcorticales, estรกn implicadas en la sintaxis, el lรฉxico, la gestualidad, etc. El gen Foxp2 vinculado al habla existe tambiรฉn en otros animales, como pรกjaros y ratones, y se remonta a unos cuatrocientos mil aรฑos. Son pocos los cientรญficos que niegan que el lenguaje y los genes estรฉn relacionados, pero hay escasas pruebas de que el lenguaje estรฉ codificado genรฉticamente, y son muchos los que piensan, como nos cuenta Christine Kenneally en su magnรญfico libro La primera palabra, que โla capacidad humana del lenguaje es un sistema adaptativo emergente creado por un mecanismo cognitivo bรกsico, en vez de un mรณdulo lingรผรญstico producido genรฉticamenteโ. Asรญ pues, que la recursividad verbal (la mental parece universal) no forme parte de la totalidad de los idiomas conocidos no significa que el lenguaje no sea en parte innato, de ahรญ que los niรฑos nazcan, en cualquier lugar del mundo, con capacidad para aprender la lengua de sus padres, a veces antes casi que caminar. El lenguaje no es una bombilla ni un coche, ambos sin duda productos de la tรฉcnica, sino una capacidad cerebral que ha sido seleccionada por la evoluciรณn, aunque no estรฉ marcada por ella, y que, sin duda, el ser humano ha desarrollado de manera hiperbรณlica. No tengo espacio para desmontar un puรฑado de groserรญas intelectuales mรกs de Wolfe, solo seรฑalar que hacemos solos muy pocas cosas y que la resistencia al significado de lo genรฉtico forma parte de nuestra soberbia antropocรฉntrica y del narcisismo de nuestra singularidad. Lo somos, sรญ, pero no significa mejores ni mejores en todo. Muchos animales solucionan asuntos complejos mejor que nosotros, y los grandes pianistas y tenistas, por ejemplo, alcanzan sus triunfos apoyados en los logros cerebrales de millones de aรฑos, mรกs allรก de nuestra especie… Cuando al final de este libro, con el que cerrรณ su vida, Tom Wolfe afirma que โel lenguaje no solo ha puesto fin a la evoluciรณn en el hombre, haciรฉndola ya innecesaria para la supervivencia, sino tambiรฉn a la evoluciรณn de los animalesโ, no sabรญa en absoluto lo que estaba diciendo, aunque nosotros sรญ sabemos algo de lo que le pasaba por la cabeza. ~
(Marbella, 1956) es poeta, crรญtico literario y director de Cuadernos hispanoamericanos. Su libro mรกs reciente es Octavio Paz. Un camino de convergencias (Fรณrcola, 2020)