Si la emulación es la mejor forma del halago, Jon Stewart tiene hoy una gran razón para sentirse adulado. Denise Dresser y Jorge Volpi lo leyeron y decidieron que la mejor manera de reconocer la labor del cómico periodista era duplicar, muchas veces al pie de la letra, su libro America: The Book (Warner, 2004).
Stewart es un bicho raro. Un genio mediático capaz de romper barreras generacionales para apelar, a través de la televisión, a un público amplio y diverso. Desde su llegada a The Daily Show, el noticiero paródico que conduce en el canal de cable Comedy Central todas las noches, Stewart ha conquistado al público joven de Estados Unidos. La mezcla de irreverencia, humor e información han convertido su programa en referencia obligada para políticos, artistas e intelectuales, que lo ven como la única puerta de entrada al grupo demográfico más cotizado de Estados Unidos: los jóvenes. Stewart ha ganado siete Emmys por su trabajo y estuvo cerca de que lo postularan para el Pulitzer de Historia por America: The Book. Escrito con inteligencia, originalidad y sentido del humor, el libro no tardó en alcanzar la misma popularidad del noticiario.
La fórmula de Dresser y Volpi parece infalible: recoger las ideas de Stewart, adaptarlas a México y, voilà, éxito seguro. Que aparentemente nadie le haya avisado al propio Stewart es lo de menos. Es improbable, también, que le hayan enviado su clon mexicano a manera de agradecimiento, aunque al final del volumen y en letra minúscula Dresser y Volpi exhiban los vuelos de su ética artística y profesional y se digan “inspirados” por él: en una lista de agradecimientos con veintiocho entradas más, casi todas de chunga (la primera: “A Carlos Salinas de Gortari, por ser quien es”), Stewart ocupa la tercera y America: The Book, la quinta. Pero no nos pongamos quisquillosos. Enumeremos sólo algunas de las abundantísimas muestras de dicha inspiración:
• El libro de Stewart se llama America, el de Dresser y Volpi, México. Ambos pretenden ser libros de texto (“gratuito”, agregan chispeantes los mexicanos).
• El libro de Stewart comienza con un prólogo de Thomas Jefferson, el de Dresser y Volpi con uno de Benito (“Benny”) Juárez.
• Ambos libros comparten el formato del índice (que por cierto se parece al de los libros de texto estadounidenses, pero no a los mexicanos).
• Ambos libros comparten capítulos: capítulo 5 de Stewart: “El poder Judicial”, capítulo 6 de Dresser y Volpi: “El poder judicial”; 7 de Stewart: “Los medios”, 9 de Dresser y Volpi “Los medios”.
Yendo página por página, el asunto hasta preocupa.
• Página 5 de Stewart: “Línea cronológica de la democracia”; página 22 de Dresser y Volpi: Línea cronológica de la historia de México (incluye la siguiente entrada para 1850: “Primer error de diciembre, Bye Bye Texas”).
• Página 7 de Stewart: “Raíces filosóficas de la democracia americana”; 28 de Dresser y Volpi: “Raíces filosóficas del ser mexicano” (ambos cuadros sinópticos comparten categorías).
• Página 8 de Stewart: Esquema de distintos tipos de gobierno; página 30 de Dresser y Volpi: Esquema de distintas épocas de gobierno en la historia de México (mismas categorías).
• La página 30 de Dresser y Volpi incluye un creativo espacio para que el “alumno” haga su propia bandera; increíblemente, esta misma invitación aparece en la página 13 del libro de Stewart.
• Página 23 de Stewart: “Las madres fundadoras”; 98 de Dresser y Volpi: “Madres del México actual” (en un magno golpe de irreverencia, incluye a Gloria Trevi).
• Página 24 de Stewart, “Padres fundadores”; 100 de Dresser y Volpi, “Padres del México Actual” (¿El último? Paco Stanley).
• Página 26 de Stewart: esquema que compara leyendas y verdades de la historia de Estados Unidos; 102 de Dresser y Volpi, idem.
• Página 39, Stewart: “Mejor vello facial de la historia americana”; Dresser y Volpi, 112, idem.
• Páginas 42 y 43 de Stewart: imitación de juego de mesa, “El juego de la presidencia”; Dresser y Volpi, pp. 118-119: “Presidencia Política Ficción. El juego / edición 2000”.
• Página 54, Stewart: “Apodos presidenciales”; Dresser y Volpi, 127, idem (Ejemplo: Miguel de la Madrid Hurtado, “El facsimilar”; explicación: “Si no fuera por el temblor, ¿quién se acordaría de él?”)
• Página 55, Stewart: “Mascotas presidenciales”; Dresser y Volpi, 130, lo mismo.
• Stewart, p.90: “Grandes casos de la Suprema Corte”; Dresser y Volpi, 167, “Algunos casos notables en la historia judicial del México reciente”.
• Stewart, pp. 110-111: Un cementerio de partidos pequeños; Dresser y Volpi, 208-209, idem.
• Stewart, 112, “Tu propio equipo de campaña”; Dresser y Volpi, 211, idem.
• Stewart, pp. 116-117: “Tu discurso de campaña, temas y variaciones”; Dresser y Volpi, 214-215, idem.
• Stewart, p. 119: “Los cinco grandes momentos en las campañas negativas”; Dresser y Volpi, 216-217, idem (aunque en este caso, en una explosión de pensamiento, independencia y originalidad, Dresser y Volpi enumeran no cinco sino seis “grandes momentos”).
• Stewart,122, “Souvenirs de campañas políticas”; Dresser y Volpi, idem, p. 221.
• Stewart, p.127: “Test: ¿Tienes lo necesario para ser político?”; Dresser y Volpi, p. 228, idem.
• Stewart, p. 134: “Un siglo de noticias”; Dresser y Volpi, pp. 237-239, “Momentos estelares de los medios de comunicación en México”.
• Stewart, p.142, “Guía para expresarse y vestirse como un periodista de televisión”; Dresser y Volpi, p. 243, un “kit” para corresponsales.
• Stewart, pp. 148-149: ilustraciones de cerebros de comentaristas de “izquierda” y “derecha”; Dresser y Volpi, p.252, idem.
• Stewart, p. 157, “Conoce tus fuentes de información”; Dresser y Volpi, pp. 260-261, “Conoce las fuentes de información”.
Y sigue empeorando. El asombroso parecido entre ambos libros adquiere tintes realmente sospechosos en los últimos capítulos: no sólo fusilar, sino hacerlo a la carrera, para llegar a tiempo ¿a las campañas?, ¿a la cúspide del genio?
• Stewart, Capítulo 9: “El resto del mundo”, lista de países y regiones del mundo con información útil para el viajero”. Dresser y Volpi, Capítulo 10: “México y el mundo”, lista de países y regiones del mundo con información útil para el viajero.
• Orden de los países en Stewart: África, Australia, China, “la vieja Europa”, Japón, América Latina, Medio Oriente, Rusia, Escandinavia, etc. En Dresser y Volpi: África, Australia, China, Cuba (claro), “La bella Europa”, Japón, América Latina, Medio Oriente, etcétera.
• En el detalle de estos capítulos también se encuentran notables similitudes. Por ejemplo, en el espacio de América Latina. Stewart: esquema con “País”, factor de “Diversión”, factor de “Peligro” y “No te pierdas…”; Dresser y Volpi: esquema con “País”, factor de “Diversión”, factor de “Peligro” y “No olvides…”
• ¿Y en los países? Veamos Paraguay. Stewart: “No te pierdas… al tercero en la línea de mando en Buchenwald”; Dresser y Volpi: “No olvides… Llevar tu suástica por si encuentras algún nazi perdido”.
• Ambos libros concluyen con un capítulo de futurología.
• Ambos se dan tiempo para la nostalgia: Stewart, p. 178, “Captura el tiempo en una cápsula”, imágenes para las generaciones por venir; Dresser y Volpi, p. 312, “Museo de la nostalgia y la vergüenza humana”, imágenes para las generaciones por venir.
Vaya inspiración, y qué bien que la agradezcan aunque sea discretamente: imitatio indeed. ~
(Ciudad de México, 1975) es escritor y periodista.