El test de lealtad de Pedro Sánchez

El presidente anunció que quizá abandonaría el poder; cinco días después ha confirmado que se queda. Ha sido un test de obediencia que no buscaba una respuesta multitudinaria sino ensanchar aún más la brecha.
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La semana pasada el presidente del gobierno de España escribió una carta en la que comunicaba sus dudas sobre su permanencia en el cargo; cinco días después, ha anunciado en una declaración institucional que no abandona el poder. En estos cinco días de impasse, la prensa y la política han experimentado un sueño febril peronista en el que se han puesto de manifiesto las pulsiones más bajas de muchos autoproclamados demócratas. El director de cine Pedro Almodóvar ha llorado y pedido al amado líder que no le abandone, la principal asociación de periodistas de España ha pedido a los periodistas que “denuncien” a los compañeros que desprestigien la profesión (el desprestigio lo provoca señalar los posibles conflictos de interés de la mujer del presidente, es decir, hacer su trabajo), politólogos de reconocido prestigio han hablado de la necesidad de “desfascistizar” el país y han señalado a otros colegas, el “mundo de la cultura” (ese sintagma) ha escenificado una especie de entusiasmo milenarista: el fin del mundo está cerca, ¡y vamos a poder salvarlo! Solo hace falta purgar a los indeseables. 

Estos cinco días han sido una especie de cuarentena democrática, un The Purge de Hacendado. Expresa tus pulsiones antipluralistas con tranquilidad, estás en territorio seguro. No solo el presidente sino los medios y algunas instituciones y gente seria y supuestamente moderada verán con buenos ojos tus salidas de tono. ¿Llevabas tiempo pensando que la democracia solo es legítima si gobiernan los tuyos y tenías miedo de expresar algo así en público? Ahora puedes. ¿Crees que hay que limitar la libertad de prensa porque los medios se están pasando con los bulos? ¡Aprovecha! ¡Fuera las caretas! El presidente nos deja hacer, ya vale de poner la otra mejilla. ¿Te daba un poco de pudor expresar tu relación parasocial con el amado líder? ¡Dale!

Ha sido un test de obediencia y lealtad ciudadana, pero sobre todo de lealtad mediática y política. El resultado es favorable para el presidente. No buscaba una respuesta multitudinaria, sino delimitar más aún la trinchera, ensanchar la brecha. El clivaje no es izquierda o derecha, es democracia o antidemocracia. ¿En qué lado estás? También buscaba comprobar si tiene carta blanca con los suyos. A la hora de la verdad, hasta el que parecía más tibio se ha sumado al coro. 

Al confirmar que seguirá en el poder, está de alguna manera confirmando que esta es la política que quiere y busca y promueve, la que se ha producido en estos cinco días infames. Una política de confrontación explícita, señalamientos, sentimentalismo tóxico y manipulaciones emocionales, llamadas al cierre de filas, histeria colectiva, ajustes de cuentas. El presidente, ante esto, no podía marcharse. ¡Es su creación! Sería una pena que desaprovechara este momento político. (Lo importante, de todas formas, son las reformas que pueda proponer ahora: cualquier modificación antipluralista que venga estará justificada con el baño de masas). 

“Solo hay una manera de revertir esta situación”, ha dicho Sánchez frente al Palacio de la Moncloa, “que la mayoría social como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común”. Lo que ha pasado estos días no debería ser la excepción, sino la norma. Sánchez ha sido siempre un presidente muy transparente, su ambición ha sido siempre perfectamente visible. Con este giro narcisista/populista da un paso más. Es un líder capaz de explotar políticamente el amor por su esposa, en una carta adolescente que provoca rubor, para movilizar a los suyos y protegerse frente a sus críticos. No es un hombre enamorado, como han señalado algunos fieles, sino un cínico manipulador emocional. 

Ha lanzado el órdago, ha visto la reacción y ha sentido que estaba en el buen camino. ¿Cómo iba a marcharse justo ahora que la cosa se pone especialmente interesante, que está el terreno abonado para el autoritarismo? Es un líder que se mueve perfectamente en la excepcionalidad. En su carta de la semana pasada habló de la “máquina del fango”. Es el que mejor la sabe usar. Con un toque de varita, la activó desde la presidencia del gobierno y la puso a su servicio. 

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).


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