Complot gripal

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Mucha gente piensa que el reciente brote de influenza ha sido una invención de que oculta pecados políticos inconfesables o patologías mucho más peligrosas. El miedo habría servido para velar una conspiración de laboratorios farmacéuticos y políticos para incrementar ganancias, una astucia para ocultar los estragos de nefastas políticas gubernamentales o un truco para oscurecer errores gubernamentales. El hecho de que, ciertamente, muchos políticos han intentado aprovechar el río revuelto de la amenaza de pandemia para sus propios fines le da viso de verisimilitud a estas teorías conspirativas. ¿Realmente todo se reduce a una amenaza virulenta de una fantasmagórica mafia de cerdos voladores infectados?

Conviene escuchar lo que dicen algunos expertos sensatos. El director de la importante revista médica inglesa The Lancet, Richard Horton, ha manifestado ideas que me parecen interesantes. Para comenzar, Horton rechaza tajantemente la idea de que el nuevo virus no sea motivo de alarma. Aunque haya matado a menos de un centenar de personas, significa una peligrosa amenaza potencial. Ciertamente, otros tipos de influenza matan al año entre un cuarto y medio millón de personas en el mundo. Sin embargo, una probable mutación de este virus (o el de la gripe aviar) podría desencadenar una pandemia que causaría muchas muertes. “Aún vale la pena recordar –dice Horton– que un virus similar al que ocasionó la pandemia de 1918-20 podría ocasionar a escala mundial 60 millones de muertes”. Y los golpes más fuertes los recibirían los países que además son devastados hoy por la miseria y las enfermedades.

Dice Horton: “México lo ha hecho bien. No repitió los graves errores de China durante la pandemia de SARS de 2002-03”. China ocultó información durante tres meses antes de informar a la Organización Mundial de la Salud (OMS). El error causó graves daños y gran embarazo al gobierno chino, que tuvo que rendirse a la evidencia de que su absurda defensa de la soberanía política y sus principios de no intervención habían ocasionado un serio problema mundial de salud y habían dañado seriamente la economía de los países a los cuales se extendió el SARS. En materia de salud, concluye Horton, la época en que la salud pública estaba basada en la soberanía nacional se ha terminado. Y China no hace mejor las cosas cuando, ahora, desoye a la OMS y pone en cuarentena a visitantes mexicanos.

Sin embargo, sostiene Horton, la respuesta mundial a la gripe porcina ha sido confusa, repleta de recriminaciones mutuas y marcada por una asombrosa falta de preparación. Deberíamos entender que hay que tenerle pavor a este nuevo virus, afirma Horton, para que se acepte la urgencia de combatir al nuevo virus H1N1.

[Las apreciaciones de Richard Horton provienen de su artículo “Birds before swine”, TLS, 22 de mayo, 2009]

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Es doctor en sociología por La Sorbona y se formó en México como etnólogo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.


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