#EconomíayDeporte: Un sistema económico llamado futbol

El modelo de negocios de los equipos de futbol europeos ha sido un modelo para otros países. 
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La selección de futbol alemana se proclamó campeona de la Copa Mundial de futbol Brasil 2014. Como en muchas ocasiones dan luagar a análisis que tratan de explicar por qué esta selección junto con un exclusivo grupo de países (ocho en total) han sido los únicos en alzarse como campeones desde que la FIFA (Federación Internacional de Futbol Asociación) creó este certamen el 30 de junio de 1930.

En este contexto, este ensayo pretende reflexionar acerca de dos aspectos desde un punto económico. Primero, explicar que un equipo y una liga profesional de futbol son una empresa y conforman a su vez un sistema empresarial. Por ello su éxito depende del modelo de emprendimiento que usen. Segundo, observar cómo alrededor del futbol se creó un sistema económico altamente redituable para las asociaciones y miembros de la FIFA en primera instancia y que se hace extensivo a otros sectores y agentes.

Desde el punto de vista ortodoxo una empresa se presenta como un ente con la finalidad de maximizar sus recursos con la menor cantidad de costos de transacción para obtener ganancias crecientes y con ello posicionarse de forma privilegiada en el mercado en el que compite. Desde el punto de vista social, se considera que la empresa debe trascender lo económico para generar beneficios para la sociedad y el medio ambiente por diversos medios. Por eso no debe sorprender que la Federación Alemana de Futbol (DFB) y sus patrocinadores financiaron un exclusivo complejo inmobiliario para la selección alemana en Bahía, lugar de concentración del equipo teuton. Llamó la atención que todo el proyecto, construido por fuerza de trabajo brasileña, quedó al final en manos del gobierno local para atender las necesidad de la población (14 casas, una carretera, un hospital, cancha de futbol, gimnasio, restaurante, piscina y un aeropuerto). 

El modelo de emprendimiento europeo ha servido de inspiración para otros países aunque con menor alcance y magros resultados ya que en el éxito influye la visión e interpretación que se tiene de hacer negocios, así como otra serie de elementos. Por ejemplo, los dueños de los equipos europeos se apegan más al concepto de emprendedor creado por Joseph A. Schumpeter ministro de Finanzas en Austria y profesor en Harvard y retomado posteriormente por Peter Drucker, el mayor filósofo de la administración en el s.XX, quienes coinciden que esta figura se caracteriza por ser innovador, buscar cambios constantemente y tratar de romper con estructuras atrasadas que impidan a su empresa posicionarse por arriba de sus competidores.

En Europa el modelo inicia con la formación de jugadores desde temprana edad en las escuelas de futbol y que suelen tener un carácter multidisciplinario, institucionalmente las ligas y sus equipos tienen un alto nivel de organización, profesionalización y de planeación que permite el constante desarrollo de las mismas. Tal es el caso de países como Inglaterra donde en el 2011 se creó el Colegio de Negocios de Futbol (UCFB,por sus siglas en inglés),entre las asignaturas que se imparten sobresalen las de administración financiera y de negocios, mercadotecnia y relaciones públicas para la correcta gestión de un club. A esto hay que sumar que el sistema de competencia en Europa dura alrededor de nueve meses (38 jornadas) y aquel equipo que haga más puntos resulta campeón. Es decir, sencillamente el mejor competidor gana. Todo lo anterior explica en buena medida el desempeño, calidad y espectáculo que ofrecen los equipos europeos.

En México por su parte, se sigue un esquema de negocios diferente casi en su totalidad al tener como objetivo central obtener ganancias en el corto plazo. Tal diseño justifica la existencia de torneos cortos, una Liguilla, constante contratación de jugadores extranjeros y una alta rotación de las plantillas de jugadores y cuerpo técnico.

Como sistema económico, el futbol profesional genera ganancias millonarias para una federación, para los propios equipos así como para otros sectores y ramas económicas directa e indirectamente. A diferencia de otros deportes, el futbol ofrece rendimientos permanentemente por la celebración de una amplia diversidad de torneos nacionales, regionales y mundiales. El empresario-dueño de un equipo no es el único beneficiado, tambien  las economías locales y los gobiernos en los distintos órdenes por la vía fiscal por ejemplo. Hay países como Argentina que se especializan en la exportación de jugadores, lo cual representa diversos ingresos para una serie de participantes: el futbolista, el representante, el club que vende los derechos del jugador así como el país emisor y el receptor por la vía fiscal. Al respecto, Argentina ocupa el lugar número uno en la exportación de jugadores, al 2014 se transfirieron a distintos clubes internacionales un total de 1,945 jugadores por un monto aproximado de 275 millones de dólares.

Sin embargo, no todo es halagüeño ya que en aras de obtener mayores ingresos se satura al aficionado con la exhibición del futbol e se impulsa el consumismo de bienes y servicios con diversas implicaciones en lo social y ambiental. Además está la crítica más severa respecto a la explotación a la que es sometido un futbolista. En este sentido, futbolistas en distintas latitudes se ha pronunciado en contra del sistema intensivo de competencia dado que se les ve como una mercancía que desde muy temprana edad. Algunos juegan sin el pago puntual de su salario o primas, otros incluso sin pago y la mayoría carecen del derecho a la pensión o de un seguro de retiro y o bien, el empleador puede rescindir su contrato cuando lo desee.

De igual modo, eventos como el de un Mundial suelen ser criticados puesto que las ganancias generadas son cortoplacistas, se realizan con recursos públicos y los mayores beneficiados son las grandes empresas nacionales y transnacionales. Brasil 2014 se distinguió por las protestas de la sociedad brasileña contra su gobierno argumentando que el país necesitaba mayores inversiones en salud y educación, mitigar la corrupción, la inseguridad pública y generar empleos permanentes y no un Mundial, prueba de ello es que de  toda la infraestructura construida sólo la que se refiere a la movilidad y transporte será la de mayor utilidad. 

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Doctor en Economía de los recursos naturales y Desarrollo Sustentable. Profesor-investigador en el Centro de Estudios China-México de la Facultad de Economía, UNAM.


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