Elías Zavaleta, la voz de los tamales oaxaqueños

Quién conoce la voz de los “ricos, deliciosos y calientitos tamales oaxaqueños” conoce la voz de Elías Zavaleta. Este veracruzano grabó la famosa cantaleta cuando era un adolescente y desde entonces no hay tamalero en la ciudad de México que atraiga a sus clientes sin ella.
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“Sin mi voz no existirían los tamaleros”

Quién conoce la voz de los “ricos, deliciosos y calientitos tamales oaxaqueños” conoce la voz de Elías Zavaleta. Este veracruzano grabó la famosa cantaleta cuando era un adolescente y desde entonces no hay tamalero en la ciudad de México que atraiga a sus clientes sin ella. Entre el gremio pocos conocen a Elías, pero todos -a la menor provocación- te ofrecen una copia del cassette con su voz por 300 pesos. Elías sabe de estas ventas y sabe también que su fama es de aquellas que no tiene nombre ni rostro; ese anonimato no le apura tanto como el hecho de no recibir regalías por su voz.

 

Cuéntanos, ¿cómo surgió la idea de grabar una voz para vender tamales oaxaqueños?

La voz salió porque antes se enfermaba uno mucho de la garganta. Cuando sale uno a vender vas muy lejos y llegas cansado a las colonias en las que vas a vender. Llegas cansado y enfermo de la garganta y ya no te sale la voz con la que tú quisieras vender. Yo, anteriormente, vivía con un tío en San Juan de Aragón y me dijo: “¿Qué onda? Vamos a grabar una voz”.

¿Y sólo tú grabaste?

De hecho grabamos varias personas, con mis cuates, y la única que les gustó fue mi voz.

¿Por qué tú voz?

Pues no sé, a lo mejor porque es una voz más fuerte. Aunque algunos me dicen que es voz de maricón.

¿Hace cuánto la grabaron?

Esta voz tiene 17 años. Yo tenía 17 cuando la grabé, ahora tengo 34.

¿Cómo empezó a distribuirse esta voz?

Cuando me salí de la casa de mi tío me fui a vivir a otra colonia con otro valedor para chambear. Yo dejé el cassette en mis cosas y un compa me dijo “¿Qué onda? Préstamelo para ir a vender” Ese valedor se fue a su pueblo y dejó el cassette también en sus cosas y su patrón -con el que yo chambeaba también- tomó el cassette de las cosas de mi valedor y empezó a hacer grabaciones. De ahí para acá se empezó a hacer el reguero de cassettes.

No hay tamalero de “tamales oaxaqueños ricos y calientitos” que no use tu voz. ¿Te da gusto?

Pues sí, me da gusto. Soy famoso y algunos ni me conocen.

¿Cobras regalías?

Ninguna

¿Y qué piensas de eso?

De los que son mis amigos no hay bronca. Pero siento feo porque en la televisión salen comerciales con mi voz y no recibo ningún dinero. De hecho los de Telcel intentaron copiarme la voz, pero no les salió, les quedó más aguda la voz. ¡Y no se vale! Yo siento que me piratearon la voz.

¿Por qué ya no vendes tamales? [Ahora vende tacos en Polanco]

Porque ya no deja como antes.

¿Te sigues llevando bien con los tamaleros?

Sí, hay muchos que traen mi voz y que no saben ni quién soy. Y yo les pregunto “Oye, dónde compraste el cassette. ¿No sabes que esa voz es mía?” Y dicen: “A poco” y les digo: “Sí, cuando gustes te la grabo”. Y ya, se quedan de a seis.

¿Qué sientes cuando oyes tu voz?

A veces me da gusto, porque de mi voz come mucha gente. Sin mi voz no existirían los tamaleros. Otras veces ya no siento nada.

Audio aquí

 

 

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Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.


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