Hablando de música interesante

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Tal vez me equivoque, pero no recuerdo una época en la que más mujeres jóvenes, ricas y atractivas hicieran de sus numerosas adicciones no sólo un asunto público, sino un reclamo publicitario. Son ya hiperconocidos los casos de Britney Spears, Lindsay Lohan o Nicole Richie –parece que es un asunto muy, muy estadounidense–, pero hoy quiero hablarles de otro –británico–, en el que además hay mucho talento de por medio: el de Amy Winehouse, la cantante de soul y R & B más fulgurante, antipática y admirable que he oído en mucho tiempo. Su último éxito, Rehab (sí, rehabilitación) la ha consagrado como estrella después de que aireara su afición al alcohol, perdiera aproximadamente la mitad de su peso, se tatuara como un camionero y llevara un peinado similar a si le hubiera caído un gato en la cabeza y se hubiera quedado dormido allí. “Me querían llevar a rehabilitación/ pero no, no no.” No se pierdan el vídeo.

– Ramón González Férriz

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(Barcelona, 1977) es editor de Letras Libres España.


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