The way it is. An aesthetics of Resistance. Alfredo Jaar en Berlín

La obra del artista chileno expuesta en Berlín intenta darle dimensión a las catástrofes humanas y explorar los mecanismos de construcción de historia y memoria. 
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11 de septiembre de 1973. La fecha marca el ataque a La Moneda, palacio de gobierno en Santiago de Chile, y el subsecuente suicidio de Salvador Allende ante el imparable golpe de estado pinochetista. En la obra Septiembre 11, 1973, 1974 Alfredo Jaar nos pide traer a la memoria este día, pero sobre todo nos pide no olvidar que durante las dos siguientes décadas, cada día fue 11 para los millones de chilenos que vivieron la dictadura militar.

Esta obra y algunas de las piezas más emblemáticas de la producción temprana de Alfredo Jaar (Santiago de Chile, 1956) se encuentran exhibidas en la primera de tres partes en que se divide su magna retrospectiva en Berlin. La galería NGBK, la Berlinische Galerie y la Alte Nationalgalerie presentan en conjunto The Way It is. An Aesthetics of Resistance, muestra que toma su nombre de la intervención The Aesthetics of Resistance que Jaar presentó en el Museo Pergammon, uno de los más importantes de la ciudad, durante 1992-1993 y de The Way it Was, obra que montó, también en Berlín durante 1991.  

Formado académicamente como arquitecto, Jaar tomó un papel protagónico en las artes de su país al realizar obras profundamente críticas al régimen militar con las que denunció, ante un público internacional (el artista dejó Chile por Nueva York en 1981), el papel que los medios norteamericanos juegan en el desarrollo de la historia. Actualmente la galería NGBK presenta la transcripción del diálogo sostenido entre Henry Kissinger y Richard Nixon el día siguiente del golpe de estado, en el que Kissinger informa que en Chile no “ocurrió nada de gran importancia”. Le acompaña una larga mesa en la que se muestran imágenes extraídas de periódicos y libros en las que se ve a Kissinger en actitud diplomática entre tiranos, dictadores y genocidas. Al fondo de la sala, en letras cursivas de neón blanco, una obra ilustra el leit motif en la obra referente a Latinoamérica de Jaar: “Cien años de soledad [no realmente].”

La construcción de la historia y la memoria a través de los medios impresos, específicamente anglosajones, ocupa un papel protagónico en la obra de este artista chileno, quien en 1994 se trasladó a Ruanda para documentar el genocidio que cobró la vida de aproximadamente un millón de personas en tres meses. En torno a las obras que creó durante este periodo en África gira la exhibición que se presenta en la Berlinische Galerie. En ellas, Jaar busca sistemáticamente las noticias e imágenes que circularon en Norteamérica al respecto de Ruanda mientras se desarrollaba el genocidio, para contrastar la cobertura mediática contra los datos y experiencias que el artista recavó de primera mano. En las obras de este periodo Jaar realiza punzantes contrapuntos entre las historias de los protagonistas de las imágenes, quiénes las registraron y la actitud de los espectadores que presenciamos estos fragmentos mínimos de la vorágine.

En The Sound of Silence, por ejemplo, una sala de video en total oscuridad alberga la historia de Kevin Carter, fotógrafo sudafricano que en 1993 tomó una imagen que le dio la vuelta al mundo. En ella, un bebé famélico se encuentra postrado, aparentemente exhausto, en medio de un terreno yermo vigilado por un buitre. El video reconstruye la vida de Carter a través de textos para revelarnos, en un climax extraordinariamente logrado, que el fotógrafo se suicidó dos meses después de ganar un premio Pulitzer por esta misma imagen. En el momento que conocemos este dato un destello ilumina la sala. Los flashes se dirigen hacia nosotros, invadiendo la intimidad y descubriendo un desconcertante momento en el que pasamos de ser espectadores de una tragedia al motivo mismo de una imagen (imaginaria, pues no se toma ninguna imagen fotográfica de nosotros) que se sirve de nuestra conmoción.

¿Cómo representar la magnitud de una tragedia, la pérdida de un millón de vidas humanas arrebatadas brutalmente?, ¿qué significa dejar fuera un rostro, un nombre?, ¿qué implica la reproducción de una sola imagen para, supuestamente, llamar la atención a una crisis?, ¿quién tiene control sobre estas imágenes?, ¿a quién le pertenecen? Estas preguntas y la forma en que se manifiestan en los contextos físicos e ideológicos que le son familiares son la clave en la obra de Alfredo Jaar quien ha hecho de la política de la imagen su característica fundamental.

Es precisamente a partir de los cuestionamientos sobre qué representar y cómo presentarlo que su retrospectiva culmina al interior de la Alte Nationalgalerie, galería dedicada a la exhibición de arte clasicista y romanticista alemán del siglo XIX. Entre las obras de Max Liebermann, pintor realista que entre 1870 y 1890 creó pinturas en las que representó a la clase obrera alemana, se encuentra la obra 1+1+1, presentada originalmente en documenta 8, Kassel, en 1987 y con la que Jaar alcanzó fama internacional. En ella vemos tres fotografías en tono sepia, colgadas casi al ras del piso, con encuadres distintos a los pies de niños salvadoreños, evidentemente indigentes. Sobre el piso, debajo de cada imagen, se extienden los cuadros que podrían enmarcar estas imágenes, opulentos, gruesos, ornamentados y revestidos en un oro propio de las galerías de arte, muy lejano a los niños descalzos de las imágenes. Para Tzvetan Todorov, autor que reflexionó en los años 80 acerca de esta obra, las fotografías y sus marcos funcionan como una metáfora del arte encontrado con la realidad, en donde las fotografías son una desoladora representación de algo tangible, mientras que los marcos son el símbolo del sistema del arte.

Las exhibiciones que componen The Way It Is. An Aesthetics of Resistance cubren 40 años de producción artística. Para esta retrospectiva Alfredo Jaar actualizó The Aesthetics of Resistance, obra que realizo en los años 90 en Berlín al respecto de la discriminación post integracionista alemana. La muestra se complementa con la publicación de un catálogo con ensayos de Lucy Lippard, Chantal Mouffe, Adriana Valdés, y Christian Höller.

El insólito placer de ver la evolución del mejor arte político latinoamericano en tres foros extraordinarios de una sola ciudad se termina entre el 19 agosto y el 16 de septiembre de este año.

 

Neue Gesellschaft für Bildende Kunst (NGBK)

Berlinische Galerie

Alte Nationalgalerie
 

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