Agradezco al Colegio Nacional y a Enrique Krauze la invitaciรณn a esta mesa de conmemoraciรณn. Estoy emocionada y nerviosa como hace exactamente catorce aรฑos, cuando fui invitada a este mismo recinto para leer un poema de Octavio Paz. Nos habรญa convocado la seรฑora Marie-Josรฉ Paz y el Colegio esplendรญa. Delante de mรญ, atrรกs de mรญ, a mi lado, estaban todos los poetas imaginables. Grandes poetas, jรณvenes poetas, mexicanos, extranjeros, viejos, casi poetas niรฑos. Todos estaban aquรญ. Como ya les dije, yo estaba temblorosa, con mi papel en la mano, porque nunca he podido aprenderme nada de memoria. Afuera de la sala, grandes pantallas reproducรญan lo que adentro leรญamos. Cuando terminรณ la lectura y salรญ, un amigo me abrazรณ en el descanso de la escalera sin decir una sola palabra, pero su abrazo era un signo conmovido que al mismo tiempo reunรญa gratitud, tristeza y admiraciรณn por el hombre cuyos poemas acabรกbamos de leer.
Entonces recordรฉ que en La otra voz, el รบltimo gran libro del pensamiento poรฉtico de Paz, nos asegurรณ que el universo era โun tejido vivo de afinidades y oposicionesโ y la poesรญa una โprueba viviente de la fraternidad universalโ. โLa poesรญa โescribiรณ entonces como auspicio o esperanzaโ es el antรญdoto de la tรฉcnica y del mercado. A eso se reduce lo que podrรญa ser, en nuestro tiempo y en el que llega, la funciรณn de la poesรญa. ยฟNada mรกs? Nada menos.โ
Esas palabras me siguieron mucho tiempo. A veces con escepticismo, otras con cรณlera, la mayorรญa de las veces con tristeza. ยฟDe veras la poesรญa era una forma de salvaciรณn, de veras tenรญa futuro? ยฟA quiรฉn le importaba ahora lo que la poesรญa y los poetas podรญan decirnos? Durante toda su vida Octavio Paz defendiรณ el lugar de la poesรญa y de los poetas, y sus revistas son el mejor ejemplo de lo que digo. Tal vez por ello algunos de quienes escribimos poesรญa creรญmos que los poetas eran importantes. Estaba equivocada: no los poetas, la poesรญa, esa forma de reconciliaciรณn con el mundo.
En 1950, Paz se peleaba con las palabras y nos decรญa: โHubo un tiempo en que me preguntaba: ยฟdรณnde estรก el mal?, ยฟdรณnde empezรณ la infecciรณn, en la palabra o en la cosa? Hoy sueรฑo un lenguaje de cuchillos y picos, de รกcidos y llamas. Un lenguaje de lรกtigos […] Un lenguaje que corte el resuello. Rasante, tajante, cortante. Un ejรฉrcito de sables. Un lenguaje de aceros exactos.โ Pero รฉl sabรญa, lo supo siempre, que en la poesรญa y en el amor podรญa encontrar la reconciliaciรณn, esa palabra que surca toda la obra de Paz, en prosa o en verso, como un amuleto pero tambiรฉn como una exigencia para encontrar al otro que somos nosotros.
Yo pude comprenderlo una tarde cuando caminaba por las calles de la ciudad donde vivo y vi a un muchacho que venรญa frente a mรญ con un paso ligero. Llevaba puesta una playera con un estampado que decรญa: โEl mundo nace cuando dos se besanโ. No estaba escrito el nombre de Paz bajo esa lรญnea. Para los estudiosos del poeta es importante saber de cuรกntos versos consta Piedra de sol, nos interesa conocer el desarrollo de aquel alto surtidor que el viento arqueaba. Al muchacho que caminaba por la calle, no. Cuando uno ha besado y el mundo, en ese instante, nos da la sensaciรณn de asistir efectivamente a su nacimiento, no nos importan ni la circunstancia del poeta, ni el nรบmero de versos, ni el poeta mismo. Su verso es ya nuestro, somos nosotros los que vemos ese albor del mundo en nuestro beso. Somos nosotros los que podemos repetir su โCarta de creenciaโ como si fuera nuestra y decir โTal vez amar es aprender / a caminar por este mundoโ. Fuera del cubรญculo, aquella tarde la voz de Paz caminaba tambiรฉn con el muchacho porque el mundo es su lugar mejor.
Paz es un poeta del amor pero tambiรฉn de la ira, una rabia que compartimos al recordar, este aรฑo que se cumplen cincuenta de los sucesos de Tlatelolco, no solo su gesto al decir โNoโ y abandonar el servicio exterior, sino aquellos versos que nos conmueven e indignan: โ(Los empleados / municipales lavan la sangre / en la Plaza de los Sacrificios.) / Mira ahora, / manchada / antes de haber dicho algo / que valga la pena, / la limpidez.โ
Mรกs allรก del imprescindible papel intelectual de Paz como defensor de la democracia y de la libertad, podemos seguir tambiรฉn sus pasos, sus retractaciones y angustia por Mรฉxico en su poesรญa. Quizรก Paz sea uno de los muy pocos intelectuales mexicanos que varias veces dijo โme equivoquรฉโ, aunque nosotros no se lo reconozcamos. Pero podemos sentir su agobio, que es tambiรฉn nuestro hoy, sobre todo hoy, cuando nos dijo: โtodos los dรญas nos sirve / el mismo plato de sangre. / En una esquina cualquiera / โjusto, omnisciente y armadoโ / aguarda el dogmรกtico sin cara, sin nombre.โ
Y tal vez, ojalรก, la voz de Paz sea tambiรฉn nuestra voz cuando reconoce que:
quisimos el bien:
enderezar al mundo.
No nos faltรณ entereza:
nos faltรณ humildad.
Lo que quisimos no lo quisimos con inocencia.
[…]
Enredo circular:
todos hemos sido,
en el Gran Teatro del Inmundo;
jueces, verdugos, vรญctimas, testigos,
todos
hemos levantado falso testimonio
contra los otros
y contra nosotros mismos.
Y lo mรกs vil: fuimos
el pรบblico que aplaude o bosteza en su butaca.
La culpa que no se sabe culpa,
la inocencia,
fue la culpa mayor.
Paz nos buscaba, buscaba al otro, querรญa dialogar, discutir con รฉl, con nosotros. Supo siempre que la poesรญa era una vรญa para la concordia, porque el lenguaje es, en sรญ mismo, una forma de la fraternidad. Una letra le da la mano a otra y una palabra se enfrenta, se ayunta, se alรญa con la otra y por el prodigio del lenguaje analรณgico dice, construye nuevas palabras y mundos donde todos podemos reflejarnos: incluirnos en el mundo, reconciliarnos con รฉl y con nosotros mismos.
Pero esa reconciliaciรณn es imposible sin la crรญtica y la autocrรญtica: son su primer paso, y el poeta lo sabรญa. Octavio Paz nos dijo que โun pueblo sin poesรญa es un pueblo sin almaโ. Que โuna naciรณn sin crรญtica es una naciรณn ciegaโ. Quizรก valdrรญa la pena que hoy lo recordรกramos. Hace veinte aรฑos dejamos de escuchar la voz de quien nos enseรฑรณ que el escritor no era el veleidoso arlequรญn de la naciรณn o el mendigo de su burocracia, sino su crรญtico. Que la poesรญa no era, tampoco, un adorno en la mesa de la cultura sino el alma de los pueblos y su memoria. En estos dรญas turbios, la otra voz de Octavio Paz, la que nos sigue acompaรฑando, nos hace un llamado nuevamente. โSeamos dignos de las nubes del Valle de Mรฉxicoโ, fue su รบltima recomendaciรณn. ~
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Palabras pronunciadas durante la conmemoraciรณn del vigรฉsimo aniversario luctuoso de Octavio Paz, en el Colegio Nacional, el 19 de abril de 2018.
(Ciudad de Mรฉxico, 1961) es poeta, ensayista y editora de poesรญa en Letras Libres. Este aรฑo su libro Estrella de dos puntas. Octavio Paz y Carlos Fuentes: crรณnica de una amistad (Ariel, 2020) recibiรณ los premios Mazatlรกn de Literatura y Xavier Villaurrutia.