Los estragos del mantel verde

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En el mundillo de la contracultura, los raperos acuรฑaron desde hace tiempo un mote despectivo para designar a los versificadores cultos: โ€œpoetas de mantel verdeโ€. Como los raperos intentan recobrar el espรญritu de los trovadores medievales, su alergia a la poesรญa minoritaria mantiene vigente la vieja pugna entre la musa callejera y la musa docta, un pleito que los poetas mรกs completos y polifacรฉticos (Lope de Vega, Shakespeare, Quevedo) sortearon hรกbilmente con un pie en cada bando. Los raperos perciben de inmediato la reacciรณn emocional de su pรบblico y, por lo tanto, la poesรญa dirigida a pequeรฑas cofradรญas de intelectuales o universitarios, cuyo oscuro lenguaje exige un arduo esfuerzo interpretativo, les parece una disciplina caduca y hermรฉtica, donde la catarsis emocional no tiene cabida. La triste mesa rectangular donde un grupo de literatos barbones lee acertijos representa para ellos la muerte de la poesรญa entendida como subversiรณn creadora. Todos los prejuicios nacen de la ignorancia y este no es la excepciรณn, pero, de cualquier modo, el arrinconamiento de la poesรญa en prestigiosas catacumbas tiende a estrangularla.

Los raperos tendrรญan mejores recursos literarios si leyeran a los clรกsicos antiguos y modernos, porque sus salmodias estรกn llenas de ripios, pero en algo tienen razรณn: la repรบblica de las letras se ha empecinado en que la poesรญa parezca a los ojos del vulgo una disciplina endogรกmica. Ningรบn gรฉnero literario puede depender en exceso de los sellos de prestigio que predisponen al lector culto en favor de una obra, sin caer en la asfixia y la autocomplacencia. Los poetas que renuncian de entrada a las estrategias de seducciรณn, por falta de talento o por desdรฉn aristocrรกtico, han llegado a creer que el aplauso de los entendidos los exime de cautivar al pรบblico, es decir, al jurado mรกs plural y exigente de su trabajo.

Ejemplifico esa negligencia con un botรณn de muestra. Hace diez aรฑos, dos jรณvenes poetas, a quienes respeto y admiro, me recomendaron la obra de su colega espaรฑola Olvido Garcรญa Valdรฉs en tรฉrminos muy encomiรกsticos, pero cuando me puse a buscar algรบn libro suyo en La Central de Barcelona enfriรณ mi curiosidad el insulso tรญtulo de su poesรญa reunida: Esa polilla que delante de mรญ revolotea. Hasta mediados del siglo XX, los tรญtulos magnรฉticos acreditaban el talento de los poetas. La sangre devota, Residencia en la tierra, El rayo que no cesa, Enemigo rumor, El elogio de la sombra, Muerte sin fin, Nostalgia de la muerte, Libertad bajo palabra o Pasado en claro son conjuros mรกgicos. La poesรญa ya viene concentrada en esos tรญtulos: es una presencia, no una vaga promesa. Hace poco, mi amigo Josรฉ Homero me recomendรณ tambiรฉn la lectura de Garcรญa Valdรฉs y pensรฉ que tal vez debรญa perdonarle su apolillado tรญtulo, pero algo en mรญ se resiste a creer en los poderes de una bruja que no hace nada por hechizarme. El tรญtulo es la carta de presentaciรณn de una obra, la carnada que despierta el apetito del lector. Si un poeta sube a la palestra con su peor cara, los lectores podemos inferir que no tiene otra.

Probablemente Garcรญa Valdรฉs sea una buena poeta y quizรก el verso que da tรญtulo al libro, restituido a su contexto, adquiera un sentido interesante y profundo. Pero yo no tratarรฉ de averiguarlo pues creo que, en estos casos, el mester de clerecรญa comete un abuso de poder cultural. Como los poetas contemporรกneos buscan por encima de todo el reconocimiento de un cenรกculo que les otorgue el salvoconducto a la tierra prometida del canon, ya no saben llamar la atenciรณn sin ese aval que puede o no tener credibilidad, segรบn la experiencia literaria de cada lector. El tรญtulo de Garcรญa Valdรฉs va dirigido a un estudiante de letras proclive a la obediencia perruna cuando sus profesores dictaminan que algo debe gustarle. Por tener garantizado el aplauso de un alumnado sumiso, los poetas de mantel verde ya no saben o no pueden suspender a los lectores, en el sentido clรกsico del verbo: โ€œcausar admiraciรณn, embelesarโ€. Solo un escritor consagrado a priori por el veredicto de los expertos puede creer que el encantamiento es algo ajeno a su oficio. Este delirio de superioridad es quizรก la principal causa del desencuentro entre los poetas y los lectores contemporรกneos. ~

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(ciudad de Mรฉxico, 1959) es narrador y ensayista. Alfaguara acaba de publicar su novela mรกs reciente, El vendedor de silencio.ย 


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