El futuro no está escrito: la construcción de la imagen y su sociedad

En la exposición "Nuevo León: El futuro no está escrito", obras de once fotógrafos dialogan entre sí, formando un mosaico sobre las sociedades desiguales.
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Resulta interesante pensar que la fotografía, en su condición de imagen estática, es uno de los oficios que más anécdotas detona, como si su naturaleza fuera la de capturar un momento en quietud para atestiguar la narrativa de las sociedades y, al mismo tiempo, inspirar historias alrededor de ellas. Como si parte del proceso de contemplación de las imágenes consistiera en llenar los espacios en blanco que hay entre la vida y la pausa visual. La fuerza de trabajo colectiva, el registro del crecimiento y la construcción de una ciudad en el norte de México –cuyas problemáticas pueden aplicarse al resto del país– y el oficio de la fotografía son algunos de los asuntos que aparecen en la exposición Nuevo León: El futuro no está escrito en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco).

La exposición está dividida en once salas, una por fotógrafo/a que, si bien dialogan o contrastan entre sí, están pensadas como exposiciones individuales a partir de la curaduría de Ariadna Ramonetti y Mauricio Maillé. A lo largo del recorrido encontramos piezas de Aristeo Jiménez, Yvonne Venegas, Oswaldo Ruiz, Alejandro Cartagena, el Colectivo Estética Unisex, Loreto Villarreal, Stefan Ruiz, Ruth Rodríguez, Salomé Fuentes, Sofía Ayarzagoitia y Juan Rodrigo Llaguno. Más que hablar de las particularidades técnicas de las fotografías, destaca la aproximación que estos artistas tienen hacia la imagen: pensarla como problema fotográfico antes que como registro de una realidad establecida. Hay en esta exposición retratos, fotografía de paisaje, obra en blanco y negro y a color, además de diversos formatos que, en esencia, arrojan anotaciones sobre lo crítica que puede ser la construcción de la ciudad, los espacios periurbanos y de marginación, el impacto ecológico y el imaginario social sobre la vida en los sitios postindustriales específicamente en Nuevo León.

La obra de Aristeo Jiménez es el punto de partida de la exposición y la que da la bienvenida al visitante en salas. Su biografía de redes sociales dicta “habitante y cazador de la noche” y yo agregaría también “sembrador de imágenes de la ciudad”, pues –así como ha tomado muchas fotografías de barrios, bares y personajes de la urbe y la vida nocturna– parte importante de sus negativos está perdida y regada por la ciudad; quizá porque algo en su oficio le ha dicho que sus imágenes son sobre y para la colectividad, quizá porque su atención está puesta en el momento de la captura y no en la exposición de las imágenes. Encontramos en sus impresiones a diversos/as personajes de la vida nocturna de Monterrey, de la comunidad LGBTQ+ y de la realidad que atraviesa la población de Tierra y Libertad. También aparece el bar El Suárez y el barrio de La Coyotera, entre otros. Sus fotos tienen un dejo de intimidad debido a los recovecos que captura y, al mismo tiempo, hay una confrontación directa con quien los mira: la mayoría de las personas retratadas mira directamente al lente, como quien habita el espacio sabiendo que la imagen le pertenece.

También se incluye obra de Alejandro Cartagena, quien trabaja con la idea del paisaje no desde una aproximación contemplativa sino como pretexto para abordar perspectivas políticas y sociales de la clase trabajadora. En “Carpoolers”, una serie de 2011-2012, retrata desde lo alto de un puente la caja trasera de las camionetas pick-up que trasladan personas. Para el artista era importante buscar una manera de mostrar el trabajo o hablar de él sin tener que recurrir a las escenas de lo laboral. “Mi intención era generar un planteamiento fotográfico acorde al momento en el que vivimos donde no existe una sola verdad respecto a un tema”, comenta Cartagena; “si pensamos en crecimiento urbano, hay veinte cosas que podemos documentar que hablen de él; de ahí la multiplicidad de visiones sobre un mismo asunto. Yo detecté un problema y mostré todas las otras cosas que estaban sucediendo a la par”. Su obra es un claro ejemplo de cómo se puede pensar y crear la fotografía contemporánea, donde la poesía no está en la captura del instante perfecto, sino en el ejercicio de mirar de manera distinta la realidad para complejizar las imágenes. “Mi primer trabajo fue en un archivo fotográfico, por eso hay en mi obra un gesto de registrar algo que ya vi y me invita a preguntarme: ¿cómo se ve esto hoy?”

Otra propuesta que, sin mostrarlo como tal, versa sobre el tema del trabajo se encuentra en la sala del Colectivo Estética Unisex conformado por Lorena Estrada y Futuro Moncada, quienes abordan los márgenes de los trabajos precarios, sobre todo de la sociedad estudiantil que necesita diversificar sus ingresos para continuar con la escuela y pagar sus cuentas. Estrada y Moncada reflexionan, por ejemplo, sobre cómo los/as trabajadores/as tienen que autoexplotarse o “flexibilizarse” para cumplir con las expectativas de los puestos, a la par de tener que invertir en sus tiempos de estudio y descanso. Las imágenes de la serie “Flexibilidad” retratan a los/as jóvenes trabajadores/as haciendo diversas acrobacias físicas como alusión al ejercicio de manejabilidad casi obligatoria que se solicita por parte de las empresas. En esta sala se presenta también una instalación de video en la que se les ve sonriendo a la cámara durante un minuto, tal como se les ha indicado que debe ser la atención al cliente. ¿Cómo hemos normalizado la amabilidad exagerada y el gesto de agradecimiento ante una realidad laboral sin derechos ni prestaciones? ¿Cómo funcionan los espacios de ocio y divertimento en el sistema profesional actual? La obra de estos artistas coloca muchas preguntas sobre la mesa.

Monterrey es una ciudad en la que no hay monumentos: todo se derrumba fácilmente y se vuelve a construir de manera casi inmediata; tiene la estética de una ciudad postindustrial con grandes asentamientos de cemento, una Macroplaza y pocos árboles alrededor. También hay unidades habitacionales de baja calidad y otras zonas residenciales de mucho auge económico. Los contrastes entre un sitio y otro son abismales, así como las realidades socioeconómicas que se viven. Aunque esta muestra se ciña a Monterrey, prácticamente habla de la realidad en todo el país. Además de lo social y lo económico, también hay fotografías que reflexionan sobre la desnaturalización de la mirada ante el paisaje. El trabajo de Oswaldo Ruiz se pregunta qué les ha pasado a las montañas que parecen cortadas de tajo. “Quise hacer un retrato de Monterrey a partir de la extracción del mineral: cómo el uso del material ha dejado huecos en las montañas y qué ha pasado con esos agujeros que quedaron de las pedreras y se convirtieron en espacios habitacionales.” El artista recuerda que, en los años ochenta, escuchaba las detonaciones en la montaña desde casa de sus padres; actualmente ese paisaje fragmentado se ha naturalizado en la mirada de los habitantes, lo que representa un problema visual, pues el horizonte herido se ha asimilado como algo normal.

Tras el recorrido de la exposición pienso en cómo la construcción de una sociedad es mucho más compleja de lo que se suele nombrar: economía, naturaleza, vivienda, trabajo y espiritualidad, costumbres, violencia y ocio son solo algunos puntos de partida para hablar sobre ella. En esta ocasión, lo que podría parecer una sencilla muestra de fotografía –con una curaduría precisa, impresiones de alta calidad y enmarcados perfectos– es, en realidad, una señalización sobre las sociedades desiguales e injustas, cuyas diferencias socioeconómicas son tan grandes como agresivas. Nada en la imagen es gratuito y ninguna violencia pasa desapercibida en el encuadre. Si bien la fotografía funciona como documento de archivo, valdría la pena preguntarnos qué vida queremos construir, no en apariencia sino en esencia, para procurar la historia y el respectivo registro fotográfico que merece la humanidad. Una historia mucho más justa y amable para todos y todas. ~

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es egresada de literatura y ha colaborado en
distintos medios culturales


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