Parco –parvo– todo adjetivo
para su manera de saludar,
de quitarse el abrigo,
de sentarse en el sofá
y cruzar las piernas
cubiertas por la falda
besándole los tobillos,
y de aceptar un vaso de agua
y luego una copa de vino
y su modo de alzarla
entre el índice y el pulgar
como si de un clavel se tratara;
y su forma de entrar en confianza
–sin suprimir la distancia–
regulando en cada palabra
la temperatura del diálogo,
y el tono de su voz
al referirse a su infancia
en Londres, y de paso
decirnos su edad
sin esconderse los años,
y, a la mesa, el roce de su mano
sobre el mango del cuchillo,
poco antes de empuñarlo
y su caricia a la servilleta
antes de desplegarla
y pasarla por los labios
dejando apenas huellas,
y, en la sobremesa,
su sonrisa al mencionar
al ex marido, y otra, radiante,
al nombrar a su hijo,
y al cabo mirar el reloj
y exclamar: “¡Qué tarde, Dios mío!”,
para levantarse serena,
retomar el abrigo,
dar las gracias y despedirse
en la penumbra del pasillo,
dejándonos sumidos
en la nostalgia de su imagen,
mirando su sitio vacío,
sin poder imaginarla en su cuarto
ni precisar cuánto
hace que se ha ido. ~
(Oruro, Bolivia, 1943) es poeta. Pre-Textos publicó en 2007 su libro 'Vitrales de la memoria'.